Rous:
Antony me espera en la puerta del colegio. Toma mi mano y nos subimos a su moto. El camino es tranquilo; lo abrazo, y su olor se vuelve tan familiar, tan reconfortante. A medida que estamos más cerca, siento que mi corazón se aferra a la idea de que tal vez, solo tal vez, podríamos estar juntos.
Llegamos a un parque enorme. Hay niños corriendo y cometas volando por todas partes. El ambiente es ligero, casi perfecto.
Antho: ¿Alguna vez has volado una cometa?
Rous: Nunca, siempre me enfoqué en estudiar, no salía de casa.
Antho: Lo sabía, jaja.
De pronto, toma una cometa y me enseña cómo usarla. Me da instrucciones mientras corro con la cometa en mis manos, sintiendo el viento en mi rostro. Sigo corriendo, y él me anima, su risa llenando el aire. Me siento libre, como si el mundo, por un momento, fuera solo nuestro.
Cuando la cometa finalmente vuela, me entrega la cuerda. Rodea mi cintura, y juntos le damos dirección. Su cercanía es abrumadora. Puedo sentir su respiración en mi oído, y entonces, me susurra:
"Rous, me hace bien estar cerca de ti."
Su voz me estremece. Mi corazón late con fuerza, y una parte de mí quiere que este momento dure para siempre. Pero sé que estar cerca de él me está lastimando. Me estoy enamorando, y no debería.
De repente, sus labios rozan mi cuello, trazando un camino de besos que me enloquece. Cuando finalmente me besa, le correspondo. Es suave al principio, pero pronto la pasión nos consume. Todo a nuestro alrededor desaparece, hasta que la cuerda de la cometa se suelta y todos nos miran. Corremos tras la cometa, riéndonos como si fuéramos niños.
Después, caminamos hacia un carrito de helados. Todo debería sentirse perfecto, pero hay algo que no me deja avanzar: no soy su novia. Nos sentamos en el pasto, mirando el cielo. La confusión se apodera de mí, y ya no puedo más.
Rous: Quiero ir a casa.
Antho: ¿Qué pasa, ratona?
Rous: Ya no puedo seguir con esto.
Antho: ¿Qué? ¿Por qué?
Rous: No puedo. Es ella o yo. No quiero ser solo una opción.
Antho: Rous... no estoy listo. No sé qué hacer. Quiero estar contigo, pero ella... es diferente. No puedes entenderlo.
Rous: Entonces, dilo. Acláralo.
Antho: Vámonos a casa, por favor.
Rous: No quiero. ¡Déjame en paz! ¡Lárgate!
Me levanto, corro sin mirar atrás y tomo un taxi. Ya no quiero estar cerca de él. Me siento una idiota. No siente lo mismo por mí.
Anthony:
No sé qué hacer. Tal vez me precipité. Llego a casa, las luces están apagadas, y todo se siente vacío. Me encierro en mi habitación, pero no puedo dejar de pensar en ella.
Miro hacia la puerta, y veo una silueta. Es Sambrina. Antes de que pueda decir algo, se abalanza sobre mí y me besa. La beso de vuelta, sin pensar, dejándome llevar por el momento. La pasión nos envuelve, me pierde en sus besos. La levanto y la coloco sobre mi regazo, y de pronto, todo se vuelve borroso. No sé qué pasó después, no quiero recordar.