¿Recuerdas el día en el que tuvimos por primera vez una conversación? ¿Recuerdas esas ocasiones en las que decías entre una serena y muy segura sonrisa, que jamás nuestros caminos nos llevarían a rumbos en donde nunca más volveríamos a encontrarnos? Que fuera lo que fuera a depararnos el destino, nunca escucharía un “Adiós” proveniente de tus labios.
Da igual cuántas preguntas quiera hacerte; al final el fantasma de los recuerdos solo sonreirá para mí como tú solías hacerlo. Sin decir nada importante, ese fantasma solo se dedicará a abrazarme para nunca dejarme ir.
Es como si todo lo que me enseñaste en el pasado se quedara ahí junto a mí. Siempre me enseñaste a vivir de ti, pero nunca me dijiste que hacer si nuestras infantiles y absurdas promesas se derretían junto con la nieve del invierno en la que nos conocimos.
Quería dibujar un camino estrellado contigo, pero lo único que puedo dibujar es el fantasma de nuestros recuerdos. ¿Qué tan importante tuviste que ser para mí? Es algo que jamás podré responder.
Todas esas historias con las que solíamos mentirle a la gente, escondiendo nuestro tonto juego de amor, ¿solo fue eso para ti? ¿Una broma y nada más? Me pregunto si alguna vez, tan siquiera en un momento del pasado, pensaste que esos juegos dejaron de serlo y que tu corazón latía con la misma sinceridad como lo hacía el mío.
¿Por qué no puede ser solo una bella y triste historia de amor? ¿Por qué el fantasma de nuestros recuerdos tiene que escuchar mis preguntas y no tú?
Sin resolver nada, camino sin rumbo alguno entre la oscuridad, una pequeña y débil luz ilumina mi camino, puede que sea tu promesa rota.
Hoy también conversaré con el fantasma que dejaste el día que te fuiste. ¿Por qué no pudiste darme algo más Que un triste final?
¿Acaso ya habrás olvidado aquella vez en la que me dijiste que ni juntando todas las rocas de la tierra, podrían pesar lo mismo que la importancia que tenía en tu vida?
¿Recuerdas el día en el que tuvimos por primera vez una conversación? ¿Recuerdas esas ocasiones en las que decías entre una serena y muy segura sonrisa, que jamás nuestros caminos nos llevarían a rumbos en donde nunca más volveríamos a encontrarnos? Que fuera lo que fuera a depararnos el destino, nunca escucharía un “Adiós” proveniente de tus labios.
Da igual cuántas preguntas quiera hacerte; al final el fantasma de los recuerdos solo sonreirá para mí como tú solías hacerlo. Sin decir nada importante, ese fantasma solo se dedicará a abrazarme para nunca dejarme ir.
Es como si todo lo que me enseñaste en el pasado se quedara ahí junto a mí. Siempre me enseñaste a vivir de ti, pero nunca me dijiste que hacer si nuestras infantiles y absurdas promesas se derretían junto con la nieve del invierno en la que nos conocimos.
Quería dibujar un camino estrellado contigo, pero lo único que puedo dibujar es el fantasma de nuestros recuerdos. ¿Qué tan importante tuviste que ser para mí? Es algo que jamás podré responder.
Todas esas historias con las que solíamos mentirle a la gente, escondiendo nuestro tonto juego de amor, ¿solo fue eso para ti? ¿Una broma y nada más? Me pregunto si alguna vez, tan siquiera en un momento del pasado, pensaste que esos juegos dejaron de serlo y que tu corazón latía con la misma sinceridad como lo hacía el mío.
¿Por qué no puede ser solo una bella y triste historia de amor? ¿Por qué el fantasma de nuestros recuerdos tiene que escuchar mis preguntas y no tú?
Sin resolver nada, camino sin rumbo alguno entre la oscuridad, una pequeña y débil luz ilumina mi camino, puede que sean nuestras promesas rotas.
Hoy también conversaré con el fantasma que dejaste el día que te fuiste. ¿Por qué no pudiste darme algo más Que un triste final?
¿Acaso ya habrás olvidado aquella vez en la que me dijiste que ni juntando todas las rocas de la tierra, podrían pesar lo mismo quela importancia que tenía en tu vida.