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Miércoles 18 de mayo 2022, 9:30 am La clase de francés

Liam y su grupo se encontraban escapándose de su clase de francés, los cuatro estaban en el cubículo para personas discapacitadas en el baño de las chicas. Era irónico teniendo en cuenta de que Úrsula era la única chica del grupo.

Se encontraban entreteniéndose con un juego de cartas que ellos mismos crearon. Fue tan mal creado que ni siquiera tenía un nombre. Pero cumplía su función: Entretenerlos en esas dos horas seguidas de francés.

—Noah, joder.— Hablaba por lo bajo Asael, no podían gritar, no querían ser escuchados.

—¿Qué hice ahora?—

—Hiciste trampa— Murmuró Liam tratando de aguantar la carcajada.

— ¿Qué?, ¡pero le he hecho bien!—

— Mal parece que no— Úrsula se burló.

— Debías haber puesto la de color azul primero.—

— Joder, ¿no podíamos simplemente traer un uno?—

Liam y Úrsula empezaron a reírse.

Pasaban los minutos, lentos y peligrosos, pero ellos no salían de aquel cubículo. Hoy era un día de huelga, el motivo era el precio de los alquileres. Ellos, en principio, apoyarían la huelga. Pero al saber que uno de ellos se olvidó de ella, decidieron ir juntos y saltarse las 2 horas de francés. Por lo que sí, estaban casi solos en el instituto.

— ¿Cuánto queda?— Indagó Azael.

— Hora y cuarto.— Respondió Liam, quien tenía el móvil en la mano. Los otros tres bufaron.

—Deberíamos salir…

— No, Úrsula, podrían meternos en problemas.—

Noah, probablemente tenga razón, es el más razonable entre los cuatro. Y quizá— probablemente— su mejor opción sea quedarse ahí.

*

Estaban demasiado aburridos, aún les quedaba una hora, una larga hora de clase perdida. En este punto ya habían compartido uno de los cuatro lonches, le tocó repartir su merienda a Noah, dándoles a cada uno un cacho de su bocadillo. Siempre dejaban a Úrsula de última, pues su madre casi siempre le preparaba sus meriendas, que claramente le daba bastante de comer.

— El jamón de este bocata sabe a cartón.— Murmuró Asael aún con la boca llena.

— No lo comas entonces— opinó Úrsula—. Dámelo a mí.—

— En tus sueños, preciosa— Asael soltó una risa seca, haciendo rodar los ojos de la pelirroja—. Dije que sabía a cartón, no que no me lo fuese a comer.

— Entonces mejor cállate— se quejó Úrsula—. Si no sabes hacer nada bueno mejor mantente callado.—

Liam y Noah empezaron a reírse, siempre molestaban a Úrsula con Asael, decían que eran un matrimonio disfuncional. Y la verdad, tenían un poco de razón. A pesar de pelear la mayoría del tiempo, Asael cuidaba mucho de Úrsula. Nadie olvidaba el día en el que lo llevaron a dirección por haber insultado y casi golpeado en frente de todos a unos chicos que llamaron otaku a Úrsula por llevar su cabello rojo.

Todos estaban jugando en sus móviles, despreocupados por las consecuencias de evadir clases. Entonces oyeron la puerta del baño abrirse, todos se sobresaltaron al momento, pero después se calmaron al ver unas botas negras dirigirse a un cubículo.

Escucharon el sonido de un encendedor, Noah rodó los ojos. No era un misterio para nadie de que en todos los institutos se fumaba, incluso los maestros lo hacen. Pero sí que es algo fastidioso tener que soportar ese olor.

—¿Podemos irnos?— Susurra Noah en un tono casi inaudible.

Los otros tres negaron a la par. Noah rodó los ojos y se cubrió con el suéter la nariz.

— Joder, Noah— susurró Liam—. Es solo olor a tabaco.

— Es asqueroso.—

— Pero es soportable— Le dijo Úrsula al rubio.

Aquella persona fumaba tranquilamente en el baño, incluso veía algunos videos por internet, y los chicos tuvieron que aguantar las risas un par de veces.

“Cómo hago para que mi perro no arañe mi sofá”
Aguantaron la carcajada.

“El día de hoy veremos lo que como en un día estando de paseo por Londres”
Aguantaban la carcajada.

“¿Prefieres a Pokémon o Dragon Ball?... ¡Pues a Pokémon!”

Aguantaron la risa e incluso se sintieron identificados con el video.

Finalmente, los videos pararon y el olor a tabaco se disipaba, escucharon un pequeño clic metálico que sonaba en el cubículo, suponiendo que era el encendedor, no opinaron al respecto.

Al oír la puerta cerrarse, Asael miró por un orificio y se aseguró de que nadie estuviese ahí, finalmente pudo hablar, con la carcajada contenida habló.

— Yo también prefiero Pokémon…—

Todos empezaron a carcajear y cubrirse la boca para no hacer ruido.

— Tanta burla nos llevará a la ruina— Dijo Úrsula entre carcajadas.

Todo parecía tranquilo, risas, 3 chicos sentados en el suelo intentando trenzar el cabello de su amiga. Pero algo los hizo ponerse de pie.

Escucharon unos gritos por parte de los niños de primero, que son los únicos junto a los de segundo que están de curso completo. Acto seguido, una ráfaga de golpes secos y ensordecedores sonó, junto a esto, más gritos.

Ninguno entendía la situación, no entendían por qué gritaban, que eran esos sonidos— aunque en realidad reconocían muy bien el sonido de unos disparos— No entendían quién puede estar haciendo eso.

— Debemos salir— Murmuró Úrsula algo alterada, Asael se acercó a ella y la abrazó, ella no negó su cercanía y ocultó su rostro en él.

— No es prudente salir ahora, Ulla— Sugirió Liam, quien estaba junto a Noah, observando a través del orificio con la genuina esperanza de ver algo.

Se escucharon más disparos, Úrsula se aferró a Asael y ahogó un jadeo, estaba pálida.

— Hey, Ulla. Calma— Pidieron los tres casi al unísono.

— ¿Pero no os dais cuenta?, ¡están matando a niños afuera, joder!— Chilló Úrsula, Asael la abrazó más fuerte.

— Por esa misma razón no podemos salir aún.

— Noah tiene razón, Ulla. Deberíamos quedarnos.— susurró Liam

A lo lejos se escuchó el grito de un hombre, no se entendía muy bien lo que decía, pero fue callado con otro estruendoso sonido. Úrsula, a este punto, estaba llorando, estaban todos confundidos, todo pasó tan rápido que no tuvieron tiempo de pensar en esto. Por un momento, sintieron la muerte pasarles por la frente.