Uchū ni taisuru dākudoragon

Capitulo 5: Al otro lado de la oscuridad

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Ambientación: En alguna parte de Luxoria, en el interior de una gran fabrica a orillas de un gran abismo

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En una de las cabinas de prueba de la gigantesca fábrica, un grupo de robots constructores aguardaba, rodeando una estructura cubierta por una lona negra. Sus movimientos mecánicos eran precisos y fríos, mientras luces parpadeantes iluminaban la escena de forma intermitente. La creación oculta bajo la lona parecía ser el centro de toda la atención, un secreto resguardado por el acero y el silencio.

La creación oculta bajo la lona parecía ser el centro de toda la atención, un secreto resguardado por el acero y el silencio

El sonido metálico de una compuerta deslizándose rompió la quietud. Un hombre de cabellera castaña, brazos completamente robóticos y aspecto elegante cruzó el umbral con pasos tranquilos. Vestido con la bata blanca de un científico, su semblante reflejaba tanto orgullo como un control absoluto sobre lo que estaba a punto de revelarse.

-Vaya... no me decepcionaron —dijo con una sonrisa arrogante—. Es un refuerzo verdaderamente imponente.

Uno de los robots que rodeaban la lona se acercó, su voz robótica e imprecisa resonó en la sala.

Uno de los robots que rodeaban la lona se acercó, su voz robótica e imprecisa resonó en la sala

-Buenas tardes, señor Kazuma. Nos complace verlo con tales expectativas. Le prometimos que sería el proyecto más poderoso hasta la fecha —respondió mientras se colocaba al lado de Kazuma—. ¿Desea que retiremos la lona para que vea el fruto de nuestro esfuerzo?

Kazuma, con tono calmado pero lleno de expectativa, respondió: -Claro... quítala de inmediato.

-A sus órdenes, señor —dijo el robot, obediente—.

El robot presionó un botón rojo en su panel, y la lona comenzó a moverse con lentitud, deslizándose hacia arriba. Cada centímetro que se retiraba parecía aumentar el aire de expectación en la sala, y el silencio solo amplificaba el eco mecánico del mecanismo. Kazuma observaba impaciente, sus ojos entrecerrados, como si ya estuviera juzgando el resultado antes de verlo. Justo cuando la lona estaba a punto de retirarse por completo, el mecanismo hizo un sonido abrupto, y la lona fue arrancada de golpe, revelando la figura en la plataforma.

Ante él no había una imponente máquina de guerra ni un ser colosal como Kazuma había esperado. En cambio, lo que quedó al descubierto fue la imagen de un niño, apenas de 1.45 metros, con el mismo cabello castaño que Kazuma. Llevaba una simple camiseta blanca y shorts marrones. No había nada en su apariencia que sugiriera poder o amenaza, nada que indicara que aquel pequeño ser fuera capaz de cumplir los ambiciosos planes que tenía en mente. Era solo un niño.

Kazuma se quedó inmóvil por un momento, su expresión pasando rápidamente de la confusión al desdén

Kazuma se quedó inmóvil por un momento, su expresión pasando rápidamente de la confusión al desdén. Su ceño se frunció profundamente, y en sus ojos se reflejó una mezcla de incredulidad y frustración. Casi con desprecio, escudriñó cada detalle del chico, buscando alguna señal, alguna pista de que no todo era lo que parecía, pero no encontró nada.

-¡Idiotas! ¿Dos años de desarrollo para esto? ¡Un niño! —exclamó con furia contenida—. ¿Dónde está la supuesta "arma" capaz de acelerar nuestra conquista? ¡Pensé que sería un robot gigantesco por el tamaño de la lona!

El robot, ante la evidente molestia de Kazuma, se acercó al niño y, con voz más nerviosa, explicó: -Señor Kazuma, no podrá apreciar de lo que es capaz hasta que lo lleve a las pruebas de combate... Le aseguro que no se decepcionará... —hizo una pausa breve, como si midiera sus palabras—. Además, no encontramos una lona más pequeña...

Kazuma, con la frustración aún evidente, se acercó al niño, que permanecía inmóvil sobre la plataforma. Cruzándose de brazos, lo estudió de arriba abajo.

-¿Qué tiene de especial este "niño"? —preguntó, con un tono cargado de escepticismo—. No veo nada extraordinario.




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