—Se fue —anuncia uno de los alumnos—¿Podremos salir? —pregunta otro, y el profesor mira su celular confuso, y levanta la mirada hacia mí —No sé si entró la llamada, tengo un problema con la señal —dice —¿Hay alguna manera de avisar a todos que se queden en sus salones? —niega con la cabeza, observo mi herida, el chico me colocó un pañuelo para detener el sangrado —¿Conoces quién es? —pregunta bajando las mangas y sentándose en su banco, mirándome otra vez — No, me intentó agarrar antes de entrar al liceo, y me apuñaló en la biblioteca pero no se quien es.
—¿No podes salir vos? —pregunta una chica del fondo alzando la voz —Digo, parece que te quiere matar a vos, no a nosotros —el mismo chico se da vuelta —Andrea, no seas boluda, como lo vas a mandar a morirse —dice, indignado. La chica no volvió a hablar, ya que el profesor hizo señas hacia su lugar mientras intentaba llamar —Por cierto, me llamo Sergio —susurra el chico acercándose —Alexander— respondo.
Un estruendo en los pasillos cercanos nos sorprende, me asomo por el vidrio de la puerta y lo veo vestido de negro y con capucha, el hacha por el piso y con sangre cayendo, una persona arrastrándose para alejarse. —Pásenme la llave, rápido. Cierren detrás de mí y alguien páseme una tijera —abro y salgo del salón acercándome lento hacia él y con pasos seguros, veo como levanta su hacha listo para golpear, corro y lo golpeo en la espalda con la tijera, cae hacia el costado y levanto rápido a la persona, volteo hacia el salón del que venía y corremos.
—Se levantó, rápido —dice la chica a mi lado —Mierda —digo al voltear y verlo corriendo hacia mi, abren la puerta y la hacha me roza, me agacho y corro hasta las escaleras de la biblioteca. Me persigue, siento sus pasos cada vez más cerca, bajo hacia el primer piso y siento como mis pelos son atraídos hacia atrás con fuerza, golpeo mi cabeza contra el escalón y susurra muy cerca de mi oído —Te tengo —golpeo su mentón y voy hacia los baños cercanos, tomo una de las llaves del cuarto de mantenimiento y la puerta se abre, me encierro en él.
—Si te escondes, alguien más morirá por ti —no reconozco su voz y mi corazón empieza a alterarse —¿No vas a salir? —mi respiración es más fuerte y empiezo a sentir un ardor en la parte trasera de mi cabeza, siento algo arrastrándose por el baño y luego un ruido —Cobarde —empieza a golpear la puerta, una y otra vez con el hacha, retrocedo hasta que mi espalda golpea una repisa, tomo un destornillador y cuando escucho otro, siento el grito de una chica —Recuerda que tú lo provocaste —mi mano tiembla al acercarme a la llave, comienzo a escuchar los gritos y caigo al piso como si nada, mi cuerpo entero tiembla por los nervios, mi corazón se siente pesado y en poco tiempo veo negro.
Claudia
—Bueno, copien el texto que paso la lista —dice mientras una compañera le saca foto al libro y lo pasa al grupo. Saco mi celular y reviso la conversación con Alexander —no vas a entrar? —envío —Claudia, copia por favor —dice la profesora cuando un grito se siente en los pasillos a nuestra derecha —¿Puedo ir al baño? —pregunto en cuanto levanto la mano, tengo que buscar a Alexander.
Lo veo correr entrando hacia uno de los salones, unas gotas de sangre por el piso y él con capucha y máscara de diablo parado, solo mirando hacia adentro por varios minutos hasta que me ve, me quedo paralizada mientras se acerca a mi, golpeo una silla que me hace caer hacia atrás, se acerca lentamente mientras disfruta el momento. Veo la puerta del salón abriéndose, sale en silencio y cuando me intenta golpear con su hacha, Alexander lo golpea con algo en la espalda y cae, me levanta y corremos hacia la puerta.
Alexander corre y sin poder decir palabra, el diablo lo persigue y sin notar mi presencia, intenta golpearlo. La puerta se abre y solo veo una mancha negra persiguiendo a otra por las escaleras, un chico me habla y pasa su mano por mis ojos —¿Hola? —me observa dudoso —Necesito ir a avisar lo que está pasando, cierren la puerta —el chico sale y corre en la dirección en la que se fueron.
Entro a la clase y noto que no puedo articular palabra alguna, la profesora se voltea para verme y todos observan, veo a Agustín y Pablo sentados, me acerco hacia ellos —Hay alguien en el liceo, tiene un hacha, quiere matar a Alexander —me intento explicar. —¿Qué? —dice Agustín primero— Por favor necesito que alguno de ustedes vaya a revisar cerca de la puerta principal, lo estaba persiguiendo y quedé paralizada—.