«¿Cuándo será la boda?» «¿Desde cuándo están saliendo?» «¿Piensan quedarse a vivir aquí?»
Esas son algunas de las preguntas que los periodistas exclaman con desesperación al escuchar la gran noticia que nos ha dado Brad, todos los fotógrafos que están en la sala comienzan a tomar demasiadas fotos. Siento que algo dentro de mí se ha roto ¿Será mi corazón? O ¿Será mi alma? Digamos que las dos están en mil pedazos en este momento, o mejor digamos que todo dentro de mí se ha roto.
No soy capaz de seguir mirando como Brad toma de la mano a esa chica así que bajo mi mirada y siento como mi vista se comienza a nublar.
─La boda se realizará en seis meses ─Informa Brad ─y con respecto a la pregunta de que si nos vamos a quedar a vivir aquí la respuesta es si ─Brad hace una pausa y yo no soy capaz de poder levantar mi mirada ─. Me fui de este país para olvidar ─se vuelve a quedar en silencio.
─ ¿Qué cosa debía olvidar? ─cuestiona una periodista y en ese momento levanto mi rostro para poder mirar el rostro de Brad al responder esta pregunta.
Brad lame sus labios ─cosas que dolían, pero hoy estoy completamente seguro de que logre olvidarlas ─sus palabras son frías y firmes, tanto así que hacen que al escucharlas mi pecho duela, duela mucho.
─ ¿Señorita Clare que diseñador la vestirá el día de la boda? ─pregunta otro de los periodistas esta vez dirigiéndose a la chica que pronto estará caminando al altar para casarse con Brad, con el chico que no he podido sacar de mi mente en estos últimos tres años.
Ya es demasiado, no puedo permanecer aquí.
Muevo mi cabeza y temblándome un poco las manos me pongo de pie y me dispongo a salir de sala.
─ ¡Oye tú! ─escucho la voz de Brad y puedo sentir como todos los que está en la sala clavan sus ojos en mi espalda, haciendo que detenga mis pasos en seco ─ ¿Acaso no te importa la información que está dando mi chica? ─cuestiona, escucharlo decir eso hace que el dolor de mi pecho se intensifique.
Me quedo inmóvil por unos segundos y tengo que tomar una gran bocanada de aire, mientras escucho como las personas murmuran a mis espaldas.
«Yo te amo mucho más, Mendiga» esas hermosas palabras que me dijo en el aeropuerto llegan a mi mente, haciendo un nudo se comience a formar en mi garganta, pero en ese momento me giro en mis talones, clavando mis ojos en los de él. Brad me mira directo a los ojos y niega levemente con su cabeza sin decir nada. Sus ojos grises son tan perfectos como la última vez que los vi, solo que ahora no tiene ese brillo que solían tener.
Sonrió, pero es una sonrisa llena del dolor más grande que alguien pueda sentir ─claro que me importa lo que está diciendo su futura esposa, señor Truswell ─al decir esto, siento que mi pecho quema, pero sigo mirándolo directo a los ojos ─pero creo que ya he escuchado suficiente. Y por cierto, felicidades por su compromiso ─me vuelvo a girar en mis talones y comienzo a caminar, puedo sentir como tiemblas mis piernas pero no me detengo, en este instante solo necesito salir de aquí, irme lejos de todo este caos.
─Debemos irnos ─habla Brad y yo termino de salir de la sala.
Ya estando fuera siento que las lágrimas comienzan a bajar por mi rostro, no puedo creer que esto esté sucediendo, todas las noches antes de dormir imaginaba que cuando volviera ver a Brad él correría hacia mí y me abrazaría con todas sus fuerzas mientas me decía lo mucho que me había extrañado, pero nada de eso ocurrió y ahora solo estoy llorando mientras camino lo más rápido que puedo para terminar de alejarme de él.
Con las palmas de mis manos limpio las lágrimas de mis mejillas pero es inútil, de mis ojos siguen escapando muchas más lágrimas.
Creo que ha esto se refería cuando me dijo en aquel aeropuerto que la vida no era justa, ahora lo entiendo, entiendo que no importa lo mucho que queramos a alguien o algo la vida se va a encargar de joder todo, por esa razón la puta vida no es justa.
Las personas que pasan a mi lado me miran con sorpresa al ver que estoy llorando, pero la verdad no me importa, saco de mis jean mi teléfono y marco el número de Sarah, al segundo tono responde.
─ ¿Cómo te fue con tu chico? ─me pregunta al descolgar y yo sollozo ─ ¿Estas bien, Emi?
─Se va a casar, Sarah ─susurro sin poder dejar de llorar.
Ella se queda en silencio por unos segundos.
─Voy saliendo al apartamento, nos vemos allá. Necesito consolarte ─comenta.
─Ok ─respondo y cuelgo la llamada.
…
Ya estando en el apartamento que estamos compartiendo Sarah y yo, me dejo caer en el mueble, recordando esas palabras que me mataron.
«Pero por fin he logrado encontrar a alguien que ha hecho que eso cambie y es por eso que hoy quiero presentarles a mi prometida» «Ella es Victoria Clare y pronto será mi esposa»
─Entonces él si se olvidó de mi ─murmuro ─él sí pudo volver a enamorarse, mientras tú solo pensabas en él, en su sonrisa, en sus ojos, en su manera de hablar ─muerdo mi labio inferior, para tratar de evitar volver a llorar ─. Eres una estúpida, Emily, eso eres ─me regaño a mí misma, sintiéndome la persona más tarada de todo el mundo.