Capítulo#79 Celos

Nunca había estado más nervioso en toda su vida, enfrentarse a la familia de Mariluna le resultó difícil, eran mortales muy cultos y con personalidades imponentes. No sabía porqué motivo pero lo cierto era que quería agradarles, era lo que más deseaba en el mundo. Ahora que conocía a su madre se daba cuenta de dónde heredó ese olor tan particular que tiene su hija y la manía de hacer gestos extraños con la boca y la nariz, se parecían mucho, aunque su madre se veía demaciado joven para tener una hija mayor de edad o casi. Cuando entró al área de la piscina se hizo el sorprendido, la verdad era que todas las noches desde que conoció a Mariluna llegaba hasta allí y se ocultaba tras el último arbusto del fondo. Subía a la cima y desde allí, oculto entre sus ramas, tenía una perfecta visión de todo lo que ella hacía en su habitación. Aunque piensen que era un pervertido no era para nada así, él sólo la cuidaba y cundo ella se empezaba a cambiar en un sitio donde el podía verla, apartaba la mirada por el tiempo que consideraba que podía tardar y más. Nunca había visto su cuerpo desnudo. Tenía que reconocer que a plena luz del día se veía mucho más hermoso y acogedor ese sitio, nunca había visto un bosque en la vivienda de mortales que se viera tan natural. Se sintió a gusto entre ellos, se respiraba un ambiente de familia que nunca había experimentado en carne propia, pero así se imaginaba un hogar de verdad.

―¿Qué edad tienes?―le preguntó Andrés a lo que él le respondió de forma rápida y sin dudar.

―27, comencé mi carrera universitaria a los 17 años, luego de los 5 años correspondientes hice un año de práctica y con apenas 23 años de edad comencé como docente, llevo 4 años de experiencia, me a ido bien y me gusta trasmitir todo el conocimiento que e adquirido...-Mentir se le daba muy bien al parecer porque los padres de Mariluna, sobretodo su padre que en un inicio parecía desconfiado, quedó satisfecho con cada una de sus respuestas, se pudo dar cuenta porque leía su mente, no lo pudo evitar, lo tenía nervioso y esa sensación no le gustaba, pero únicamente lo hizo durante el interrogatorio, no tan discreto, y hasta que supo con certeza que había quedado convencido de sus aptitudes como profesor. Entre preguntas, respuestas, socialización, meriendas; todo eso acompañado por una música de fondo agradable y suave y una que otra cerveza fue pasando el tiempo y llegó el medio día.

...

La última joven que había comenzado a trabajar en la mansión vino a comunicarles que la comida estaba lista. La chica cuando vio a Adrián quedo prendada de él y se comportó torpemente. No le quitó la vista de encima en todo el tiempo que estuvo con ellos. Mariluna la miró molesta, le iba a ordenar que se retirara cuando recapacitó, ¿que culpa tenía la joven de que su invitado fuera tan atractivo?, su olor era irresistible, secretaba tantas testosteronas por los poros, que era como un elixir para el sexo opuesto, tenía más testosteronas que cualquier hombre común. Todos los presentes se percataron de su comportamiento anormal, Andrés y Laura se miraron y sonrieron sin poderlo evitar, era gracioso ver a la chica actuando así, al menos para ellos lo era. Adrián ni cuenta se daba o eso aparentaba. Mariluna los analizaba a todos desde su asiento.

―Gracias, puedes retirarte-le ordenó Laura.
La joven se marcho, Andrés se levantó de su tumbona y dirigió sus palabras principalmente para su invitado.

-A partir de hoy eres un amigo más de la familia. Vamos a pasar al comedor.

El resto se puso en pie y todos siguieron los pasos de Andrés. Una vez estando en el área del comedor ocuparon puestos en la gran mesa de cristal, los anfitriones en sus puestos habituales y Alex o Adrián en el que le indicaron amablemente. Tenía colocado cada plato sobre individuales de mesa rectangulares, delicados y finos y los accesorios sobre servilletas blancas. La misma joven que les avisó les trajo el primer plato que consistía en una sopa de pollo con fideos y verduras. La muchacha miraba todo el tiempo en dirección del invitado y cuando le tocó servirle su tazón se le acercó demaciado, mostrando sus senos turgentes por el escote prolongado de su uniforme. Era una morenita de cabello oscuro, ojos pícaros marrón oscuro, mayor de edad, humana y no era su alumna y eso molestaba a Mariluna, las molestaba más de lo que era capaz de admitir, nunca antes había experimentado ese sentido molesto, sintió complejos de inferioridad, estaba celosa aunque nunca lo admitiría. Cuando la empleada terminó, demorándose en demasía con Adrián, y colmando la paciencia de Mariluna, se retiró.

Más tarde regresó con filete encebollado, luego arroz amarillo, ensalada y pan, dando varios viajes de ida y vuelta con la misma rutina. Laura y Mariluna comieron moderadamente y con cuidado de no parecer animales hambrientos, sus filetes eran de vuelta y vuelta, bien jugosos y duros. A nuestra querida amiga le costó contenerse y no hacer el ridículo, en vez de morder su carne quería morder a la que se la sirvió. ¡Ni ella misma se reconocía!, jamás había tenido esos sentimientos nocivos con nadie, ella no era así, ¿qué le estaba sucediendo? Se preguntaba angustiada. De postre, para terminar, por suerte para Mariluna que tenía los nervios de punta, les trajo helado de chocolate y galletas dulces de vainilla y fresa, ya no tenía que aguantar por mucho más tiempo el coqueteo molesto y descarado de la sirvienta.

-Todo estaba delicioso-les elogió Adrián al concluir mientras la joven retiraban las últimas piezas de la vajilla utilizada.-mi felicitación al chef.

-Me alegra que le allá gustado-le contestó Andrés.

-¿Mañana nos da el resultado del examen?-le preguntó Mariluna que sólo quería tener un tema de conversación con él, para nada le interesaban los resultados ya que sabía perfectamente que era correcta su respuesta, pero no podía mostrarse ante nadie como realmente era. Suspiró aliviada cuando al fin se retiró la joven terminada su tarea, no sin antes lanzarle una última ojeada a su profesor. Ahogó un gruñido.