Tras el rastro del maestro

El Encuentro X. El maestro

Estamos en marcha en el auto del doctor Quaresma.

–¿Para dónde nos dirigimos, doctor Quaresma?

–Ya lo sabrán.

–A la nada misma –dice don Antonio.

–Qué frustrante ir a la nada –le comenta don Álvaro.

–Es muy raro y paranoico todo. Salir con el auto luego de pasar un día en un destacamento genera miedo, paranoia –dice el colega amigo.

–Sabe, puede que tenga un ápice de razón en sus manifestaciones, y ustedes también. Como detective admito estados frustrados en la paranoia, porque admito estados frustrados en todo. Todo en la vida es la frustración de algo mejor. Ahora piensen que esta frase no es tan inusual como el maestro.

–¿Usted también conoce al maestro?

–Soy parte de esta tierra que ven, del Tajo mismo, del maestro, y amigo personal. Soy el descifrador de casos como me han llamado. Serví a la policía y al servicio secreto años, años atrás. Soy un detective, fui creado para eso. Como aquí nuestro amigo pagano, religioso que ante una aproximación de la locura se manifiesta un uso abstracto de su razón (refiriéndose a don Antonio). Así como don Álvaro que cree solamente en el dolor y el pensamiento nostálgico con una fiabilidad natural de los sentidos, y esa multitud de preconceptos e ilusiones de la que está hecha el alma. Así lo creo.

–Pero usted me seguía y controlaba mis pasos. Don Raphael me lo dijo. ¿Por qué no me avisó que usted es parte de Pessoa?

–Porque no era el momento justo. Y la policía posiblemente podía interferir antes en el actuar. Aparte quería sincerarme conmigo mismo de que usted hará lo que el maestro le indique. Comprenda de todas maneras, señor César, mi persecución hacia usted fue más que nada para cuidarlo. Don Raphael no podía entrometerse, ya que usted no estaba analizando la situación de forma que pudiese entender lo que ocurría. Los hechos y observar mucho. Sabe, mi amigo, un hecho es una impresión compleja en la que participan los sentidos. Usted podría en ese entonces entender los hechos. ¿Mire lo que pregunte? Claro que no. Siempre manifiesto a mis clientes que los hechos siempre fueron de un análisis dudoso. Nada en las cosas parece claro y se invita pues a la deducción a partir de cierta lógica. Delante de ellos los argumentos que desciframos los hechos son el nexo causal. Usted no podría darse cuenta a pesar de lo expuesto

por don Raphael de lo que sucedía. A pesar de lo charlado por don Alberto o por Anne y Thomas. Creo que estoy siendo claro. Analizar la cuestión desde el principio, y tal principio es que los hechos no son más que meras situaciones, de ellos extraemos lo que existe que son las interpretaciones. Pero esas interpretaciones, si son erróneas crean un mundo distinto al que realmente sucede o está sucediendo. Ahí es cuando nos confundimos y analizamos desde otra perspectiva. Y no la perspectiva que se nos ha trazado en nuestra mente. La mente puede tomar innumerables senderos e incontables veces tomamos la que arroja al camino equivocado. Clasificamos para poder comprender, pero clasificamos mal sin lógica pura.

–Dígame, ¿usted ejerce esa profesión de detective don Abilio? –le pregunta con intriga don José.

–No, mi profesión es la de un médico, no ejerzo. Soy un descifrador. Descifrador de enigmas. Estudio como lo he mencionado a otras personas la sintomatología de los acontecimientos y hago el diagnóstico y el pronóstico de los sucesos.

–¿Es como un brujo entonces?

–Algo parecido, pero desde la razón humana y la percepción de las que me valgo para descifrar un caso. Me dedico a toda investigación. Desde un enigma a un mito todo tiene manera de descifrarse. Solucionar lo que no se puede resolver de ninguna manera y aquí, señores, estamos como ligados a los demás. Eso nos ayuda a resolver cualquier cuestión. Uso argumentos sobre la base de la lógica, solo así llego a la solución tan esperada.

–Pero usted utiliza los métodos a su debido entender, diferentes de nosotros, doctor Quaresma –le objeta un poco desilusionado el portugués

–Mire, señor Sarachago, la vida es acción, ¿no? Y dentro de la lógica somos parte de la vida debido a ella y junto a la voluntad de descubrir lo enigmático. Básicamente lo importante del método en sí es lo siguiente: El método consiste en no observar mucho. Ser congruentes. No obstante observar mucho, pero bien es mejor que observar mucho y mal. Ahora lo indicado según mi sensatez es no observar mucho, y observar bien. Y dentro de esa observación en base empírica y deductiva entender la situación. El hecho que comentaba al señor César.

–Entiendo. O sea, según su política, observar el hecho, usar la dialéctica de la herramienta de la razón y llegar a una conclusión.

–Básicamente eso mismo.

–¿Qué tal tomar las riendas de la vida comprendiendo conforme el corazón

mande? –menciona Álvaro de Campos–. En donde no surja más que entendimiento humano.

–El entendimiento humano se analiza desde un diagnóstico, don Álvaro.

–Y desde los dioses –cita Antonio–, los dioses nos crearon a imagen y semejanza.

–Los dioses tal vez están en nuestra cabeza.

–Es creación nuestra –le digo–. Destruiría la base de las religiones y el paganismo antiguo.




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