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Lucía:
Me puse unos short negros, una camisa negra y unos zapatos negros, estaba haciendo mucho calor, la puerta sonaba y sonaba, sabía de sobra que era Samuel, rodé los ojos y caminé hasta la puerta, al abrir me encontré a un gran oso, me sorprendí mucho, aclaré mi garganta.

Lucía: yo creó que te haz equivocado _hablé mirando hacia otro lado, el oso bajo hasta el suelo dejando ver a un sonriente Samuel.

Samuel: no estoy equivocado preciosa, es acá _me dijo guiñando el ojo, yo lo mire sonrojada cuando me alcanzó el oso, lo dejé pasar, caminé hasta el sofá a dejarlo, miré con ternura el oso, aclaré mi garganta a saber que tenía atrás a Samuel.

Lucía: ni creas que con el oso olvidaré..._hablé volteando hacia él, pero sus manos sujetaron muy fuerte mi cintura, y sus labios atrapando los míos, jadee de sorpresa a sentir sus dientes morder mi labio, puse mis manos en su cuello profundizando el beso, su lengua buscaba la mía desesperadamente, era un beso demasiado excitante, sentí mis pezones endurecer cuando su lengua viajó por mi cuello, dejando mis labios querer más, busqué sus labios, su mirada era de deseo y lujuria, sus labios se unieron otra vez con los míos, sus manos bajaron hasta mi trasero, apretando y masajeándolo descaradamente, un gemido salió de mi boca a sentir el fuego en mi cuerpo, sentí mi cuerpo caer en el sofá, sus labios dejaron los míos por un momento, me miró con la respiración agitada, estábamos excitados, no sabía qué hacer.