Trabajando con Lucifer

CAPITULO 4

Me siento lo más lejos de Lucifer y de los guardaespaldas; al menos quiero tener unas horas de tranquilidad.

—Buenos días, señorita, soy Nay; si necesita algo, puede pedírmelo.

—Hola y gracias —saludo a la linda azafata.

Nunca había visto una azafata así de sexy; no sabía que su uniforme era así de cortito, demasiado corto, pero después de verla acercarse a Lucifer, lo entendí: casi se le sube encima; claramente a él no le ofrece lo que a mí.

Saco de mi bolso un libro para leer; amo leer, aunque a veces no tengo tiempo para hacerlo.

Despierto sobresaltada. ¿En qué momento me quedé dormida?

—Eres buena para dormir, Isabel.

Lucifer está sentado al lado mío.

—No me llamo Isabel, mi nombre es Elizabeth.

—Elizabeth —repite mi nombre.

—Es la hora de la comida —me dice.

No sé por qué ha tenido este cambio conmigo.

La azafata llega con la comida; parece que estamos en un restaurante.

—Disculpe, ¿tiene agua natural? No tomo refrescos.

—Sí, en un momento se lo traigo.

Lucifer empieza a comer; al parecer, tenía mucha hambre. Yo tomo con el tenedor ensalada.

—¡Delicioso!

—Solo es una ensalada.

—Una ensalada de ricos, porque nunca había probado una ensalada tan deliciosa.

No se que dije, pero Lucifer se levantó, dejo la comida a medias, se sentó dónde estaba antes.

Solo dije que la ensalada estaba deliciosa que un tipo raro.

—Aquí tiene el agua que me pidió.

—Muchas gracias Nay.

Si la ensalada estaba deliciosa el pollo en salsa de cilantro estaba mas deliciosa. Nay le llevo el plato a lucifer.

Llegamos por fin, el viaje se me hizo eterno, pero por suerte ya estamos aquí, yo soy la ultima en bajar, el clima es muy diferente acá, pero es rico me gusta. hay dos camionetas esperándonos, lucifer se sube a la primera camioneta. Yo busco mi maleta, pero no la veo por ningún lado.

—¿Y mi maleta? —le pregunto a uno de los guardaespaldas.

—No lo sé, no la subiste a la camioneta —se ríe sarcásticamente.

—¿Me han dejado la maleta en mi casa?

—Corrección has dejado tu la maleta, nosotros no somos tus empleados.

Me doy la vuelta por que no quiero llorar del coraje enfrente de ellos, no tengo maleta, por la hora que es seguro ya me la robaron. Saco mi celular voy a llamar al guardia, espero que el haya visto la maleta, no tengo mucho dinero como para comprar todo lo que tengo en mi maleta.

—Don Chuy, ¿usted por casualidad miró mi maleta?

—¿Maleta? No he visto nada, Elizabeth, pero déjame hablar con la administradora para que vea las cámaras.

—Se lo agradeceré mucho, gracias.

Cuando me dirijo a la camioneta de Lucifer, esta arranca sin mí.

La otra camioneta se queda; supongo que es en la que me llevará a mí. ¿O será que el imbécil de Lucifer me ha dejado botada? Por si sí o por si no subo a esa camioneta, adentro está un chofer.

—Hola buenas noches señorita.

—Buenas noches señor ¿Usted me llevara al hotel?

—Sí la llevaré, pero no a un hotel, sino a la residencia de la familia Berry; el señor Berry tiene planes, así que yo la llevaré a usted.

—Gracias señor.

—Me llamo Sergio.

—Gracias, Sergio.

Media hora después llegamos a la mansión de Lucifer; si su casa ya me parecía enorme, esta no tiene nada que ver con la otra.

—Aquí tiene, es una tarjeta de acceso; puede abrir la puerta y las habitaciones. Por el momento la casa está sola; el día de mañana Fary vendrá para atenderlos el tiempo que estén aquí.

Me bajo de la camioneta, las luces están apagadas, me da miedo, pero me armo de valor. En cuanto pongo la tarjeta, se abre la puerta; lo primero que hago es encender las luces. Siempre he visto este tipo de casas en Pinterest y en las novelas. Tiene dos escaleras; la sala bien podría ser mi departamento, todo es tan gris aquí. Y oscuro como el alma de Lucifer.

Me animo a subir, claro, después de encender todas las luces; me daría miedo vivir yo sola aquí.

El celular vibra, creo que es el del trabajo. Lo saco de mi bolso, afectivamente es Alondra.

—Hola Alondra.

—¿Han llegado bien?

—Si estoy llegando a la mansión.

—Es muy bonita ¿Verdad?

—¿La conoces?

—Por supuesto, tanto Jonathan como Victoria tienen clientes haya, la casa es de Jonathan por eso es tan gris y oscura.

—Eso mismo dije.

—La mejor habitación es la tercera de la izquierda, Jonathan tiene su habitación en el lado derecho es la segunda habitación.

—De acuerdo tomare la habitación más alejada de él.

—¿Dónde está? seguro se fue con Amelia.

—¿Quién es Amelia?

—Es amiga de Victoria y Jonathan, ella y Jonathan tienen una relación extraña ella lo trata como su pareja cuando están haya, pero después Jonathan regresa y son solo dos extraños.

—Qué loco.

—Solo no te acerques mucho a ella, está loca.

—Que bueno que me lo dices.

—cualquier duda que tengas puedes llamarme.

—No sabes en que parte puedo comprar ropa, es que deje mi maleta y no tengo nada de ropa.

—¿No llevaste nada de ropa?

—No y necesito comprar mañana, no se si mañana empezaremos a trabajar supongo que sí.

—Puedes ir a la primera habitación junto a la de Jonathan, Victoria tiene ropa ahí algo te puede servir al menos para mañana.

—No, como crees se puede molestar.

—No lo hará, Victoria es muy buena jefa. Y respondiendo a tu pregunta, hay lugares muy buenos para comprar ropa; te enviaré la dirección. Jonathan te dará una tarjeta, es para viáticos; puedes comprar de ahí la ropa, no te preocupes.

—De acuerdo, muchas gracias, Alondra.

—Te llamo mañana, descansa. Buenas noches.

La habitación está enorme, tiene una cama igual de enorme, las sábanas son de seda, probé el colchón y me quiero quedar aquí para siempre. Me animo a ir a la habitación de Victoria; tal vez tenga cosas que pueda usar, como cepillo de dientes y un pijama. No sé cuántas habitaciones tenga esta mansión, pero debe ser más de cinco. No recuerdo si Alondra me dijo que era la primera habitación o la segunda, creo que la segunda. La primera debe ser de Lucifer.



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En el texto hay: celos, amor, capricho

Editado: 28.06.2025

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