Hace mucho tiempo, el reino de los humanos vivía en paz con las criaturas mágicas, hasta que un día el ejército del rey demonio empezó una guerra en contra de las demás razas. Pero lo que no esperaba era que doce guerreros lo enfrentarían. Al final de la batalla, solo tres guerreros sobrevivieron y, mientras el rey demonio estaba en sus últimas, con un movimiento rápido logró huir, al igual que los demonios sobrevivientes, jurando que se vengaría de ellos. Mientras tanto, los tres guerreros se fueron, proclamados héroes por el rey actual. Entre los tres se prometieron que se volverían a reunir para terminar de una vez por todas con el rey demonio. Estas palabras fueron escuchadas por los dioses, haciendo que sus espíritus reencarnaran hasta cumplir lo prometido.
—Se podía ver a un hombre mayor con un libro de cuentos en la mano—.
—Y así termina esta historia. Bueno, es hora de que duermas —se lo dijo al niño que estaba acostado en la cama—.
—Padre, ¿crees que podría convertirme en un héroe como ellos? —preguntó con ilusión en sus ojos—
—Estoy seguro de eso, descansa —dijo saliendo del cuarto, cerrando la puerta en el proceso, haciendo que el niño se durmiera—.
En otra parte, entre los reinos, nos centramos en las profundidades del bosque sagrado. Se encuentra una pequeña aldea de elfos. Nos centramos en una casa más grande que las demás, donde estaba una madre que terminó de contarle su cuento favorito a su hija.
—Y así concluye esta historia —dijo con un tono delicado y amable—.
—Mami, me gustaría conocer a esos héroes algún día —dijo con un tono emocionado—.
—Lo harás, mi pequeña, pero para eso tendrás que estudiar mucho —dijo eso mientras le acariciaba la cabeza—.
Después de esto, la madre comenzó a dirigirse a la salida del cuarto, cerrando la puerta en el proceso, haciendo que la niña comience a dormir.
Ahora nos centramos en otro lugar más específico, en el castillo de la capital, donde el rey le leía un cuento a su joven hijo.
—Eso sería todo, ¿estás listo para dormir? —dijo el rey, procediendo a levantarse de su silla para salir del cuarto—.
—Padre, ¿cuándo aparecerán los héroes? —preguntó el príncipe—.
—No lo sé, pero cuando ese día llegue, tu misión como futuro sucesor al trono será ayudarlos y apoyarlos en lo que necesiten —respondió el padre—.
—¿Y cómo sabré que son ellos? —dijo de manera dudosa—.
—Muy fácil, hijo mío, cada uno tiene una característica que los representa, y esas son: la sabiduría, el poder y la valentía —responde el padre—.
—Bien, ya entiendo —dijo el niño, que procedía a dormir—.
—Buenas noches —dijo el padre, retirándose y cerrando la puerta en el proceso—.
Y por último, nos encontramos en un lugar muy alejado de los reinos, en un castillo oscuro, casi en ruinas, donde voces terroríficas se escuchaban.
—Tranquilo, mi señor, su nuevo cuerpo estará a su disposición en unos años y estará listo para dominar el mundo —dijo el heraldo del rey demonio—.
—Todo está casi listo para mi regreso y, cuando vuelva, inundaré los ríos de sangre de esos humanos y a la tierra en un completo caos... JAJAJAJAJAJAJA —el rey demonio se ríe de forma siniestra—.