CRIMINAL

El eco de mis botas resonó fuera del umbral, un sonido familiar que el tiempo nunca podrá borrar. Allí estaba yo de nuevo junto a la puerta de mi padre, junto a mis hijos. Soy su hijo pródigo, tengo el corazón latiendo fuerte contra mi pecho, sintiendo el peso de las palabras y las urdidas malas decisiones que contemplan mis recuerdos.

Su hogar deslumbra ante los rayos de sol que golpean su fachada reluciente que había cambiado a un maravilloso color taupe, espero que este día sea diferente y no haya estragos morales entre nosotros.

Tengo la esperanza de que veré de nuevo el rostro amable de mi padre, el cual antes admiraba con fascinación donde su fachada curtida por el sol y las estaciones las mantenía intactas al igual que su esencia. Anhelaba encontrar el lenguaje silencioso de sus bellos ojos color miel igual que los míos, aquellas lumbreras han compartido una historia más allá del tiempo y la distancia.

Por ende lanzo un suspiro profundo, para aspirar el reencuentro: espero encontrar un abrazo que no pida explicaciones, tan solo existencia.

Al tocar el timbre, salió una mujer a recibirme. Su cabello rubio y almendrado reluce en un perfecto cuidado que luce magníficamente brillante. Sus ojos verdes ostentan una denotación brillante y a la vez admirable. La tez clara de su anatomía es menuda y grácil. Aquella mujer sintió un espasmo en su rostro al verme.

La quedé mirando fijamente y luego quedé enmudecido en primera instancia, aquel encuentro me resultó por completo inesperado.

—Le dije, hola, ¿quién es usted?

Ella me respondió, ¿no sé que haces aquí? Ya te dije antes que no quería verte por aquí de nuevo.

En aquel instante mi cerebro quedó revuelto como si lo hubiera licuado en una licuadora.

Intenté recordar quién era ella, pero al parecer por sus palabras ya había venido varias veces. No tenía ni la más mínima idea de quién se trataba.

En consecuencia las únicas palabras que se vinieron a mi mente fueron.

Quiero que llames a mi padre ya que quiero conversar con él. Sus nietos al igual que yo anhelan verlo.

Joseph, a mí me resulta cansino decirte las mismas palabras cada vez que vienes aquí. No quiero seguir con lo mismo, así que si vuelves a venir te haré coger preso. Hoy mismo voy a poner una orden de alejamiento al juzgado y la verdad es que ya no quiero que nunca vuelvas a pisar mi casa otra vez.

¿Tú casa? No estoy enterado que compró esta casa a mi papá. Si me lo ha dicho antes. Discúlpame, me he olvidado por completo. Hazme un favor solamente, ¿tienes la ubicación de mi padre?

Aquella mujer dio un hondo suspiro y dijo: aquí vamos de nuevo. Joseph, tu padre murió y dejó esta casa para su esposa, o sea, yo. También la dejó para su hijo.

En aquel instante se quebraron mis emociones y tuve un dolor profundo que me llegó hasta el alma. ¿Qué le pasó?

—Se quitó la vida él mismo, ingirió veneno. Respondió ella.

—Quedé estupefacto.

—Tienes un hermano— Dijo ella. Sal Maverick. Allí, detrás de la puerta salió un niño pequeño.

—Tiene 6 añitos de edad, dijo ella.

Estaba alucinando ya que no recuerdo que papá haya tenido más hijos.

—Quedé mirando al niño y voltee a mirar a mis hijos que lucían sorprendidos con la noticia al igual que yo.

—El niño de pelo rubio claro me dijo: hola. Con su dulce voz infantil. A continuación Ignoré sus palabras. Estaba furioso, no con el niño, con la madre.

No podía creer que papá hubiera tenido un hijo a escondidas con aquella mujer que no pude descubrir de quién mismo se trataba.

Luego me puse a indagar a aquella extraña mujer y me dijo que tiene dos hijos, uno de mi padre y otro de su anterior compromiso.

No quise saber más y hacerle más preguntas y tan solo me llené de iras y le dije. ¡Tú asesinaste a mi padre! ¡Tú lo hiciste!

Aquella mujer estando encolerizada hasta enrojecerse, me respondió. No te atrevas a seguirme juzgando de cosas que no hice y si quieres resolver esto lo resolveremos en un juzgado. Ahora, te pido de favor que te largues de mi casa.

A continuación de forma inmediata me cerró la puerta en mi cara.