Tres secretos, una verdad

Capítulo 3: La investigación

La investigación

Nayara, sumergida en el silencio de la biblioteca, entre el aroma a papel viejo y tinta desgastada, no notaba la presencia que la observaba con detenimiento. Una mirada pesada, casi palpable, la hizo girar la cabeza, rompiendo el embrujo de la lectura.

Al ver a Martín Romero, un policía local de rostro familiar, un torrente de emociones la invadió. Era su primer amor, un amor de adolescencia que se vio truncado por la partida de Martín a la academia de policía, dejando atrás el pueblo y a Nayara con el corazón roto.

Sus miradas se cruzaron y, en ese instante, el tiempo pareció retroceder. Nayara sintió una punzada de nostalgia, pero también una chispa de esperanza que iluminó su interior. Con la calma que solo la madurez puede dar, se acercó a Martín, dispuesta a saludarlo y retomar una conversación que parecía olvidada entre las estanterías.

Martín, al verla, no pudo evitar sentir lo mismo. La belleza de Nayara, aún intacta a pesar del paso del tiempo, lo cautivó de nuevo. Sin embargo, la culpa lo carcomía por dentro. La había abandonado, siguiendo sus sueños, sin pensar en el dolor que causaba.

Ese encuentro fortuito en la biblioteca marcó un nuevo capítulo en sus vidas. Las palabras fluyeron con facilidad, como si el tiempo no hubiera pasado. Hablaron de sus vidas, de sus sueños, de sus alegrías y penas. Nayara descubrió a un Martín más maduro, reflexivo, y Martín redescubrió a la Nayara dulce e inteligente que había enamorado su corazón de adolescente.

Nayara, presionada por el tiempo que se escapaba entre sus dedos, decidió compartir con Martín el contenido de la carta y la fría reacción de su abuela. Ella confiaba en su buen juicio y experiencia, sabiendo que él ya conocía el carácter peculiar de Elena.

Martín, al leer la carta, experimentó la misma oleada de sorpresa y confusión que Sofía y Tomás. La mención de Marie Gonzales despertó en él recuerdos fragmentados, historias susurradas en la oscuridad de su adolescencia y en la academia de policía sobre el pueblo . Intuía que la carta guardaba secretos que iban más allá de lo que Nayara podía imaginar.

 


 




 

 




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