ATANDO CABOS SUELTOS

—¡No llores amor no soporto verte así!—

—¡Por favor vete—

—¡No me pidas eso, te lo suplico!—

—¡Por favor hazlo!—

Al ver Anyel que Clarice no cambiaría de opinión, se levantó de la cama, cogió su ropa, se vistió y se marchó.

Ellos por su parte lloraba a mares hasta quedar profundamente dormida.

Por la mañana Roch llegó al apartamento, llevaría a Clarice a pasear al parque de la ciudad.

Caminó hacia la habitación y notó la ropa de Clarice tirada en el suelo, se acercó a ella con sumo cuidado al verla dormida y se percató de su mal aspecto.
Le tocó y le llamó.
Ella al verlo se asustó tanto que parecía haber visto un fantasma.

—¡Perdóname Roch!
¡No debí hacerlo!
¡No sé, en que estaba pensando!—

—Tranquila, mi vida, que es lo sucede—

—¡Perdóname!
¡No quiero perderte!—pedía entre sollozos Clarice

—¡Me estas preocupando mucho Clarice!

—¡Fui una tonta, no me odies por favor!—y se tapó el rostro con la sábana

—Habla ya Clarice—Roch se levantó de la cama donde acababa de sentarse y fijó su mirada hacia Clarice—¿Qué fue lo que hicistes?

—Yo fui a buscarlo a su apartamento para preguntarle sobre nuestro asunto, que como había empezado y terminado, pero al llegar comenzó a aplicarme y luego nos besamos, me resistí al principio pero luego no pude—Clarice comenzaba a notar a Roch muy serio y con cierta molestia—me aleje, corrí hacia aquí, pero él me siguió, comenzó a besarme nuevamente y...

—¡Para!
¡Creo que ya sé que es lo que continuó a después—habló Roch interrumpiendo así a Clarice

—¡No debí hacerlo!
Créeme, estoy arrepentida—

—¡Creo que lo mejor será que me vaya!—

—¡No Roch por favor escúchame!—

—¡Ya escuché demasiado!—Roch dió media vuelta y caminó dirigiéndose a la puerta dejando a Clarice desconsolada.

En su apartamento Anyel acababa de salir de la ducha cuando escuchó que tocaba a su puerta se dirigió a ella y al abrirla, un puño cerrado se dirigió a su rostro, derribandolo al suelo.

—Así que no sabes respetar lo ajeno—le dijo Roch viéndole en el suelo—pues creo que necesitas un par de lecciones

—¿Así como tú lo haces?
Aprovechandote de que no me recuerda para tenerla contigo—

—Ella me pidió regresar no fui yo—

—Eso es lo que tú quieres pensar.
Si no hubiera perdido la memoria,¿Con quién crees que estaría?—

—¡Contigo no!—

Anyel intentó levantarse pero otro puño nuevamente dirigido a su rostro lo impidió.

—Eres un infeliz—le digo Anyel—si le hubieras dicho lo que sabías de nosotros, no estuviera contigo

—¡Yo estoy seguro que el destino estuvo de mi lado al olvidarte solo a ti!—

—Pero algún día me recordará y tú volverás a tu lugar el cual no es a su lado, por supuesto—

Roch no soportó sus palabras y continuó golpeándolo y luego de un rato le dejó, regresando nuevamente al apartamento de Clarice.

Llegó a la habitación y Clarice aún seguía en su cama, llorando.

—Clarice—le llamó Roch

—¡Volviste!
¡Roch gracias!—

—¿Sabes Clarice?—comenzó a dirigirse hacia ella quitándose la ropa—todo este tiempo estuve pidiéndote un poco de tí, y estuviste negándote.

—¿Roch que haces?—preguntó Clarice un poco alterada al ver la mirada fija de Roch puesta en ella

—¡Y a la primera que ese tipo te besa, te le arrojas!—

—No Roch las cosas no sucedieron así, déjame explicarte...—

—No Clarice ya te esperé demasiado—

—Roch no lo hagas—exclamó Clarice con temor al ver que Roch no escucharía sus súplicas

—¿Será que he sido poco complaciente?
¿Será que ese tipo, si te satisface?
¿Eso es lo que quieres, que sea poco compresivo?—

—Roch, espera, por favor—Clarice estaba nerviosa al ver que Roch no pararía

—Clarice, hiciste algo malo hoy asumiras las consecuencias—diciéndole esto se arrojó encima de ella.

Luego de unas horas despertó repentinamente por el timbre de su teléfono, estaba apunto de levantarse y buscarlo cuando fue sintió que estaba apresada por unos fuertes brazos los cuales le impidieron moverse.

Volvió a acostarse y sintió un dolor muy fuerte en medio de sus piernas, el cual hizo que una lágrima rodará por su rostro.