Rous:
El trayecto en coche está cargado de un silencio tenso. La radio suena suavemente, pero mi mente está en otra parte, revisando cada fragmento de la noche anterior. ¿Por qué besé a Anthony? ¿Qué significa esto entre nosotros?
Cuando llegamos a un pequeño café, decido pedir un café negro, lo que debería ayudar a despejar mi mente. Anthony pide un té helado y me observa con esa mezcla de preocupación y curiosidad que me hace sentir vulnerable.
—Rous, necesito saber si te acuerdas de algo de anoche —me dice, la intensidad de su mirada me quema la piel.
—Solo fragmentos. Recuerdo que estábamos en la fiesta... y luego... —me detengo, recordando el momento en que nuestras bocas se encontraron, ese impulso que no pude controlar—. Luego todo es confuso.
Anthony se muerde el labio, y me doy cuenta de que está tratando de encontrar las palabras correctas. Pero no puedo evitar la creciente ansiedad en mi pecho.
—Mira, no quiero que pienses que lo que pasó fue un error —empieza, pero lo interrumpo.
—¿Entonces fue un error? —mi voz suena más fuerte de lo que pretendía.
—No... No quise decir eso. Es solo que tú estabas ebria, y yo... —su mirada se desvía, y una sombra de duda cruza su rostro—. Quiero que sepas que me importas, Rous, pero la situación es complicada.
Anthony:
Mis palabras quedan atrapadas en mi garganta. No debería haberme dejado llevar, pero no pude resistirla. El recuerdo de ella en la ducha, su piel brillante y sus ojos llenos de deseo, me atormenta. Pero ahora, al verla frente a mí, sé que no puedo dejar que las cosas se compliquen más de lo que ya están.
—Rous, hay algo que deberías saber —digo, sintiendo el peso de la verdad en mi pecho.
Ella me mira, confundida y ansiosa.
—No estoy seguro de que sea el momento adecuado para hablar de esto, pero... Sabrina no es lo que parece. La dejé por una razón, pero nunca tuve el valor de decírselo.
Rous:
Su declaración me deja helada. Sabrina. La chica de la que todos hablan, la que todos creen que es perfecta. La que ha estado a su lado todo este tiempo.
—¿Qué quieres decir? —pregunto, mi corazón latiendo en mi garganta.
—No quiero que pienses que estoy jugando contigo. La relación que tengo con ella es complicada. Y anoche, lo que pasó entre nosotros, fue... —su voz se quiebra y yo siento que el mundo se detiene.
Anthony:
—Fue real, Rous. Me siento atraído hacia ti de una manera que no puedo explicar. Pero al mismo tiempo, no puedo dejar atrás la historia que tengo con Sabrina. Ella me ha estado presionando, y no sé cómo salir de esto.
Su sinceridad me sorprende, pero también me duele. La idea de que hay otra persona en su vida, otra mujer que podría reclamarlo, es insoportable.
Rous:
La confusión se convierte en una tormenta de emociones dentro de mí. La ira se mezcla con la tristeza. ¿Por qué no se alejó de ella antes? ¿Por qué decidió buscarme a mí si sabía que aún tenía ataduras?
—Así que, ¿todo esto fue un juego para ti? —pregunto, tratando de mantener la voz firme, pero siento que el dolor se escapa.
—No, Rous, nunca fue un juego. No quise que las cosas se complicaran. Quiero ser honesto contigo —me responde, y veo la sinceridad en sus ojos, pero el miedo también brilla en ellos.
Anthony:
El aire entre nosotros se espesa con la incertidumbre. Sé que no puedo perderla, pero tengo miedo de arrastrarla a este lío. En mi corazón, sé que tengo que tomar una decisión.
—Te prometo que haré lo posible por aclarar las cosas con Sabrina, pero necesito tiempo. Si me das la oportunidad, quiero demostrarte que eres más que un desliz para mí —digo, sintiendo que estoy apostando todo en esta conversación.
Rous:
Asiento lentamente, sintiendo que las lágrimas amenazan con caer. Me siento perdida. La conexión entre nosotros es real, pero el recuerdo de su novia pesa en mi corazón como un ladrillo.
—No sé si puedo esperar, Anthony. No quiero ser la otra opción —susurro, sintiendo que el mundo se desmorona a mi alrededor.
—No es eso. Nunca te vería como una opción, eres mucho más que eso para mí. Pero necesito que confíes en mí —dice, y puedo ver el dolor en sus ojos.
Anthony:
La verdad se cierne sobre mí, como una sombra oscura que amenaza con consumirnos. No puedo dejar que esto termine así, pero la realidad de mi situación me mantiene atado.
—Dame tiempo, Rous. Por favor —le pido, sintiendo que esta podría ser nuestra última oportunidad.