Decidida o no, hoy era mi venganza.
No es fácil perdonar a alguien que se había atrevido a humillarme delante de mis amigas. Tomé mi celular de la mesita de noche.
Hablaré por whatsapp con mi confidente.
Yo: Hola.
Él: Sigues con el plan.
Yo: Claro o ¿pensaste que me iba a rendir?
Niña no te equivoques, es jugar con fuego.
Sonreí pícaramente.
Eres ingenuo Angel, soy más lista.
Yo: No me subestimes demasiado amigo.
Apagué él teléfono después de enviar el último mensaje. Concilié él sueño mirando una de mis novelas favoritas, elif, porque aún era las 2:00 am.
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Con una alarma desperté gritando por el susto que ocasionó en mi ser. Sorprendida todavía me levanté con sueño y perezosa, bostezando por no haber dormido horas completas a noche.
No me había percatado aún que aplasté a mi teléfono con la almohada.
—Sasha— se escuchaba a mi madre que me llamaba urgente. Seguro era porque estaba preocupada porque ese día dormí hasta tarde.
—Ya voy— respondí.
Ese momento cuando estaba lista para cambiarme suena el celular, refunfuñendo miro la pantalla y me llamó justo al que no quiero ver hoy porque daría un disgusto a su novia.
Si no fuera por mis tontas manos no contestaría.
—Aló— de mala manera contesté.
—Como éstas preciosa.
—Para que llamaste. Y si Becky se molesta.
Escuché su risa antes de contestarme—Me deshice de ella para poder recogerte hoy de tu casa y llevarte a la universidad.
—Es broma.
—Si no me crees echa un vistazo en tu ventana, princesa.
—¡Diablos!— reaccioné.
¡Como se atreve!
Inusual o no, me vi obligada a bajar.
Lo encontré ahí, justo ahí parado frente a mí como un idiota. La verdad no se que pienso ¡El es un idiota!— Quiere acercarse a mí como todos lo hacen y no es nada natural. Que decir de Aj styles, él que se atrevió a humillarme ante mis amigas, además agregaré que no me agrada en obsoluto.
—Que haces —caree viéndole directamente a los ojos.
—Esperarte —apoyó su brazo en la puerta para acercarse a mí hasta sentir nuestras respiraciones cerca, incomodó mi cuerpo y me puso más nerviosa. También se me ocurrió caerme pero con uno de sus brazos sostuvo mi cintura—. Eres en verdad, muy hermosa —aproximó sus labios para que rozaran con los míos.
—Eres un pervertido. Lo sabias ¿No?
—Hay muchas cosas que no sé de mí preciosa, ni siquiera me tomo el tiempo de analizarlas.
—Pues, yo, no soy alguien que cae rápido y a diferencia de ti, si me conozco.
—Conformate con eso, princesa —se alejó lo cual me dejó aliviada, estuvo a punto de besarme, que carajos pasó. Quice que esa escena lo borre mi memoria.
Lo vi abriendo ya la puerta del auto, apenas habían transcurrido unos minutos. Luego de eso me dio ganas de enterrarlo debajo de la tierra.
Admite que ese acercamiento estuvo excitante.
Solo es un idiota, es solo eso.
No, no me atrevería a robarle él novio a una de mis amigas. Prometí desde ese instante a hacerles un aviso con una cachetada, no más una escena bochornosa como esa.
Es cierto que hice que me llevara, no tuve otra elección, que por culpa suya íbamos a llegar tarde a las clases. Por cierto agradecí su amabilidad pero no pagué el precio que quería.
—¡Oye!— su voz que hasta había comenzado a detestar me llamó la atención —, no olvides lo que quiero.
—Ajá, muy gracioso.
Seguí con mi camino hacia mi locker para sacar algunos libros para la materia, me tocaba la clase de física.
—Enserio decidiste venir —comentó Kelly.
—Si, y no te imaginas lo que pasó en la mañana.
—Ya sé, estás enamorada o algo así.
—¡No! Claro que no.
—¿Entonces?— hizo un puchero —ay anda dime ya.
—Seth me trajo y sabes que odio eso amiga —caminamos juntas por el pasillo hasta llegar al salón, conversamos de muchas situaciones como lo que había pasado y quiso convencerme de que los que empiezan así siempre terminan por juntarse.
—Miren a quien se le ocurrió venir hoy —Humberto subió a una mesa y llamó la atención de todos con su ridículo anuncio, a estas alturas me vinieron ganas de pisotearlo. No solo le basto lo que dijo antes, sino añadió—Nuestra reina.
—Aj este parlanchín habla por ti.
Al aproximarme lo encontré con su rutina de siempre. Nuestras miradas estaban conectadas diría yo porque sus ojos tan azules como el océano, deslumbraron mi alma.
—No, no lo hace aún. Solo que necesito un mánager o un representante —dejó a un lado el papel y su lápiz —Soy un poeta.
Después de un momento que no pensé que llegaría y ni siquiera me recordaba puso mis cabellos de punta. Él profesor asumió que estábamos haciendo chacota al encontrarnos reunidos, mientras que yo y él estábamos en el centro. La pizarra era nuestro mayor castigo, al menos lo era para mí y bastante. Digamos que no era buena en física.
—¡Auch! Se que no es tu fuerte —me sonrió Ángel desde uno de mis costados.
Suspire incontables veces por el abrumamiento de no poder resolver ni siquiera intentarlo, era como si estuviera volando entre el cielo negro y las estrellitas que hay en el, brillando pero no tan intensa como la luna.
Sin que me diera cuenta al estar concentrada, llegó un papelito doblado que no supe desde donde llegó y decía: "Eres una mariposita sin alas que quiere aprender a volar". Por la letra deduci que era del hombre que aquellos ojos me deslumbraron cuando lo vi directamente. Sonreí y no se porque sentía que estaba rara ya que con solo leer el mensaje, me vino un sentimiento extraño. Era como si me importaba mucho como para estar atontada.