❊Capítulo 2❊

Me fui contentó a mi casa y cuando llegué me tiré en el sofá contemplando el dibujo de su bello rostro. Vacilé unos segundos en si llamarla para volver a escuchar su voz, ya que nos habíamos pasado los números para estar comunicados. Mientras pensaba en si llamarla o no, me llegó una notificación del WhatsApp donde me decía que me habían agregado al grupo de «Última cita del año».

Sonreí.

Esa noche empezamos a bombardear el grupo con preguntas triviales, con bromas acerca de ese día y por supuesto con bromas hacia mí por ser, según ellas, un pintor lo bastante guapo como para dejarme escapar. Al final no hizo falta llamarla porque cada día que pasaba para acercarnos a nuestro encuentro, el grupo siempre estaba activo, aunque me moría de deseos poder hablar con ella en privado, pero una de las reglas en el que la rubia, es decir, Jenny había puesto era la de no hablar en privado hasta aquella noche, que todo lo que había que decir debía de ser en el grupo. Acepté.

No iba a negar que más de una vez me sentí tentado ante la idea de romper las reglas para hacer un intento de enamorarla y ganar más puntos. Sin embargo, esos días fui un buen chico.

Durante esos días supe un poco de la vida de cada una de ellas; Las tres compartían piso en Plaza de España. Sara era una chica que le encantaba tener todo bajo su control, maniaca de la limpieza y estaba saliendo con un tal Gabriel, que siempre lo comparaba con otro Gabriel. Luego de un buen rato me enteré de que se trataba de un personaje de una novela llamada «El infierno de Gabriel» me hizo prometerle que la leería. De Jenny pude darme cuenta que no era la chica superficial, aunque esa era la primera impresión que daba. Era una chica lista, divertida y a la que le gustaba probar cosas diferentes, sobre todo era una mujer muy hiperactiva, y por último, Aitana, mi bella Aitana que resultó ser un pelín gruñona y a la que le gustaba tener la razón, la chica que en un principio me pareció ser la más tímida, resultó ser que de tímida no tenía nada, pero a pesar de eso era una chica alegre, más prudente que las otras dos, y la que siempre pensaba antes de actuar. Parecían buenas personas.

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