Siempre había soñado con este momento que toda mi vida me había mantenido tan mentalizada con el hecho de no iba a llorar a la hora de la despedida y así fue, mi madre solo me miraba con esos ojos de lástima ante mi partida y aunque comprendía porque lo estoy haciendo, aún seguía doliendole, no iba a negar que una parte de mi también le dolía dejar a mi madre mientras yo me iba a el otro lado del mundo por tres años.
Luego de unas cuantas horas de viaje hasta mi ciudad de destino, me encuentro aquí, con un sueño que siempre he mantenido vigente a pesar de mis cambios de interés.
Mi madre Cassandra Castle es una cantante de opera famosa y mi padre aunque no sepa de su paradero, se que el fue un grandioso escultor. Toda mi vida he escuchado el famoso eslogan de: “llevas el arte en las venas” y no se equivocaban o bueno eso es lo que muchas personas suelen decirme luego de soltar el eslogan.
Camino hacia el lugar donde están las residencias, había estado luchando con mi madre para que dejara quedarme en un lugar como estos pues ella sabe que mi padre vive en esta ciudad y yo no quería quedarme con el así que tuve un centenar de discusiones pero al final logre que dejara quedarme en mi propio espacio. Entro al bonito edificio color rosado con frases sobre la libertad por medio del arte que deslumbran por sus ingeniosas formas de estar presentes; la campanilla suena informando que una nueva residente acaba de ingresar. Con una sonrisa en el rostro observo el lugar, lleno de pinturas sin ser reconocidas y esculturas de cosas sin sentido, así es el arte y yo estoy enamorada de él.
— Buenos días, Mi nombre es Amelie la encargada del edificio y Bienvenida— Una chica sonriente me recibe con fervor, yo solo puedo ver el lugar pues estoy maravillada por su arquitectura.
— Un gusto, Elleonor Castle. — Tiendo una mano hacia ella, quien la recibe con amabilidad.
— Supongo que ya sabes tu número de habitación y todo lo relacionado con ello, solo quiero repetirte las reglas del edificio: primero que nada las entradas están prohibidas luego de las tres de la mañana... — deje de escucharla, me tenía encantada la decoración que solo asentía sin saber de qué hablaba la chica. — Muy bien dicho esto, tu habitación está en el segundo, es la número cuatro y como especificaste, es una habitación individual.
Tomo mis maletas junto a las llaves y me dirijo a la habitación antes mencionada, mi madre no le hania gustado la idea de que compartiera mi espacio así que ya me había dicho algo sobre pagar la estancia en una individual cuando la Lore convencer.
Abro la habitación y me sorprendo al ver el hermoso balcón que está tiene, sin duda Arts university no termina de sorprenderme, las paredes son completamente blancas por lo que supongo yo tengo que decorarlas, la habitación es espaciosa, casi como la mía en casa y es algo que me alegra ya que mis cosas de Arte no son tan pequeñas.
Por la tarde solo me limito a desempacar la poca ropa que pude meter en una sola maleta, todo lo demás son mis cosas de uso artístico que no estaba dispuesta a dejar por nada en el mundo, aún teniendo en cuenta que puedo comprar uno nuevo en cualquier momento.
Al terminar opto por darme una ducha antes de ir a investigar un poco este lugar, veo mi celular y en específico su cámara, las fotos me tenían maravillada desde que tengo seis. Mi historia con el arte se desarollo la vez que mi madre necesitaba a alguien que le tomara una foto y solo me encontraba yo, me gustó tanto que pase alrededor de un año fotografiando tonterías que se me atravesaban en el camino, hasta que se me acabó la memoria en uno de mis primeros rollos y las cosas que fotografiar en casa, así que deje la fotografía pero ese mismo año mi madre me había llevado a un concierto de música pop de Ed Sheeran así que me volví loca por la música y ese fue mi segundo Hobbie, pase alrededor de cinco hobbie's para llegar a la conclusión de que me maravillada pintar sobre lienzos o esculpir con barro, mi lista fue un poco anormal:
*Fotografía
*Canto (pop)
*Arte Dramático
*Ballet
*Dibujo
*Pintura y escultura.
Para mí nunca hubo otra cosa que no tuviera a el arte implicado y aquí estoy, tratando de cumplir mi sueño para volverme una buena artista.
Termino de darme una ducha con igual tibia y me miró sobre el espejo, llevo mis Jeans de mezclilla acompañados de una camiseta que yo misma pinte simulando ser un cuadro famoso de Leonardo Da Vinci, mi cabello estaba notandose rubio de las raíces y eso me frustra, odio el color rubio de mi cabello así que lo tiño de color castaño cada que este se aclara, además de tener las puntas de color azul fluorescente.
Salgo de mi habitación Con mi monedero en mano, no suelo salir con el celular y ahora menos, ni siquiera me he despedido de mis amigos y no quiero imaginarme su reacción al saber que me fui sin avisar.
Camino por las calles de la ciudad con tanta tranquilidad que se me olvida porque he salido de mi habitación, en Estado Unidos el ruido de los carros es terriblemente molesto, sin embargo Europa me tiene maravillada y no solo por su silencio, si no por su estructura, me ha maravillado tanto que estoy reconsiderando el no volver a casa luego de estos tres años aquí.
Llego a un local donde venden frutas así que compro algunas que no puedan pudrirse tan pronto, pago las frutas y sigo mi camino en busca de un lugar para comer algo ligero, el banano no me lleno el estomago.
.....
La tarde se está haciendo presente y me siento estúpida, camine tanto que termine perdida, sin celular y sin ningún número al que recurrir, el frío comienza a calarme los huesos apesar de ser Agosto, miro a los alrededores tratando de recordar algo más sin embargo nada llega a mi.
Luego de un rato caminando encuentro un grupo de chicos de aspecto extraño: una chica rubia con ropa desgastada, otra chica pero está con aspecto dark y tres chicos aparentemente normales, no lo pienso dos veces y recurro a ellos, aunque viéndolo bien, no tengo mucha opción.
Editado: 23.06.2020