Tú y sólo tú

Capítulo 7: "Reto"

Kyle

¿Por qué tanto misterio? ¿Qué hablaban tanto que tuvo que ponerle pestillo a la puerta? Y no sólo eso, era el único de la casa que no estaba invitado a la juntadita aquella.

Me sentía terriblemente excluído. Peor aún. Como un crío. Por Dios, tenía veintisiete años y me andaba preocupando por una estúpida pijamada.

《Sabes que no es la pijamada lo que te preocupa》.

—¿Dónde estabas? —le pregunté a mi novia en cuanto entró al cuarto.

Tam se quitó el abrigo pero no el pañuelo que traía. Se lanzó de lleno a la cama, boca abajo. La miré, esperando por una respuesta.

—Estaba en el restorant que está sobre la playa —murmuró.

Fruncí el ceño.

—¿Sola? Te hubiese acompaña... —pero ya se había dormido.

La arropé y salí de la habitación. Por un lado, me picaba la curiosidad de saber quién o qué la motivó a ir a un restorant sobre la playa ¡cuando ella odia la playa! Y por otro, me daba igual. Hacía tiempo que no nos dábamos explicaciones de qué hacíamos o dejábamos de hacer. Salvo la vez que Tabitha apareció en la fiesta esa noche.

《Otra vez con Tabitha》.

Encendí el microondas para recalentar un sándwich de jamón y queso. Mientras esperaba que sonara la alarma de finalización, una figura femenina se presentó delante de mí, buscando algo en el refrigerador. Al parecer, no me había visto.

Me tomé el tiempo para observarla desde las Converses negras que calzaba, subiendo por sus piernas, pasando por sus muslos, llegando a su...

Carraspeé cuando empecé a sentir esa dureza en mi miembro al verle el trasero enfundado en esos shorts de jeans, haciéndola girarse hacia mí, sorprendida.

—No te vi —soltó con rapidez.

Me encogí de hombros.

—No he dicho nada.

Sostuve su mirada con la misma intensidad que ella, batallando quién perdería cuando la apartara primero. Sonreí cuando gané.

—¿Qué están haciendo? —pregunté simulando desinterés.

—Jugando a los cinco ingredientes —contestó sacando un pote de queso, crema de maní, yogurt y otras cosas más. Debí haber puesto una expresión de no tengo ni idea, porque siguió explicando—: Tengo que llevar cinco cosas comestibles para mezclarlas y si alguno no responde la pregunta, tiene que comer.

Asentí, entendiendo.

—¿Por qué tardas tan...? Ah, estabas despierto —rió Jake, pasando un brazo sobre los hombros de Tabitha.

—Sí —dije, sin apartar la vista de su brazo—, ya me iba a dormir.

—¿Quieres venir con nosotros? —preguntó.

La castaña lo fulminó con la mirada y yo ahogué una risa. Estaba claro que no quería tenerme cerca. Me alegraba saber que no era el único al que le costaba.

—No quiero molestar —hice una mueca, simulando incomodidad.

La alarma del microondas empezó a sonar y me di media vuelta para abrirlo. Ya era hora, pensé que se había carbonizado el sándwich.

—Claro que no, imbécil. Vamos, ven —insistió.

Sonreí pero cambié la cara al girarme. Me encogí de hombros, como dándome por vencido.

—Termino de comer y subo.

Mi hermano me guiñó un ojo y arrastró a una callada Tabby hacia las escaleras.

—Siéntate junto a Vik, rápido, rápido, que quiero empezar a jugar —apuró Jane en cuanto entré.

Hice lo que me pidió, quedando entre mis dos hermanos y frente a las dos chicas. Una de ellas seguía mirando a Jake con recelo. Pero bueno, ¿Tan mal le hacía tenerme cerca?

《Casi tanto como ella a mí》.

—¿Y ahora qué?

—Ya te expliqué el juego —soltó con acidez—. No es tan complicado.

Enarqué las cejas. Lo que me faltaba. Que se portara como una cría de catorce años.

—Medícate.

Apretó los labios con enojo reprimido y no me contestó. Jane carraspeó, incómoda por el momento, Jake fingía que nada había pasado y Vik... Vik le sonreía estúpido a la pared.

—Primera pregunta —dijo mi prima con entusiasmo—: Jake, ¿Qué es lo que te gusta más de una chica?

Me tensé cuando miró a Tabitha con galantería. No podía dejar de lado su instinto conquistador ni un segundo, ¿No?

—Sus ojos —respondió, echándose hacia atrás sin abandonar la sonrisa de donjuán —, luego su boca —las comisuras de la castaña se curvaron hacia arriba y mi sangre se tornó más espesa y caliente en mis venas—, ¡Uf, y esa sonrisa! Definitivamente esa sonrisa.

Fulminé a mi hermano con la mirada y mi otro hermano me la devolvió cargada de confusión.

《Yo tampoco me entiendo, Vik...》

—Bueno —siguió aún sonriendo—, vamos contigo, primita. ¿Qué pasó el día de la fiesta entre tú y Colton?

Enarqué las cejas, expectante como todos en la habitación, viendo a Jane vacilar para después inclinarse hacia el vaso con la mezcla nauseabunda.

—¡Eugh! ¡Esto es asqueroso! —se quejó al olfatear el contenido.

—No más asqueroso que lo hicieron tú y el rubiecito, por algo estás sacrificándote a beber eso —se burló Jake.

La pelinegra inspiró hondo unas cuantas veces y bebió un trago de golpe sin respirar. Su cara se transformó en un manojo de arrugas y muecas de asco que nos hizo reír a todos. Reír y sopesar bien la opción de responder a lo que sea.

—Eso queda entre él y yo —dictaminó con aires misteriosos—. Bueno, entre Tabby, él y yo.

¿Qué?

—¡Trío! —exclamó entre carcajadas.

Tabitha se acercó para darle una bofetada en la nuca.

—No seas imbécil, Jake —protestó—. Se refiere a que me contó lo que sucedió.

Vik se rió por lo bajo. Parecía estar pasándosela bien, y eso me alegró.

—Tu turno, Tabbs —aplaudió—. Vik, tienes que preguntarle algo.

Victor la miró y se encogió de hombros.

—¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo?

Tabitha parpadeó sorprendida y yo escondí una sonrisa. Deseé que ni pensara en alcanzar el vaso.

—Poco más de año y medio.

El cuarto de Jane se llenó de gritos de sorpresa, burla e incredulidad.

—¿¡Qué!?

—¡Pero si estás buenísima! ¿Cómo pueden ser tan ciegos los tipos?



#30867 en Novela romántica

En el texto hay: amigos, celos, amor

Editado: 22.03.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.