Tu Héroe.

Capitulo 4

Capítulo 4

 

Michael


 

—¡Maldición! — Corro para tratar de refugiarme de la lluvia —¡Solo me faltaba una cuadra! — miro al cielo exasperado —¿No te has podido esperar solo un poco?

Me pongo la capucha de mi chaqueta y apresuro mi paso, caminar largas distancia es cansado, el camino de casa al trabajo andando dura el horrible tiempo de cuarenta y cinco minutos.  Me tranquiliza tener la certeza de no extrañar el caótico y horrible viaje en autobús, que sinceramente es lo peor de vivir con recursos limitados.

Lo único que me mantenía con fuerza era que hoy por fin era treinta, por fin el calendario marco esa fecha. Mi bolsillo, mi refrigerador, mi casa, mi salud me pedían un poco, tan solo un poco de dinero.

La última semana ha sido mucho más larga de lo que me tiene acostumbrado el ritmo de la vida. Hay  una persona que se ha apoderado de mis pensamientos, Isabella. La chica me ha dado que pensar desde aquella noche, en cada una de las clases que he dado en la última semana la he buscado, he llamado a lista ¿Quién llama a lista en una puta clase de universidad? Yo; pero ella no ha aparecido.

—Michael… — esa voz me recibe al entrar a la universidad — Buenos días ¿Cómo estás?

—Hola, Kristen… — recibo su beso en la mejilla con amabilidad — que pena voy tarde a la primera clase.

—Lo sé… Quería invitarte a almorzar — su  invitación me hace recordar a las lentejas resecas y sin sabor que traía en mi mochila. — ¿Aceptas? 

Creo que uno de los peores errores fue aceptar salir con ella cuando llegue aquí hace unos meses, por alguna razón que agradezco no caí en avanzar  a situaciones comprometedoras.

—Sí —le respondo muy a mi pesar, necesitaba un almuerzo decente, suena como un descaro, pero era verdad lo necesitaba.

—Paso por ti a tu última clase antes del medio día —finaliza la frase con una gran sonrisa.

Sintiéndome cómo una escoria la veo irse, desde que llegue hace un poco más de nueve meses ha sido evidente las intenciones y el gusto que ha sentido por mi Kristen.

La verdad es que es una mujer muy guapa, con treinta y tantos años, alta, piel bronceada y todo en su lugar.  Se parece mucho al tipo de mujer con el que solía enrollarme muy seguido.

Sacudo mi cabeza olvidando esa vida que he tratado de olvidar y dejar en el pasado.

No pudo evitar mirar las caras de cada uno de mis estudiantes al entrar a mi quinta clase, soy de esos profesores que solo le interesa la nota, no me fijo quien esta y quien no. Pero hoy sí me encontraba interesado en observar a cada uno.

—Buenos días, chicos — hablo en voz alta para que dejen de hacer lo que sea que hagan —Ya saben la única regla que tengo, silencio.

Lidiar con niños ricos y mimados, que se creen que el dinero de sus padres les abrirá el mundo, ha sido lo más fácil de este cansado trabajo, de hecho los conocía perfectamente que me aburría de solo pensar que son mis alumnos.

—Los resultados de sus pruebas han sido nefastas — continué hablándoles —Me indican que muchos se irán conmigo a extraordinarios y les advierto, solo doy una oportunidad.

Me cruzo de brazos y me apoyo en el escritorio mirándolos, Dios sabe que nada más quiero verla, que hoy por fin aparezca, necesito saber cómo sigue.

Es tanta mi absurda desesperación que hasta se me ha pasado por la cabeza la idea de que todo pudo haber sido nada más un maldito sueño, pero el nombre de ella en la lista de mis alumnos asignados me reconfirma que ella es real y no un alma en pena.

—Quiero que me llenen este cuestionario, les daré una introducción, después tendrán más que suficientes quince minutos para que responda, y en la última página me harán un pequeño párrafo argumentativo.

Cómo el idiota profesor que los presentes deben creer que soy comienzo a llamar lista y hago que se acerquen a mí para entregarles el dichoso cuestionario.

Si hoy no aparece pienso que es buena idea que deje de buscar a esa pequeña mentirosa.

—Lennon Isabella.

Unos segundo después la veo aparecer como el alma en pena que es de algún lado de la parte trasera, disimulo las ganas de querer botar un suspiro de alivio.

Se acerca con la cabeza abajo, al llegar a mí extiende su mano. Lentamente, alza su cabeza y me deja ver su rostro y sus grandes ojos azules. Verla hoy es como verla por primera vez.

Alma… — pronuncio esa palabra solo para que ella escuche.

Le entrego el papel, ella lo toma y se aleja, la observo disimuladamente buscando rastros de algo, no sé si es de aquella noche o de su vida, no lo sé.

—El tema de hoy es Teoría del derecho constitucional — lo escribo en grande en el pizarrón — Como están tan mal hablaré rápidamente del estado social de derecho, escuchen que no repito. El Estado social de derecho es una forma de organización política que se caracteriza por la especial naturaleza de su misión: asegurar el respeto, la garantía y la realización integral de los derechos humanos, los cuales se convierten en el fundamento y la razón última de ser del Estado…



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En el texto hay: romance

Editado: 14.09.2023

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