Última nota

Capítulo 2

—Me da igual lo que pienses y me da igual que no nos conozcamos. Simplemente no encuentro motivos para pedirte perdón.

—¿En serio? Porque cuando te tropiezas con alguien de manera accidental lo menos que puedes hacer es disculparte solo por educación. Cada día mi idea de que el mundo está lleno de gente loca cobra sentido.

No supe que responder ante eso. Lo peor de todo es que no se por qué había reaccionado de esa forma. ¿Pero qué me está pasando? ¿Desde cuando soy así? Soy una tonta. Aún así sigo poniendo mi orgullo por encima de todo, sin ninguna intención de rebajarme.

—¿No dirás nada James?

—¿Pero qué más te digo? Espera como sabes mi...

BIP BIP BIP.

Vale las 7:00. Hora de despertar.

El suceso de el día anterior me ha estado afectando bastante. Al punto de tener que soñar con ello. En ese momento estaba fuera de mis cabales. Traté de analizar la razón de ese comportamiento tan repentino. Pero no hallé respuestas.

El día de ayer fue muy bueno. Igual que cualquier otro. Hasta que eso pasó. La lógica indica que fue una acusación sin sentido de mi parte. A veces soy tan rara que ni yo me entiendo.

Rápidamente me apresuré para darme una ducha y recoger mi cabello en una coleta alta. No servía para lo de socializar pero al menos si para hacerme un peinado decente.

Salí en dirección a la cocina y ahí estaba la Tía Clohe preparando el desayuno:

Chocolate caliente y pan tostado.

Nada mal.

Me senté en una de las sillas de la cocina-comedor para esperar a que ella me serviera.

—Buenos días dormilona.

—Buenos días.—Contesté a su saludo después de soltar un pequeño bostezo.

—¿Va todo bien?—Me preguntó.

—Si, está todo bien. ¿Por qué lo preguntas?

Ahora estaba intrigada. Su pregunta había sonado un poco preocupada. A lo mejor fue que no se creyó del todo la sonrisita nerviosa de ayer y mi afirmación de que las cosas no podrían estar mejor.

Me estaba sintiendo incómoda. No quería que hablaramos de eso. Pero aún así esperé pacientemente a que respondiera mi pregunta.

—Es que...—Empezó a decir—... esta mañana pasé al baño que está justo al lado de tu habitación y sin querer escuché que le gritabas a alguien. Como si estuvieras discutiendo. No se si sería por teléfono o si estabas hablando dormida. No lo sé... y no pienso preguntarte nada que no me incumbe ni que te haga sentir mal. Pero es que sonabas bastante alterada y no quiero tener que preocuparme. Por eso quiero saber si está todo en orden.

Sus palabras salieron disparadas como flechas. Una tras otra. Casi no tomaba tiempo para respirar.

Me quedé en shock. Al parecer me tomé bastante en serio lo de ayer. Lo peor es que la Tía Clohe se estaba preocupando por que al parecer yo había armado todo un escandaloso show mientras dormía.

—Ah, eh eso, si. Eso era... s-solo fue...—Estaba nerviosa. Empecé a balbucear cosas que ni yo entendía. No quería mentirle.-Solo fue una pesadilla. No tiene importancia.

Y no era del todo mentira. Simplemente omití la parte en que esta pesadilla se relacionaba con la vida real.

El corazón me latía muy rápido. La Tía Clohe no dijo nada más pareciendo satisfecha con mi respuesta. Ni siquiera me había dado cuenta de que ya tenía el desayuno servido. Comí lo más rápido que pude con cuidado de no atragantarme.

Terminé de desayunar. Me levanté de esa silla y fui a despedirme de mi tía a toda velocidad. Ya se me está haciendo tarde.

—Brenda se te queda la...

La mochila. Por Dios pero que despiste.

—Ah, ehm, gracias tía. Casi lo olvido. Adiós.

—Adiós, cielo.

Tomé mis cosas y bajé las escaleras rápidamente. Por suerte la Universidad estaba solo a unas 4 o 5 cuadras del edificio.

 

 

***

 

Es una institución inmensa. Debe tener por lo menos unos 5 pisos. Parece bastante antigua. Justo en frente está la estatua de quien parece ser su fundador. En la inscripción dice que es del 1952. El monumento mide unos 2 o 3 metros de altura y es la figura de un hombre con un libro en la mano derecha. 

Según la información que encontré en Internet es de las mejores Universidades del país. Aquí asisiten alrededor de 5000 alumnos.

Es un privilegio poder estar aquí. Tiene un gran Campus. Hay una residencia para los estudiantes que tienen una beca. Veo que tienen distintos clubes, hay una piscina súper grande, una cancha de basquet y mesitas con tableros de ajedrez distribuidas aleatoreamente al aire libre. 

Mucha gente se mueve de un lado para otro desesperadamente como si hubiera llegado el Apocalipsis y fuera el final de los tiempos, y eso me recuerda a...

LAS CLASES.

Ay no, otra vez en el limbo. No se ni cuanto tiempo me queda pero de seguro que es menos del que me gustaría admitir.

No lo pienso dos veces y corro al interior de la gran estructura. Voy subiendo con la mirada perdida en cualquier lado y atravieso por casi cada pasillo que me encuentro.

Mi primera clase es la de música y todavía no se donde queda el salón.

ESO.

La Tía Clohe me había indicado que en la recepción había una especie de mapa por el cual podría guiarme. De no ser así podía haber preguntado a alguien. Pero es que recién lo recuerdo y tengo un pequeñísimo problemita...

ESTOY EN EL ÚLTIMO PISO.

Y por supuesto la recepción está en el primero.

Y aquí no hay elevadores.

Y voy a tener que bajar caminando.

O mejor dicho corriendo.

¡Pues no se diga más!

¡¿Patitas pa' qué las quierooo?!

En mi mente puedo escuchar la voz de un animador en plena carrera.

Y aquí está, con el número 8, Brenda James. Está luchando por tomar la delantera. ¡Miren como corre! Y está arrazando con cada cosa que se interpone en su camin...

—Oh, de verdad lo siento.—Otra vez un choque me devuelve a la realidad.



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En el texto hay: humor, amor, guitarristas

Editado: 18.03.2024

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