Rous:
La luz del sol se filtra a través de las cortinas, iluminando mi habitación con un brillo dorado. Abro los ojos lentamente, y una ola de confusión me inunda. No reconozco el lugar ni la situación. Me siento desorientada, como si estuviera despertando de un sueño profundo.
Miro a mi alrededor y todo parece en su lugar: mi ropa tirada en el suelo, el libro que empecé a leer en la mesita de noche. Pero hay un detalle que me hace fruncir el ceño: no recuerdo cómo llegué aquí. La última cosa clara en mi mente es la fiesta... ¿Qué pasó después?
Me siento en la cama, tocando mi cabeza, que late con un dolor sordo. La resaca es abrumadora. Me levanto, aún en pijama, y camino hacia el baño, esperando que el agua fría me despierte. Al abrir la puerta, veo que el espejo está empañado.
Mientras me lavo la cara, un recuerdo vago se asoma: una risa, una mirada intensa, y un beso... ¿Anthony? Sacudo la cabeza, tratando de disipar la confusión. No puede ser.
Anthony:
La noche fue una mezcla de caos y deseo. No puedo sacudirme la imagen de Rous desnuda, su cuerpo empapado y su mirada de desafío. En cuanto regresé a casa, me senté en mi cama, incapaz de dejar de pensar en lo que sucedió. ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran tan lejos?
Hoy, tengo que buscarla. La noche anterior no era como lo que imaginé. Todo lo que quiero es asegurarme de que esté bien. Si me ve, ¿recordará? ¿Qué pasará si se entera de que la vi en su estado más vulnerable? Esa idea me atormenta.
Rous:
Después de un largo y agotador baño, me miro en el espejo y respiro hondo. No puedo evitar sentirme inquieta. Decido vestirme y salir a dar un paseo para despejarme. Tal vez una caminata me ayude a recordar lo que sucedió.
Al salir de mi casa, siento el aire fresco en mi rostro. Mientras camino, la memoria de la fiesta comienza a fragmentarse. Risas, luces, y luego, esa sonrisa de Anthony. Mi corazón se acelera al recordar lo bien que me hizo sentir.
De repente, el sonido de un claxon me saca de mis pensamientos. Miro hacia el lado de la calle y veo a Anthony, parado frente a mí en su coche. Su expresión es seria, pero hay algo en su mirada que me hace dudar.
Anthony:
Me detengo y salgo del coche, buscando sus ojos. Hay preocupación en su rostro, y eso me hace sentir aún más culpable. No debí haber estado tan cerca de ella. Pero también sé que hay una chispa entre nosotros que no puedo ignorar.
—Rous, ¿estás bien? —pregunto, sintiendo que mi voz se quiebra un poco.
—No lo sé. ¿Qué pasó anoche? —su pregunta me golpea como un balde de agua fría.
—No... No estoy seguro, pero creo que deberíamos hablar.
Rous asiente, pero puedo ver la confusión en sus ojos. Lo último que quiero es que se sienta mal por lo que pasó.
Rous:
Asiento lentamente, mi corazón latiendo con fuerza. La noche anterior es un borrón, pero la forma en que Anthony me mira, la intensidad de sus ojos, me dice que hubo algo entre nosotros, algo que no puedo dejar ir.
—¿Podemos ir a un lugar donde podamos hablar? —le pregunto, sintiendo la necesidad de desentrañar el misterio de lo que sucedió.