ADRIEN
-... 🎵Entra en mi vida, te abro la puerta
Sé que en tus brazos ya no habrá noches desiertas
Entra en mi vida, yo te lo ruego
Te comencé por extrañar, pero empecé a necesitarte luego
Aah, aah ah🎵 -canta a todo pulmón con los ojos cerrados y movimiendo los puños en el aire como si se estuviera preparando para boxear. Es una escena de lo más graciosa, se ve que le encanta la canción. Por lo menos no voy a aburrirme en el camino.
Que consuelo.
Algo anda mal conmigo; me estoy perdiendo de una apasionada velada con la mujer más bella que mis ojos han visto, por llevar a la persona que, literalmente, me dejo cinco de sus dedos estampados en la cara. La verdad es que yo mismo me sorprendo de las cosas que hago en estos días.
¿Por qué carajos me ofrecí a llevarla? Ni siquiera es bonita y mucho menos...
-Te arrepientes ¿cierto? - pregunta de repente, puedo notar de refilon que está mirándome fijamente.
>Como no tienes una idea, pequeña.<
-¿Por qué lo dices? -pregunto sin voltear a mirarla, a pesar de que prácticamente no hay tráfico en esta parte de la ciudad no despego los ojos del frente.
-No te hagas -mofa -Solo basta con ver tu cara de cañon.
-Increíble -digo con ironía -nunca me habían halagado tanto con semejante comparación -se echa a reír y luego la sigo, su risa es contagiosa.
-¡Wow! -chilla con emoción, me giro para verla con la mirada perdida en un parque de diversiones, específicamente el Buena Aventura.
-¿Nunca habías visto uno? - enarco una ceja.
-Si -deja de contemplar las gigantes atracciones que se ven a lo lejos y me mira -, pero...
-¿Pero? -sacude la cabeza como si estuviera espantando un mal recuerdo para finalmente posar sus orbes en mi.
-No importa -le resta importancia con un movimiento de manos -. Por cierto, este chico malo es descapotable ¿verdad? -asiento y una sonrisa traviesa aparece en su rostro -genial, me encanta sentir el viento soplando en mi cara, ¿a ti no?
Sonrío, me gusta esta chiquilla.
En menos de 25 segundos la capota se retrae, enseguida mi animada compañera se quita el cinturón de seguridad para luego intentar levantarse.
-¿Niña, que haces? -la detengo en el acto sujetándola de la mano.
-Siempre he visto esto en las películas; ya sabes... La chica en un auto espectacular, con el chico sexi de mirada profunda, un futuro incierto esperándolos... Este el es momento perfecto -agrega y se levanta de un salto, sus manos se sostienen de la parte superior de parabrisas -AQUÍ VOY -eleva sus brazos al aire mientras grita con euforia.
-¡Estás loca! -sonrío, esta morenita es toda una caja de sorpresas.
-¡Siiii¡ !Esto es increíble! ¡Yujuuuu! -extiende los brazos a cada lado mientras el viento desordena su cabello crespo.
Esto me trae recuerdos, yo hice exactamente lo mismo con mi padre cuando compré mi primer auto, fue el mejor de todos mis días.
Una idea pasa fugaz por mi cabeza, la diversión no va a ser solo para ella.
-¡¿Quieres ver algo loco?!
-¡Oh por Dios!- exclama al verme de pie a su lado -¡¿Estás tostado?! ¡Nos vamos a estrellar, no puedes dejar el volante solo!
-ESTOY LOCO -grito a todo pulmón y seguidamente nos dejamos caer a los asientos riéndonos.
Rápidamente tomo el control del volante.
-Eso fue muy loco, ¿cómo lo hiciste?
-Tengo mis trucos, cariño.
-Saramy -me corrige.
-OK, Saramy -señalo al frente, un inmenso arco blanco que abarca la amplia avenida se alza a los lejos, en la sima de este se vislumbran las palabras "Bienvenidos a San Mariño del Valle" pintadas de un llamativo color dorado.
Casas y edificios de estilo colonial desfilan a ambos lados de las calles, los alrededores se ven agradables y pintorescos. Damos un par de vueltas por tiendas cercanas que llamaron mi atención y finalmente retomamos la vía hacia su casa.
El teléfono de Saramy suena, está lo desbloquea y lee el mensaje que acaba de llegarle:
"Hola, princesa, me tienes en el olvido. Aquel día me desjate con..."
No pude ver lo demás porque la susodicha notó a mis ojos escrutando "accidentalmente" sus mensajes y apago la pantalla con un rubor subiendo a sus mejillas.
-Ahí es -señala una casa de dos pisos con el mismo estilo colonial que el resto pero mucho más moderna, me detengo en la entrada que está resguardada tras una cerca de madera.
-¿El novio? - pregunto. Me sorprende que tenga uno.
-Ese no es tu asunto ¿ok? -responde tajante -Así que si me disculpas -hace ademán de abrir la puerta pero se lo impido poniendo el seguro por lo que recibo una mirada fulminante.
¿Cuántas personalidades tiene esta chica?
-No, no te disculpo -le arrebato el teléfono de las manos -Me pregunto... ¿Qué tendrás aquí dentro para te pongas tan nerviosa? -balanceo el teléfono en mi mano izquierda con una sonrisa ladina en la cara.
-¡Eh! ¡Devuélveme mi teléfono! -se abalanza sobre mi en un intento fallido de quitarme el aparato -Cuento hasta tres y llevo dos -amenaza con voz severa.
-¿O sino qué...? ¿vas a castigarme a punta de besos? Porque no me desagrada la idea - le lanzo un pequeño besito y se corre un poco.
-¡Puaf! -arruga la frente -déjate de pendejadas y dame mi teléfono -demanda tendiendo su mano en el aire.
-No quiero -digo tranquilamente.
-Te vas a arrepentir, estúpido cantante de pacotilla -masculla e inmediatamente se me lanza encima, trato de esquivarla pero lo único que consigo es que una de sus manos se estrelle en mi pecho, aquí dentro no hay mucho espacio para dónde correr, si, correr lejos de esta lunática -me las vas a pagar.
Su otra mano libre arremete contra mi cabello y me da un jalón arranca pelos, cómo puedo me las arreglo para guardar su teléfono en mi bolsillo y sujetar su mano izquierda, pero no mucho más ¿de dónde sacará tanta fuerza esta chiquilla?