Tu, Yo, Nosotros.

Prólogo

Sabes que te enamoraste cuando lo que era color rosa se tornó de un negro igualando a la oscuridad, lo que te rodea lo ves pequeño, todo y todos te lastiman con cada una de sus palabras de consuelo, tienes miedo de volver a enamorarte. Pero ese es el lema de la vida, romperás y te romperán el corazón. Es la mejor forma que la vida tiene para burlarse de ti.

Él.

El chico que conocí por accidente.

El chico que me caía mal desde el momento en el que cruzamos la primera palabra, una corazonada pudo ser la que me dijo que no lo dejará acercarse.

El chico que me hizo sentir por primera vez muy especial y diferente en el buen sentido.

Saben realmente pensé que nunca pasaría eso, que el chico del que me enamoraría sería como el de los libros o películas románticas, todo perfecto.

Que viene y pide una disculpa, y yo lo tengo que perdonar solo porque mi corazón me lo dice, aunque termine siendo ridícula y patética, aunque también podía terminar en una trágica muerte. O en un mundo en el que yo tuviera que pedir las disculpas.

Cada vez que cierro los ojos lo recuerdo, sus besos, sus caricias, sus mimos y su cara que parecía tallada por los mismos dioses.

Sus ojos como la luna, atrayentes.

Aferrarse a las personas es malo, pero a veces necesitas ver esa chispa de luz al final del camino, esa que te grita que te aferres a ella, que no importa que el golpe sea dure, que te lances sin pensarlo.

Aférrate.

Eno esperes el amor de una persona que no te lo quiere dar. Nunca llegará.

Lo que pasó con él fue exactamente lo contrario, el amor llegó, pero no se quedó.

Todo empezó ese día, lo recuerdo tan bien, él y su estúpida sonrisa cautivadora, sus ojos grises y su porte francés.

Su personalidad que me sacaba de mis casillas, y su importante apellido; según la sociedad era la mejor opción de hombre, tanto para mujeres como para hombres.

 

*****

 

— Hola, lo siento chicas que apenas me he levantado he venido para acá. — Comento a mis amigas en cuanto llegó a la cafetería.

Esta es de las más reconocidas en todo Wiseltorn, esta cerca de la zona de bufetes de abogados y es lo suficientemente grande para que estés cómodo y conforme. Aquí te juzgan por acciones y apellido.

La cafetería en cuestión no es muy grande y tiene un estilo entre minimalista y moderno algo que a mi parecer es elegante y sofisticado.

Es llamada “Amor, love, amour; el amor en diferentes idiomas.”

— No pasa nada, empezábamos a platicar sobre las nuevas compras y viajes, a los que obvio nos vas a acompañar quieras o no. — Dice Nancy, con la voz un poco chillona por la emoción.

— Claro que iré, un viaje no me lo pierdo por nada. Además, necesitamos vernos todos juntos. — Mis dos mejores amigas, Nancy y Daniela, las tres pertenecemos al mismo grupo de amigos. Somos 6 en total, ellas dos, Richard, Jack y Morgan. Termino la frase y noto que tanto Nancy como Daniela, mi otra amiga, han apartado la mirada.

Me sentí como en el colegio cuando una de ellas me deja hablando sola porque sabe que se está acercando un profesor para regañarnos por platicar en su clase. Los maestros odian ser ignorados, o la gente en realidad odian que los ignores.

Volteo un poco mi mirada y lo único que veo es al mesero que siempre nos atiende.

¿El mesero? ¿Pero qué tiene de interesante un mesero?

— ¿Por qué ven al mesero? Ni siquiera es guapo, aparte, hemos venido muchas veces y ese mesero tiene mucho trabajando aquí. — Les pregunto mientras volteo a verlas. Ellas me ignoran olímpicamente y lo único que hace Nancy es voltearme de los hombros para así ver hacia la terraza de la cafetería.

— Oh. — Dice Dani.

— Mi. — Dice Nancy.

— Dios. — Digo yo.

 Pero que bonitas flores y el cielo está despejado. La terraza de la cafetería es un lugar único, tiene una vista espectacular.

— Bueno basta realmente sigo sin entender lo único que veo son las flores y el cielo, que por cierto está hermoso el día de hoy. — Menciono con un poco de gracia en mi voz.

De repente me siento estúpida cuando las dos voltean su cabeza como la niña del exorcista.

— Wait, ¿Nos seguiste el O. M. G. sin saber porque lo decíamos? — Pregunta Nancy.

— Eh, si realmente no entiendo y la primera vez que voltee solo vi al mesero, pero yo no lo encuentro lo asombroso. — Digo mientras alzo mis hombros restándole importancia.

— Creo que me estoy empezando a arrepentir por hablarte ese día en el kínder Edlynne, si, lo estoy empezando a considerar. — Dice Daniela en forma de juego, ya que muchas veces me dice lo mismo y al final siempre termina abrazándome y diciendo que me ama, y ama el día en el que nos conocimos.

O más bien, espero que lo haga.

— Voltea muy disimuladamente a la última mesa de la terraza. — Estoy en eso cuando de repente pone su mano encima de la mía y me advierte. — Disimuladamente.



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En el texto hay: amor, dinero y poder, dinero y lujos

Editado: 23.11.2021

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