299. Donde el dolor encuentra su reflejo
Tus ojeras, tan profundas, tampoco las comprendes. Estás cansado de una vida que recién comienzas a vivir.
Deambulando por las calles, te encuentro en medio del tránsito.
Tus ojos y los míos están completamente perdidos, buscando lo que no se nos ha perdido:
dos personas que se encuentran por un dolor similar.
Escuchamos nuestros dolores sin deletrear ni una sola palabra.
Tus ojos reflejan todo lo que necesito saber en esta vida.
En tus ojos lo está todo, y a la vez no hay nada.
Sin despertar en esta realidad que nos atrapa y consume a ambos,
mírame otra vez: comprendo la profundidad de tus ojos perdidos.
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Editado: 13.09.2025