Hoy nací.
La joven luna lleno el cielo con su brillo característico.
Normalmente estaría encantado de apreciar tal regalo de la madre tierra pero esta vez, Yo no era el que sentía la luna como algo hermoso si no como la luz en el final del túnel.
Mi piel blanca contrasto con mi ambiente y lugar.
Cerré los ojos para recordar que había sucedido hace unos pocos minutos.
(Retomando el final del capítulo anterior)
Sangre como de una fuente se tratada. Los aventureros sangran normalmente tanto. No, no lo creo yo soy el que sangra tanto.
Aunque en ese momento no podía pensar cosas tan frívolas como esa.
Mi mente se nublo con el dolor masivo que se expandía desde mi estómago y pulmones a todo mi cuerpo.
Y ahí cuando el dolor llegó a todo mi cuerpo paralizado comencé a convulsionar con un calor creciente en mi estómago.
Cuando finalmente las convulsiones se detuvieron, Un shock eléctrico recorrió mi brazo.
Y pronto de mis dedos manchados de sangre, una pequeña corriente eléctrica salió de mi dedo disparada al suelo.
Está vez mi cuerpo no solo detuvo el dolor si no el calor en mi estómago.
Se sustitutuyo por un fuerte calor que cubría mi piel y heridas.
Una sensación ominosa y relajante recorrieron mi piel y heridas.
Mi sentido del peligro se maximizo por unos segundos.
En ese tiempo puede sentir la amenaza.
Dónde está no lo veo está cerca de mi.
Pensé y tan rápido como llego el sentido del peligro y el calor se esfumaron como el viento de la brisa.
Me recosté boca arriba sintiendo como el dolor también se desvanecía.
Ya es de noche, que sorpresa.
Observé la luna, me rasque mi cabello y cuando ví mi mano me sorprendi.
Mi mano anteriormente estaba de un color rojo manchada por la sangre, estaba blanca
Mire mi brazo viendo que mi piel se volvió blanca.
Mi cabello por suerte se mantuvo igual con el color negro característico de mi familia.
(Retomando desde antes)
Con mi heridas curadas y el cansancio habiéndose evaporado de mi cuerpo me levanté mi espada sosteniendo La en mi hombro como de costumbre.
Recogi daga y la enfunde.
Ya listo para partir, ví lo que sea que había comido.
El lobo anteriormente negro azulado se convierto en un gris sucio sin ninguna pista de brillo en el.
En silencio vi al animal culpable de mi situación actual.
¿Que demonios eres? No puedes ser un monstruo eres demasiado normal.
Me agaché al animal cercenado.
"Lo que sea que fueras gracias por ayudarme a vivir"
"Espero que encuentres paz en el más allá"
Con unas oraciones de despedida clave Mint en el cuerpo del animal.
Al hacer esto lentamente comenzó a evaporarse, a diferencia de los anteriores monstruos no sentí ningún aumento de mi fuerza.
"Volveré más tarde y te haré una tumba"
Observé al suelo vacío donde había clavado mi espada, luego de reflexionar por unos minutos desenterre mi espada y la enfunde en mi cintura.
Camine por encima dónde antes estaba el celestial animal en busca de un nuevo destino y dudas que resolver.
En mi camino encontré múltiples bestias muertas por flechas o cercenadas.
Seguí caminando hasta encontrar un rastro de pasos que me dirigieron a un sendero.
"Un camino. Espero que haya un pueblo cerca"
Seguí el sentido del camino observando los árboles fungicos alrededor del camino.
Luego de horas de caminar encontré un carruaje azulado descarrilado.
Al verlo me acerque rápidamente para ver si había alguien.
Para mí sorpresa encontré a alguien, solo que no vivo.
Que peste.
Me asome dentro del carruaje, al observar mire a los restos de una persona con escaso carne en el Solo dejándose ver sus manos que estaba por desintegrarse por el pasar del tiempo.
Que demonios sucedió aquí.
Dije mientras me agarraba mi nariz con fuerza, para tratar de eliminar el olor de mi sistema.
Vi como sus ropas estaban casi intactas y como mantenía un anillo anaranjado en su mano.
"Supongo que ya no lo necesitarás más."
Luego de desvestir el cadaber. Terminé de colocarme su ropa.
Por fin algo de calor.
El cambio entre mis anteriores vestimentas y las actuales era bestiales.
Antes iba a pecho descubierto arriba y abajo con unos pantalones que se convirtieron en shorts Por lo dañaron que estaban sin hablar de que estaban Machado de rojo por la sangre.
Ahora vestía una abrigo negro con hombreras doradas, abajo unos pantalones de color negro azulado con delicados bolsillos a los lados.
También zapatos negros y una túnica marrón que cubría todo hasta mis rodillas.
Finalmente el anillo anaranjado en mi mano.
Tengo suerte de encontrar ropa tan buena de mi talla.
Retomando mi camino observé restos de armas tiradas por el piso.
El olor característico del sulfuro lleno mi nariz, inmediatamente mi ceño se frunció.
Cuando seguí caminando encontré un arco de piedra con un cartel encima. observé el decaído cartel en el arco.