De camino a su casa, pensativa, se detuvo. Su cabeza le dolió, de repente, un chico de espalda musculosa apareció en su visión. Iba perdido en sus pensamientos cuando un auto lo atropello. Segundos después, justo a su lado, un auto paso a toda velocidad. Metros adelante un estruendo se escucho. Asombrada, retrocedió. ¿Todo aquello sucedió? O, ¿solo fue parte de su imaginación? Aturdida miro a su alrededor, ella no podía ser la única en presenciar todo aquello.
Por favor, no. No de nuevo, muchos menos en público.
Años atrás tuvo una crisis, perdió el conocimiento debido a un fuerte dolor de cabeza. Se veía a ella, sobrevolando las nubes, en un reino sobre el cielo. Era majestuoso, cálido. De colores claros, entre cremas y bronceados. Altos edificios con entradas en lo alto. Plataformas por doquier. Centinelas en las torres. Negó, todo aquello no era mas que parte de su imaginación. No podía, no creía, que fuera cierto.
Además, no podía perder la consciencia, no allí, en medio de tantas personas hiendo a socorrer al joven. Retrocedió, ¿acaso lo conocía? No, no podía ser, no lo recordaba. Turbada se acercó. Una anciana comprobaba sus signos vitales.
Era guapo, de buena contextura. Piel claro, ojos cafés, pelo negro corto pegado casi a la cabeza, como un rapado. Estaba desp9iero, gracias a Dios.
Suspiro. Sin decir nada comenzó su retirada, esperaba estuviera bien, de verdad y lo llevaran al hospital mas cercano a comprobar sus heridas. Que lucieran... bien, no significaba que estuviera ileso.
En silencio, se despidió de la multitud, a lo lejos, el sonar de la ambulancia llamo su atención. Sonrio, el estaría bien.
Sin embargo, no llego muy lejos.
Una anciana de cabello largo y tan blanco como la nieve al intercepto. Asustada, se cubrió. Era la primera vez que la veía, sin embargo, su instinto se activo. Aparecio junto a ella, de la nada. Sin preguntar, la tomo de su brazo y tiro de ella hasta el callejon mas cercano.
Miro a su alrededor, asustada.
No... parecía normal. Esa..., fuerza no lo era. Demasiado mayor, pero sin problemas, la arrastro.
-Lo siento, querida. Pero... no he podido no notarte.
-Quien es usted? Que quiere de mi? -las palabras salieron de sus labios con prisa. Queria salir de allí, estaba... muy desorientada. El dolor en su cabeza no hacia mas que crecer y crecer.
-Carino... tu, eres un ángel. Puedo sentirlo.
-Un que! -aturdida pregunto.
Un ángel? Quiso reir, aunque... la idea, no le parecio tan descabellada. Siempre tuvo... ese instinto protector por los demás y... esas visiones ahora... parecían mas recuerdos.
-No te hagas la tonta, niña.
Hacerse la tonta? En serio? Pero, que esperaba?; un saludo?; una bienvenida? No era como si fuera a admitirle a una desconocida su identidad.
-Si, si, no te hagas. Yo lo se. Tu lo sabes. Todos lo sabemos-entonces, retrocedio.
-Que? No, espero. Tengo preguntas.
-Y yo las respuestas, pero no ahora.
-Como...?-No dire mas. Ahora, ten-le tendio una pequeña tarjeta, allí, sin embargo estaba en blanco.-Cuando sea el momento y estes lista aquí aparece donde encontrarme. Ahora, ese chico-senalo a la ambulancia que a pocos metros desaparecio por una avenida adyacente-buscalo, descubran su pasado.
Y sin mas, desparecio.
-No!, espere. Donde... esta?
Confundida miro la tarjeta, pero en ella no habia nada. Frustrada retrocedio y con prisa salió del callejon. ¿Recordar su pasado? ¿Qué pasado? Ella era joven, mucho a decir. Con solo diecinueve anos habia tenido una vida dura en la calle, viviendo en casas hogares, en auspicios de mujeres sin hogar. Aunque, a pesar de todo, nunca perdió la fe. Aprendio la lección, ahora, tiempo después, de a poco la vida a comenzado a florecerle. Tiene su propio hogar, un perro al que adora y asiste a la universidad.
Si, sus metas comenzaban a realizarse.
Sin decir nada, se perdió en las calles, como era usual. Muchas veces le pasaba, perdia la conciencia y su cuerpo, de una forma u otra la llevaba al mismo lugar, la cima de los edificios, allí, pasaba el resto del dia hasta que la noche llegaba y debia volver a su hogar. Pero aquella noche mucho rondaba por su cabeza. Aquella anciana de largos cabello y actitud pedante parecía conocerla de algún lugar, pero ¿Dónde? Ella no la recordaba, seriamente, se sentia perdida, en un caleljon sin salida.
Suspirando, ingreso su calle en la cerradura de la puerta de su hogar. Lo mejor era descansar, olvidar ese dia y continuar. Si, ese sonaba como un buen plan.
Cuando el reloj en le pasillo marco las 10:15 PM., comprendio que estaba tarde. Tenia tareas atrasadas, debia hacerlas, además, no tenia sueno. Las preguntas la absorbían sinfín. Decidida se dio un bano, se vistio con un conjunto ligero, allí, nadie la vería. Su cabello rizo todo revuelto, como un nido de pajaros. Una camisa de manga larga y las bragas de color blanco. Si, todo un desastre digno de ver. Como pudo se concentro en su deber, hasta que, sin remedio quedo dormida en medio de libros, papeles y boligros por doquier.
En la mañana, mientras se servia un café su bolso en el suelo lo encontró. Extrano, estaba todo revuelto. Su interior completamente vacio, cmo si alguien hubiera buscado en su interior. Pero, lo que mas llamo su atención, fue la tarjeta en el suelo; era la que la anciana le habia dado el dia enterior.