Tu Rechazo, Fue Mi Salvador

Capítulo 1. New York

–Interesante...

Lo mire expectante, esperaba que me diera uno de esos insultos que le daba a medio mundo, pero eso fue lo único que salió de su boca "Interesante", ¿eso de que mierda me sirve?.

–Déjalo, eres pésimo para dar opiniones –Estaba apunto que quitar el computador, pero el me detuvo– . ¿Que haces?.

–Deberías dejarme hacer mi trabajo–Murmuró, colocando el computador en su posición inicial–. Me gusta.

Haber estaba claro que me emocione, que el queridísimo Alfa Jones, juzgue mi novela polvorienta era estresante, pero...dijo que le gustaba.

–Bueno gracias por tu innecesaria opinión–dije, sentándome a su lado.

–Para ser la dueña de toda una editorial, te venia muy emocionada por mi respuesta–sonrió de lado, maldito.

–Solo eres un simple inversionista.

–Aja lo que digas.

Estaba a punto de protestar cuando la puerta fue abierta de golpe, Ambos miramos en dirección a ella, ahí estaba la presencia de mi secretaria, quien parecía hipnotizada con el hombre a mi lado, parece que cierto señorito tenia una enamorada en mi oficina.

–Que quieres?–mire a mi lado, Derek mantenía su postura seria y fría.

–Este-Yo...Vineatraerlelosinformesdeloscontratosquesolicitó–Balbuceo, ¿que dijo?, no lo se, pero la pobre estaba que se moría de vergüenza.

–Déjalos ahí y lárgate–de nuevo me pregunto cómo es que llegue a ser su amiga.

–Si Señor–rápidamente dejo los informes en mi escritorio y salió disparada de aquí.

Tan pronto como ella se fue, el me miro y volvió a la misma faceta de chico amable.

–Asusta tu bipolaridad.

Su sonrisa se ancho y una carcajada fue lo único que escuche, a veces mi amigo era un completo idiota.

–Así me quieres.–Miro su celular y sus gestos se tensaron.

Apuesto a que ya le quemaron su empresa.

–Me tengo que ir, el idiota de mi asistente, no puede resolver un simple problema–dijo, con fastidio tomo su saco y pronto la seriedad se volvió a apoderar de su rostro.

–Si, tengo muchas cosas que hacer.

–Se dice gracias, niña mal educada–el ya estaba hasta la puerta, y aun así pude sentir la fastidiosa diversión en su voz.

–Si, gracias, queridísimo Derek Jones – y de nuevo empecé a escribir cosas al azar en mi computador.

–Nos vemos en la junta directiva – de reojo mire en dirección a la puerta y ahí seguía el, dándome su aún irritante sonrisa encantadora.

Cuando el timbre de su celular volvió a sonar, fue entonces cuando el sonido de la puerta cerrarse hizo eco en mi oficina, suspire con alivio y de nuevo me limito a frotar mi cara contra mis manos con frustración.

Pensé que la visita de Derek iba a lograr que me distrajera de mis tortuosos pensamientos, pero simplemente lo único que logró fue que la maldita carta estuviera presente en mi mente cada minuto que pasaba con el.

Nunca antes había odiado tanto a un simple papel como lo hacía con aquella carta.

Claro a excepción de los informes, esos papeles eran un dolor de cabeza.

–Señorita Davis, La Señorita Sofía insiste en verla– me aviso mi secretaria.

Joder, debería de enseñarle a tocar.

–Dile que pase, y la siguiente vez se tan amable de tocar.–ella me miró con ojos de cachorrillo asustado y pronto salió de la oficina, como si su vida dependiera de ello..

Sabía que Sofía venía por la misma carta, pero lo que no sabía era porque mierda tenia que avisar, era nuestra empresa.

–Lea–Fue lo primero que escuche de parte ella una vez entró.

–Tenemos que regresar a nuestra manada.

Sabia que teníamos que hacerlo, pero lo que menos quería hacer, era regresar a el lugar donde el estúpido de mi ex mate me rechazo.

Y todo para una simple ceremonia de cambio de alfa.

Aún era doloroso recordar, el problema fue que cada maldito detalle se quedo gravado en mi memoria.

...

–Este es el modelo para el libro de febrero, y este otro para el de mayo –mire a mi asistente con aburrimiento.

–Que Derek elija, a mi me da pereza –murmure con molestia.

–¿Disculpe?

Me recompuse y le conteste con toda la paciencia que pude reunir.

–Déjalos ahí, los reviso en un momento.

Ella asintió, pronto salió de la oficina.

–Malditos dolores de cabeza.

Sobre mi sien dolorida, soltando un suspiro cansado.

Odiaba tener que trabajar el domingo hasta la noche, por el simple error de un nuevo, ¿A quien se le ocurría sacar las portadas de su computador sin haberlas guardado antes?, me recordaba a una serie que vi.

Estaba apunto de iniciar con mi sexta ronda de maldiciones, cuando el teléfono empezó a sonar, estaba dispuesta a ignorarlo, sin embargo su insistencia me saco de colmo.

–Lea Davis –dije, seriamente.

–Señorita Davis –pronto escuche la voz mas masculina y odiosa que he conocido.

Una ola de diversión remplazo mi mal humor.

–Señor Jones, a que se debe el honor de su llamada –casi pude visualizar su estúpida sonrisa perfecta.

–Me alegra saber que tiene en claro la importancia de mis llamadas.

Maldito egocéntrico, con ego hinchado.

–Vete al carajo.

Una risa lenta y sexi, se escucho al otro lado de la línea.

–Vaya pues parece que estas de mal humor.

Estaba apunto de contestar cuando, de nuevo los punzantes dolores se hicieron presentes. Puse mala cara, ya decía yo que esto no podía durar mucho.

–Oh, cállate

–No debes de hablarle de esa forma a uno de tus mejores inversionistas.

–No deberías hablarle de esa forma a la chica que puede darte una patada en la bolas.

¿Quien era el?, bueno te lo describiré tal cual como dicen las revistas de moda.

Derek Jones el hombre mas codiciado de New York, con una belleza insuperable y un porte elegante, sus hermosos ojos, son igual de hermosos que el cielo, aun cuando demuestran malicia y seducción, con una sola mirada, hace que tu piernas tiemblen, su muy cuidado cabello, sin duda el cabello negro le sienta tan bien, y su figura es la de un dios griego inalcanzable. Derek jones es el hombre de mis perversos deseos.




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