Una vez más vuelves a acercarte a mí como de costumbre, sonriendo como una bella flor que apenas ha abierto sus pétalos, queriendo llamar mi atención con tu atractiva fragancia.
Una vez más te diré inseguramente, que pienso que puede haber una pequeña probabilidad de que algún día pueda probar el sabor de la felicidad, si es que pudiera deshacerme del pasado. Sin embargo, es tan… complicado. Por cada intento de quemar mis recuerdos en una hoguera del hueco donde antes se encontraba mi corazón, mi pecho arde y duele, me lastima. Creo que no vale la pena intentarlo más. Jamás podré deshacerme de algo que va arraigado a mi ser. Que tonto.
Quizá es que tengo que hallar la forma de poder cambiar, así sería más fácil poder sobrellevar todo este dolor que el lado izquierdo de mi pecho sujeta con todas sus fuerzas, que poco a poco las va perdiendo.
Aunque insistas, no derramaré una lágrima frente tuyo, no quiero darte una imagen tan miserable de mí, mucho menos quiero entregarte uno de los añicos que formaban parte de mi corazón; tengo miedo de lo que puedas hacer con él, porque apuesto a que, si accedo a tu amabilidad, serás tan sumamente cruel como todos los demás y lo tomarás con brusquedad, haciéndolo polvo con el pasar del tiempo.
¿Por qué tengo que terminar siempre así? Gritando por el dolor que siento en mi pesado pecho, rogando por no ahogarme en el profundo pozo lleno de húmeda soledad, ¿Qué es lo qué ganas queriéndome ayudar? Dejaré de acostumbrarme a la soledad si sigues siendo un ángel conmigo.
Prefiero estar solo, así estaré bien, sólo lárgate.
A veces pienso en ti, creo que le tengo un poco de celos a tu sincera sonrisa llena de amor y con detenidos pasos, va llamando cada vez mi atención. Yo también quisiera tenerla, pero creo que jamás podré pintar algo así en mi mojado lienzo. No es como si quisiera que me enseñaras a pintar lindas sonrisas como las tuyas… no
quiero imaginar el día en que ya no estés a mi lado, ni siquiera sé cómo me sentiría, tal vez sí lo sé: ¿Vacío? Voy a esforzarme por no dejarte ir.
Estás tan llena de contagioso amor, tengo miedo de salir afectado.
¿Por qué?, ¿Qué demonios hice para que fueras tan amable conmigo?, ¿Cómo es qué logré merecer todo tu sincero amor?, ¿En qué momento hiciste que volviera a confiar en sentimientos ajenos? Es tan extraño y tengo miedo; es tan inusual y no puedo entender por qué cada vez quiero recibir más amor de ti. No quiero soltarte más, de ahora en adelante, tengo la necesidad de proteger esa felicidad.
“Si algún día se juntan nuevamente todos esos pequeños añicos a los que una vez llamé corazón, ¿Cómo voy a saberlo?”; Recuerdo que aquella pregunta fue respondida con una sonrisa y un “han estado juntos desde hace mucho tiempo”.