La luz brillante en medio de la discoteca le acribillaban los ojos, ya no sabía cuantas horas llevaba de fiesta y tampoco recordaba muy bien cómo llego a ese lugar.
Su vida se había convertido en un vil espectáculo mediático, toda la prensa creía tener la verdad sobre su vida, tanto era así que hasta él ya tenía la realidad distorsionada. Solo el alcohol lo ayudaban a olvidar.
—¡Basta mamá! —gruñe entre dientes, fuertemente hunde el botón de apagado de su teléfono celular —No te preocupes más por mí.
Estaba agotado, cansado y angustiado, no podía seguir haciéndole daño a ella, a su amada Francesca, su madre.
—¡Dante! —alza la cabeza buscando a su asistente —¡Hay que irnos!
—Sí, claro que sí, pero dime, ¿por dónde salimos? —alza la botella de ron que llevaba en la mano —Los pajarracos están atentos esperando mi salida o cualquier mierda que haga.
—Puedo solucionarlo… —el hombre miraba a su jefe con desespero —Ahora solo tranquilízate.
—¡¿Tranquilizar?! —un trago más, Dante a estas alturas de su vida no conocía el significado de esa palabra —Imposible, creo jamás he sentido esa sensación.
—Cállate, por favor —Xavier solo necesitaba cinco segundos para conectar dos ideas —Vámonos.
Se dejó arrastrar por medio de la gente hasta la salida trasera, esto es un error, pensaba Dante; sin embargo, no tenía opción, los periodistas que lo persiguen no se cansaran, amanecerían a las afueras del lugar esperando que Dante saliera.
Al salir una avalancha de flashes se vinieron encima de ellos, eran tantos que no podían caminar, las preguntas venenosas tampoco se hicieron esperar.
—¡Dante, Dante, Dante! ¿Ya ha salido tu exnovia de la clínica?
—Tenemos información que ya ha interpuesto una denuncia por maltrato.
—¿Ahora que ya no tienes fan quien escuchará tu música?
—¿Que se siente caer del éxito?
—¿Por cuánto tiempo has maltrato a Cristal?
—¿Cuántos abortos les ha provocado a Cristal?
Su corazón latía rápidamente, intentaba cerrar los odios, no escuchar ninguna de esas preguntas que parecían más afirmación que otra cosa.
—Respira —esa simple palabra no le servía de nada.
Dante intentó soltar el aire acumulado cuando estuvo dentro de la camioneta, pero le fue imposible, desde hace tiempo venía sintiendo la sensación de ahogo en estas situaciones.
Con su mano izquierda fuertemente sujeta a la puerta del auto hicieron el camino hacia su casa.
—Baja la cabeza, por favor —la sugerencia de Xavier era llevada por el hecho que en la entrada a su propiedad se encontraba otro montón de periodistas que hace seis meses vivían ahí.
Al pisar su casa busco una botella más de Ron y con ella se fue a su habitación, se tiró en la cama de sabanas grises, miro al techo y dejo caer muchas lágrimas y maldiciones por la vida que llevaba.
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—Todo va a estar bien, Dante —esa voz que reconoció inmediatamente como la de su madre le hizo despertar.
Dante tenía la garganta seca, un fuerte dolor de cabeza y se encontraba desorientado. Al recordar que se encontraba en su cuarto y como era su vida se sintió como la mierda, no debería seguir aquí.
—Dame pastillas para dormir —Francesca oculto dentro de sí la sensación de pena que su hijo le provocaba—. Quiero dormir más.
—¡No! —como pudo Francesca le respondió con autoridad, no podía permitir que su hijo siga por ese camino de autodestrucción.
—¿No? —Dante al oír la negativa de su madre se sintió abatido, ¿acaso no veían que no podía estar despierto?
—No —reafirmo —Tu padre llegará en un par de horas.
—No me interesa verlo, dame mis pastillas.
—No es bueno que duermas.
—¡¿Que no es bueno?! ¡Sufro más estando despierto mamá! ¿Acaso no lo ves? —Francesca por primera vez a sus cincuenta y dos años descubrió lo que en verdad es un corazón roto, el dolor que percibió en casa silaba pronunciada por Dante no tiene perdón de Dios.
—Mi amor, sé que todo se ve complicado, pero te juro que todo va a estar bien —esas palabras ya habían perdido todo tipo de significado para Dante.
—¿Eso crees? —le responde su hijo con ironía —Mira, te apuesto todo a que si prendo el televisor hay una nota mía en este instante hablando acerca de la escoria que soy.
Dante decidido a mostrarle el porqué quiere estar dormido, se pone de pie, torpemente prende la televisión y sonrió cuando efectivamente su rostro adornaba gran parte de la pantalla.
…Cada día salen más víctimas de Dante Falk, nos ha llegado una carta de una mujer que por su seguridad no podemos decir nombre, pero en sus palabras relata el infierno que vivió provocado por este señor…
—Mi amor es un noticiero amarillista — es un intento de Francesca de ayudarlo.
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Editado: 04.01.2024