Tu eres mi arte

Capitulo 10

Narra liam

 

 

Camino por el sendero de piedras que muchas veces recorrí en el pasado, desde la muerte de mi abuela jamás me había tomado la molestia de regresar, todo me recordaba a ella y a lo que le pasó hace unos años y que la llevo a la muerte.

Natalia Hamilton era más que mi abuela, la quería como a una madre, ella me cuido mejor que mis padres, pero al morir decidí no volver a su lugar. Elleonor me recordaba a ella, una mujer con problemas emocionales que plasmaba su corazón en su arte, el arte que la mantuvo viva hasta su último día.

Miro a mi lado y a ahí está ella, Elleonor. Su mirada va perdida en la nada, como siempre que la observo cuando vamos juntos, su cabello rubio va agarrado de una forma con la que jamás la había visto y que la hace ver aún más hermosa.

No.

Estúpido Liam.

Desde que vi a Elleonor no pude pasarla desapercibido, algo en ella se sentía diferente a cualquiera, por unos días solo pensaba en la idea de llevarme la a la  cama y luego olvídala  como a cualquier chica con la que me acoste, sin embargo verla tan destruida y necesitada de ayuda hizo que me retractara, ella se sentía tan familiar, tan Natalia Hamilton que no pude seguir con el juego de enamorarla y llevarmela a la cama.

Los primeros días viviendo con ella fueron un infierno, verla en mi casa conviviendo con mi hermana y yo sin poder hablarle me causaron ansiedad la cual la trataba de calmar con drogas como en el pasado, cada vez que intentaba acercarme a Elleonor mi problema mental me alejaba de ella, no podía hacerle más daño del que ella ya tenía y sigo sin ser capas de hacérselo.

Ambos tenemos demonios que nos atormentan y ambos tenemos formas diferentes de lidiarlos.

Miro a  lo lejos el lugar a dónde la traigo a almorzar, Es tan jodidamente mágico que solo me hace recordar en mi abuelo tan perdido en mi abuela, y el motivo que le llevo al mandar a construir este lugar.

- Tendrás que darme la mano. - sonrió.

Elleonor posa su vista en mi y está está llena de esperanza, esperanza que no había visto nunca en ella, todo eso me hacía pensar en que hice lo correcto en traerla aquí.

Ella toma mi mano y la llevo por el puente colgante que tanto me gustaba recorrer, sus musculos están tensos así que me apresuró al pasar el puente. Caminamos un poco más y me tomo la libertad de taparle los ojos con ambas manos.

- ¿Porque tapas mis ojos?- dice con una sonrisa, la cual no puedo ver pero se que está ahí.

- Es una sorpresa Elle. - sonrió.

Mierda.

Rápidamente cambio mi sonrisa por una mueca y me apresuró a caminar con ella frente a mi. Al llegar al pequeño coliseo o no se si se llame asi la dejo sentada en el suelo que está cubierto con una manta.

- Ni abras los ojos. - digo

Me siento frente a ella y hago una estúpida pose, no puedo seguir fungiendo ser el chico malo con ella, es algo que simplemente ya no puedo hacer.

- listo.

Ella se reincorpora parpadeando alrededor de unas cinco veces, cuando recupera la vista le da un pequeño recorrido visual al lugar hasta que su vista decae en mi, sus labios forman una pequeña sonrisa que trata de ocultar pero no puede y termina dejándola libre.

- Esto es hermoso Liam.

- Quería que recuperarás tu arte y este lugar es...- hago una pausa. - mágico. - termino de decir.

Saco una canasta que los empleados que se quedaron en casa trajeron hasta acá y la dejo Enmedio de nosotros, ella me mira con una sonrisa radiante en su rostro angelical.

Lo siguiente que pasa es que empezamos a comer lo que hay en la canasta en silencio, ninguno de los dos habla pero no es un silencio incómodo, solo estamos ahí sentados sin querer decir lo que pasa por nuestras mentes, los demonios que nos atormentan.

- Esto es lindo. - dice mientras limpia sus labios con una servilleta y deja la fresa en el plato de metal.

- Esto es de mi abuela, nadie ha vuelto aquí hasta hoy. - pronunció.

Mi tono es seco, como siempre y ella lo nota porque de inmediato calla y no dice nada, soy yo quien la alejo y tal vez sea mejor así, está lo suficientemente rota como para causarle más daño.

- Mandé a traer algunas cosas de pintura, están en esa esquina. - señaló el montón de pinturas que están detenidas en uno de los barrotes. - no tengo mucha idea pero es demasiado así que algo puede ayudarte.

Ella se levanta y yo la sigo con la vista, su rostro se ilumina al ver la cantidad de pinturas y paletas que hay ahí, incluso creo haber escuchado un chillido de parte de ella.

Sonrió.

Mierda Liam.

Dirijo mi vista a otro lado que no sea Elleonor, pero ni estando en el lugar más hermoso su belleza podrá ser opacada.

Mierda y más mierda.

Saco mi celular del bolsillo y trato de conectarme a la red de internet que sigo pagando mensualmente, los mensajes de Dashton y Thomas llegan a mi pantalla y me es difícil ignorarlos.

Estúpido Dash:
¿Que tal te va con Lion?

Tommy:.
Dejalo Dash, no creo que se conecte en todo el fin de semana.

Estúpido Dash:
Porfavor no embaracez a la pequeña Nala, no me gustaría ver mini tus rondando por tu casa.

Río.

- ¿pasa algo?.- levanto mi vista.

- Toda bien.

Sigo leyendo  los mensajes de mis dos únicos y estúpidos amigos tratando de aguantar las ganas de reírme a carcajadas con las estupideces de Dashton, no podría enojarme con el, Es Dashton y todos lo aman, incluso yo que soy la obscuridad en carne viva. No tengo noción del tiempo al hablar con aquellos dos estúpidos hasta que una alarma hace que mi teléfono vibre.

2:00 pm: hora de la medicina.

Mierda

Busco en mis bolsillos y no la encuentro, olvide traerla luego de dejarla en la mesa de mi habitación. Mentiría si no dijera que muero de miedo, se que no tendré una recaída por no tomar una pastilla, pero aún así tengo miedo, la última vez que se me olvidó tomarla pase alrededor de dos días solo sin darle señales de vida a alguien, tan jodido estaba que si irrumpia mi tratamiento podía volverme patético.




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