Tu novio o el mío [sichul]

Capítulo Cuatro

CON una cerveza en la mano y apoyado contra un poste de madera de la terraza, la vista clavada en la noche negra e insondable, Siwon se preguntó por qué demonios había vuelto Lee justo en ese momento, cuando Woohyun y él tenían todo aclarado y acordado.

Durante años habían estado sin noticias de él.

Sí, habían visto reportajes en televisión, con el ruido de fondo de las bombas y la metralla, o mientras salía de los escombros causados por un terremoto, todo él cubierto de polvo y tierra.

Sungyeol no había establecido contacto personal con ninguno de ellos. Y en el momento en que Woohyun y él planeaban un futuro juntos, y lo hacían por las razones correctas, aparecía.

El futuro rosa que Siwon había planeado empezaba a encajar en su sitio.

Pero justo entonces había estallado la bomba de Lee.

Desnudo hasta la cintura e inclinado ante una toma de agua exterior, Siwon se quitaba la suciedad del día cuando oyó el crujido de las bisagras de la puerta trasera del patio. Alzó la vista, se quitó agua de los ojos y vio a Heechul Kim de pie, inseguro, justo delante de la puerta.

Iba con ropa de ciudad, como si llegara directamente de la oficina, y la impecable camisa blanca y el pantalón de color gris marengo se veían completamente fuera de lugar entre los gomeros y los pastizales. Sin embargo, Siwon se sintió perdidamente cautivado.

Aturdido habría sido una palabra mejor. No pudo dejar de mirar.

La ropa de trabajo de Heechul resaltaba sus curvas esbeltas, y sus piernas, enfundadas en brillantes zapatos, se veían sensacionales. El cabello oscuro estaba recogido hacia atrás con una cinta de terciopelo, y se le veía sofisticado, serio y, asombrosamente sexy.

La reacción que despertaba en él era peor que la primera vez que lo había visto junto a su coche en el lateral del camino, ya que en ese momento, observarlo con su elegante ropa de ciudad, lo agarraba por el cuello y le enviaba una descarga directamente hacia el sur del cuerpo.

Maldijo para sus adentros.

¿Qué hacía allí? ¿Y solo?

¿Dónde andaba Woohyun? ¿No se suponía que ese fin de semana los dos iban a quedarse en el Blue Gums con Eunhyuk Nam? Eunhyuk ya se hallaba mucho mejor y había empezado a asistir a las reuniones de Alcohólicos Anónimos en Toowoomba.

Controlando su reacción no buscada, lo saludó:

—Hola.

Heechul seguía sin moverse. De hecho, parecía tan traspuesto como él… mirándolo con expresión preocupada mientras apoyaba una mano en la V abierta de su impoluta camisa blanca.

Con celeridad, Siwon cerró el grifo del agua y recogió la camisa que se había quitado, con la que se secó los hombros y el torso mientras avanzaba hacia él.

—No te esperaba —expuso lo obvio mientras se ponía la camisa húmeda y arrugada—. ¿Va todo bien?

—Yo… —comenzó Heechul antes de tragar saliva y parecer incómodo—. Woohyun me pidió que viniera. Se suponía que íbamos a quedarnos en la casa de su padre, pero él… —hizo una mueca avergonzada.

—Oh, no. Eunhyuk no estará borracho, ¿verdad?

Heechul asintió.

—Me temo que está bastante mal. Siwon soltó un juramento.

—Le estaba yendo tan bien. Daba la impresión de haberse asentado en la rehabilitación —suspiró—. Seguro que Woohyun se siente fatal.

—Sí. Me suplicó que viniera a tu rancho mientras él se quedaba con su padre —expuso con expresión preocupada—. Espero que esté bien.

—No sufrirá ningún daño. Eunhyuk nunca es violento, y jamás atacaría a su hijo. No físicamente —comenzó a abotonarse la camisa informe—. No obstante, le voy a llamar por teléfono ahora mismo.

Heechul le miró el pecho y, sonrojado, apartó la vista.

—Pasa —le dijo él, yendo hacia la casa—. Tienes el aspecto de que te sentaría bien una taza de café, o quizá algo más fuerte.

—Gracias. Me encantaría un café.

De camino hacia la puerta mosquitera, Siwon se centró en Woohyun y en lo devastadora que debía de ser la recaída de Eunhyuk. Se obligó a no centrarse en el hombre esbelto y cosmopolita que caminaba a su lado. No podía permitirse el lujo de pensar en ese pantalón que le ceñía las curvas y en las piernas largas enfundadas en ese pantalón o en los zapatos que se hundían en la hierba.

Sentado en el taburete que había ante la isla de granito en la cocina del rancho de los Choi, Heechul cerró las manos en torno a una taza de té, entornó los párpados y respiró hondo.

Pero la atmósfera placentera hizo poco para calmarlo. Aún seguía sacudido por la escena que había contemplado en el Blue Gums.

La visión del padre de Woohyun, tambaleante e incoherente, había sido terrible. Su amigo se había sentido muy avergonzado y lo había sacado de allí con premura.

Pero su llegada a Willard Downs había producido un encuentro igual de perturbador con el torso desnudo y mojado de Siwon.

Heechul había visto muchos torsos sin camisa y ése no debería haber representado una excepción… salvo que era la primera vez que había tenido un contacto tan próximo con los músculos suaves y marcados de Siwon Choi, más esos abdominales rocosos y perfectamente definidos, por no mencionar la tentadora pirámide invertida de vello oscuro que se perdía por debajo de la hebilla de su cinturón.




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