Capítulo 6: UnSub

Luego del show en el lago, debo moverme rápido con mi estimado Max. Me dirijo al cuartito donde lo tengo encerrado y hablo por el intercomunicador.

 ―Maxwell Harrington, 37 años. Multimillonario de la industria de la moda. Acusado de abuso sexual infantil, acoso a modelos, trafico de personas. ¿Y te liberaron por ”falta de pruebas”? Fue conveniente que la casa donde tenían a los testigos explotara, ¿no?  ― me río a través del vidrio falso.

 ―Cuando salga de aquí, te voy a matar con mis propias manos  ― dice en medio de un ataque de rabia pero puedo ver el terror en sus ojos.

 ―Que bueno que no vas a salir, Max.  ― finalizo y largo el somnífero desde el sistema de ventilación como siempre.

Una vez Max está dormido, ingreso al cuarto y lo coloco en mi silla. Está diseñada específicamente para aguantar la fuerza de un hipopótamo, así que es imposible que se libere de las retenciones.

Algo que tienen en común todas mis víctimas, es que ninguna es inocente. Desde pedofilos, hasta asesinos que por tener dinero se salieron con la suya y todo un sin fin enorme de criminales que nunca fueron castigados. Desde que empecé con esta tarea, siempre me centré en los peces gordos primero. Suelo hacer un pez gordo y uno no, para no llamar la atención y que la policía conecte los casos, pero realmente ya no me importa tanto porque pulí tanto mi técnica que es perfecta.

Cuando Max se despierta, ya está en la silla donde su vida va a terminar. Lo primero que veo en sus ojos es rabia, luego entendimiento y finalmente, mi favorita: terror.

 ―Me encantaría que pudieses ver tu cara ahora mismo. ¿Ese miedo que sentis? Eso mismo sintieron todas las personas que pasaron por tus sucias manos.  ― lo veo retorcerse. 

 ―Te voy a matar. Te voy a matar, espera que me libere de esta sillita nomas  ― dice riendo maniaticamente.

 ―Max, Max, Max. ¿Pensas que sos el primero en pasar por esa silla?  ― digo burlona. 

Inmediatamente su cara se desfigura y yo me preparo para comenzar con mi lista mental.

• Pelo
• Uñas
• Dientes
• Huellas dactilares

Luego de un par de horas de tortura, Max dejó de intentar escapar. Normalmente luego de que les arranco la cuarta uña se dan cuenta de que cualquier intento de lucha es totalmente sin sentido. Max aguantó durante 6, lo que es un nuevo record. 

Al finalizar con las huellas, quito el seguro de las ruedas de la silla para llevarlo al cuarto de extracción. Mi acompañante comienza a despertar un poco por el movimiento de los cables.

 ―Buenas noches, bello durmiente  ― digo con sarcasmo.

 ―Por favor…  ― gime mientras lágrimas caen por su cara.

 ―Tus víctimas también te pidieron por favor que pararas  ― sentencio mientras cierro la puerta mientras salgo de la habitación.