Despechada

Rous: Al despertar, tomé una decisión: voy a dejar que mi vida fluya. No permitiré que nadie detenga mi camino. Por el momento, lo único que quiero es olvidarme del infame Anthony. Tomo una ducha reparadora, me tomo mi tiempo, plancho mi cabello, me maquillo de forma sencilla y me pongo unos jeans y una camisa ajustada. Tal vez no es lo que estoy acostumbrada, pero me siento cómoda. Voy al colegio muy entusiasmada, sé que debo olvidarlo, y haré todo lo posible para lograrlo. Al llegar, siento las miradas de todos a mi alrededor, escucho murmullos, pero continúo mi camino. A lo lejos veo a mi amigo Cris; su mirada se ilumina al verme. Las clases transcurren con normalidad, pero estoy inquieta al ver llegar a Anthony. Sé que no debo, pero mi corazón salta. Me estoy enamorando de él, debo olvidarlo. No sé cómo, pero lo haré. Todo transcurre con normalidad hasta que siento la mirada descarada de Anthony, que no deja de observarme. La tensión se palpa, y Cris lo nota, pero no dice nada. En el receso, Manuel, uno de los chicos más guapos del colegio, se acerca a mí. Pone su brazo sobre mi hombro y me invita a una fiesta que hará esta noche en su casa. Miro de lejos a Anthony con sus amigos, pero continúo mi camino. Hablo con Cris y decidimos que vamos a ir a esa fiesta. No sé cómo, pero iré. Alrededor de las seis, Cris me llama para decirme que va a pasar a recogerme. Estoy muy entusiasmada con la idea. Me pongo un vestido negro muy ajustado. Mis padres volverán mañana en la mañana. Llegamos a la casa de Manuel, es grandísima. Todo ya ha comenzado, la música está a alto volumen, muchos chicos bailan y toman. Hay sillones donde parejas se besan. Todo esto es nuevo para mí, pero seguimos caminando hasta llegar a la cocina de la casa con Cris. Rous: Puedo sentir apenas un susurro en mi cuello. Me siento tan cómoda, no sé qué pasa conmigo, pero me gusta. Me dejo llevar por las caricias de mi compañero. Ya no alcanzo a ver a Anthony. Creo que este es mi décimo shot, no estoy acostumbrada a beber y me está pasando factura. Me siento tan contenta que empiezo a contonear mis caderas junto a las de mi pareja de baile. De un momento a otro, jalo de su cabello y lo beso, tan apasionadamente que me quedo sin respiración, y un montón de hormigas se siente en mi estómago. De pronto, estoy en una especie de trance y comienzo a bailar. Todo el ambiente se enciende, y todos empezamos a saltar al ritmo de la música.