Tu Héroe.

Capitulo 5

Capítulo 5

 

Isabella


 

Todas las materias de derecho son una pesadilla para mí, y la que dicta el profesor Herrera no es la excepción, no entiendo nada, los estatutos van a hacer que me exploten la cabeza. La verdad era que me daba ilusión poder dedicarme a defender los derechos humanos.

No fui capaz de mirarlo a los ojos cuando entrego las evaluaciones, lo sucedido con él están bizarro que no puedo tenerlo cerca.

Desde mi lejano puesto pongo todo el empeño posible por entender todo lo que está hablando, tomo las notas que creo precisas. Al ver y escuchar como el profesor Herrera habla de cada tema y expone sus opiniones personales mientras la clase va avanzando, parece que ser abogado es una delicia. Puede ser que mi verdadero problema con el derecho es que me hicieron odiarlo, a haberme sido impuesto.

La cátedra acaba por fin dejándome con mi cabeza hecha un total lío, en definitiva tengo que dedicar muchas horas de estudio.  Mis compañeros empiezan a salir, no pienso salir a almorzar, me comeré lo que Esther me dio aquí en el aula.

Involuntariamente, mis ojos van directo a ver al profesor, no le he observado antes con detenimiento, lo había visto bagar por los pasillos varias veces, siempre parecía ir reflexionando en algo.

Ayer en su primera clase exclusivamente me concentré en escuchar todo lo que decía, su materia era una de las que llevaba más baja, el profesor anterior fue un suplicio y anoche solo me concentre en inventar una historia creíble.

Era alto, tenía el cabello negro, ondulado y lo suficientemente largo para llevarlo en ciertas ocasiones en un moño; también llevaba una oscura barba. Su físico era lo que menos me inquietaba, lo que me tenía mal era lo vivido esa noche, no es una persona de las que se pueda engañar, no me creyó media palabra de lo que le dije.

Me quedo como una tonta escuchando y tratando de entender lo que me dice cuando quedamos solos en el aula. No entiendo muchas cosas, como por qué está interesado en lo que paso, por qué me dice Alma y mucho menos que quiera hablar nuevamente conmigo.

Lo veo como recorre cus cosas para irse, no aparto mi mirada de su espalda, tampoco lo hago cuando la profesora de lingüística lo esta esperando con mucha emoción.

Antes de partir con ella, de repente alza la mirada y me atrapa viéndolo, inmediatamente bajo la mirada. Sus ojos los siento como láser apuntando, respiro cuando desaparecen de mi vista.

Con tranquilidad saco mi comida y botella de agua, en medio de la soledad y el sonido de mis pensamientos me acabo lentamente lo que he traído para comer.

Me sentí un poco animada cuando empezaron mis clases de lenguaje, me estaba especializando, en inglés, francés, italiano y mi capricho árabe.

Tal vez no llegue a hacer la mejor abogada, pero sí una traductora excelente de los estatutos de diferentes países.

A las cuatro de la tarde me quedo sin clases, es ahí cuando las palabras del profesor empiezan a reproducirse como un disco rayado en mi mente, no quiero verlo, no quiero hablar con él, no quiero que siga escarbando.

Lentamente, camino por los pasillos, a estas horas las clases son reducidas, y la verdad es que en mi no se fijan mucho, cuando estoy frente a su puerta respiro profundo.





 

 



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En el texto hay: romance

Editado: 14.09.2023

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