Tres Otra Vez

Capítulo Uno: Leonie

Los Brandt son una familia con grandes empresas super famosas, y yo soy la niña perfecta más hermosa del país, siendo considerada como la princesa de Alemania, pero ser la niña perfecta no es algo que le desee a todos, la hipocresía de pretender ser una familia perfecta, la presión de cumplir con las expectativas sociales a pesar de la realidad interna, pero la presión de mantener una apariencia superficial, donde cada miembro de la familia debe desempeñar su rol asignado para mantener la ilusión de perfección es algo que cada vez se está rompiendo.

No ayuda el hecho de que nadie sabe mi verdadero nacimiento, inventando un día para que todos celebren, todos piensan que Helene es mi madre biológica, pero yo sé que esa mujer, no es mi verdadera madre.

La verdad es que quiero mucho a mi padre a pesar de que mi madre lo abandono, y quien sabe porque, y nadie puede creerlo, yo no puedo creerlo, mi padre es guapo y poderoso y mi madre simplemente lo dejo, no tenía sentido alguno, algunas veces recuerdo que en mi niñez buscaba a mi padre para preguntar sobre mi madre.

Una madre que mi padre odia.

La cachetada que me dio mi padre ese día hizo que algo dentro de mí se rompiera, porque en ese entonces yo apenas tenía ocho años, la mirada llena de rabia de mi padre me hizo sentir demasiada pequeña y aún recuerdo sus palabras.

Tu madre esta muerte desde que nos abandonó.

Pero no era mi culpa encontrar ese álbum, esas fotos de una familia hermosa, esa sonrisa que nunca vi en mi padre. Él me quiere, lo sé, por eso me esta criando con los mejores tutores, vistiendo con ropas preciosas y colmándome de regalos caros.

¿La vida es triste o soy triste yo? ¿Por qué siento que algo me falta?

El chirrido incomodo de una tecla mal tocada me hizo volver a mi realidad, me detuve y miré mis manos sobre las teclas del piano, sentía mis mejillas algo frías. Mordiéndome el interior de mi mejilla, para no insultar en voz alta por volver a perder el control. Limpie mis lagrimas con fuerza, ignorando mi corazón acelerado.

Los pasos delicados y tranquilos de una persona se acercaban a mi lado, ignoré los zapatos perfectamente brillantes de mi lado y volví a tocar la pieza de Sonata en do mayor –de Wolfgang Amadeus Mozart esta vez sin fallos, pero la presencia de esta persona me ponía nerviosa al igual que el primer día que fue asignado como mi guardián.

Cerré mis ojos y me deje llevar por la música, y no fue hasta que una mano detuvo los movimientos de mis dedos, y por asombro mire rápidamente a esos ojos dorados que me miraban sin emoción alguna.

— Señorita Brandt, perdone mi descortesía al interrumpir esta maravillosa pieza, pero le estas metiendo más sentimientos que de costumbre ¿está todo bien?

Su mano se retiró y aun podía sentir ese leve calor que hacía que mi corazón palpitara sin descontrol, él no apartaba su mirada de mí, sus ojos avellanas no dejaban de verme y yo no podía dejar de ver y admirar sus ojos que son una mezcla de marrón, verde y dorado, a veces con toques de azul o ámbar. Pero esa mirada estaba viendo a través de mí, baje la mirada apretando las manos sobre mi regazo, calmando mi respiración y reducir ese sonrojo que se estaba extendiendo por mi rostro, desea darme una palmada para recapacitar.

No debo tener este sentimiento, no con él.

—Todo está bien James.

Soltó un suspiro y me hizo incorporarme tomándome de la mano, no podía detener los nervios y el leve sonrojo en mis mejillas que volvía a surgir, su mano cálida me tomaba con seguridad y me hizo sentar en mi cama, al soltar mi mano lo mire con curiosidad para nada disimulada ya que normalmente James nunca me tocaba, siempre mantenía una distancia aunque más bien es en estas últimas semanas que me evitaba, algo que hacía que mi corazón no soportara, no cuando él era la persona a la que dependía emocionalmente.

—Se que algo no está bien, ¿otra vez pensando en tu madre?

—No —dije evitando su mirada, esa mirada que siempre me deja perdida.

Sentí su mano tomar mi mentón y volteándolo, nuevamente termine mirando sus ojos, esta vez tenía un pequeño ceño fruncido, mis manos temblaban por calmar ese ceño para que no arruinara su hermosa cara, pero sabía que él no dejaría.

Soltó mi rostro y entrecerró sus ojos observándome.

—Señorita Brandt, necesito saber qué es lo que le molesta, y si es sobre tu madre, sabes que si tu padre se entera que estás pensando en esa mujer pueda castigarla.

Mordí mis labios conteniendo el enojo que tenía con mi padre, si es que todavía le puedo decir así.

— James, podrías dejarme un minuto en paz.

Le dije sin mirarlo, los pensamientos de esa mujer siempre me atormentan y que la única persona que parece verlo sea mi guardaespaldas James Mikkelsen no es para nada necesario, su lastima hacia mi cada vez que pienso en esa mujer y el cómo trata de protegerme de mi padre a los castigos que me impone cada vez que esa mujer vaga en mis pensamientos interrumpiendo mis actividades.

Se que James no le gusta los castigos que mi padre me hace, porque daña mi cuerpo y daña mi mente, pero es su trabajo decir todo lo que hago a mi padre, sé que el trata de consolarme cada vez que estoy mal, pero él no entiende que cada vez que hace eso, más dependo en él, porque yo lo amo, y eso me duele más que los castigos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.