"Carla"
—Padre, sé que he sido una mala persona; ¿cree que merezca el perdón de nuestro Señor? —le dije al padre mientras él me miraba por la ventana del confesionario.
—¿Qué hiciste, hija? —me respondió.
—Padre —dije mientras cerré los ojos y recordé.
Hace 2 años, mi novio y yo íbamos en la carretera camino a ver a su madre, quien cumplía años. Íbamos escuchando música y, en eso, un camión salió de la nada y mi novio rápidamente lo esquivó; el camión chocó en un poste. Mi novio iba a bajarse, pero lo detuve ya que vi a un hombre salir del camión. El hombre caminó hacia nosotros y tocó la ventana. El hombre se miraba borracho.
—¿Estas demente o qué? —le gritó el hombre tras el cristal de la ventana del carro; su voz casi no se escuchaba. Mi novio bajó el vidrio y en eso el hombre trató de agarrar su camisa, pero mi novio lo aventó al suelo y cerró la ventana y me dijo:
—Ese hombre está loco, él es el que casi nos mata y me echa la culpa. Mi novio prendió el motor y en eso el hombre se puso enfrente del carro. Mi novio bajó el vidrio un poquito y le gritó enojado.
—Quítate de ahí, maldito borracho de mierda.
El hombre seguía necio, no quería; entonces le dije: —Arranca.
—¿Qué? —me dijo mi novio.
—Arranca, tenemos que ir donde tu madre.
—Pero si arranco nos meterán presos —me contestó mi novio temblando. Agarré su mano y le dije: —No hay cámaras aquí, arranca.
Mi novio me miró y en eso yo aparté su pierna del freno y puse la mía. Le di, el carro arrancó y se fue sin control atropellando al hombre. Mi novio se quiso bajar, pero yo le dije: —Avanza y agarra el volante o moriremos nosotros. — Mi novio me miró en lágrimas y me decía: —No puedo, Carla, no puedo. — Cerré los ojos y...
—Y que Carla— interrumpió el padre.
—No sé si pueda decirlo.
—Sabes que, aunque lo digas o no, irás a esa prisión donde la única salida es...
—Atravesar el manto —le dije.
—Sí, así que cuéntame, Carla, ¿qué hiciste después?
Volví a cerrar los ojos y le dije: —Solté el freno y mi novio tomó el control. Mi novio detuvo el carro y lo dejó encendido. Él abrió la puerta del carro y me miró con lágrimas en los ojos. A punto de bajarse, puse mi pie en el freno y arranqué. El carro chocó y mi novio cayó del carro y fue horrible, usted lo vio en las noticias. Su cuerpo se raspó tanto que murió desangrado. Como no había cámaras, nadie se dio cuenta y mentí, le dije a la policía.
—El hombre del camión venía como loco; mi novio lo vio y me dijo: "Abre la puerta y salta", yo le dije: "No puedo, moriré". Y él saltó cuando el hombre del camión también saltó; el camión chocó en el poste y el hombre cayó antes de llegar al poste y después mi novio cayó y el carro chocó.
—Te creyeron esa mentira —dijo el padre.
—Al principio sí, pero la muerte del conductor del camión no parecía que se hubiese lanzado, sino más bien atropellado, y aun así me dejaron por un año; después me trajeron aquí a donde usted para que revelara, ya que sabían que estaba a punto de volverme loca.
—¿Te arrepientes de algo, Carla? —dijo el padre.
—Me arrepiento de que mi novio haya sido tan débil para regresar a ver al hombre.
—No te puedo decir si mereces el perdón, ya sabes lo que toca ahora, ¿verdad? —dijo el padre mientras salía del confesionario.
—Sí, padre, ahora tengo que pasar el manto; si no lo logro y quedo en prisión, díganle a mi suegra que lo siento por su hijo.
—Lo haré —dijo el padre mientras unos hombres de negro con máscaras entraron y me llevaron a una camioneta.
Editado: 09.03.2025