Un Acto Casi Nada Infantil

5

Durante los primeros minutos del trayecto, ambos nos mantuvimos callados. Agradecí el silencio, lo necesario para pensar. La situación parece que va para un único camino: no resolverlo a tiempo. Porque sé que lo conseguiré, de eso no hay duda. El problema es que no cuento con los recursos de antes.

        Quería aprovechar el silencio para ordenar ideas, pero la ciudad no me dio más que para el principio del trayecto. El silencio parece ser una palabra que no existe si vives en la ciudad.

        — ¿Hay algún otro punto del que deba saber?-. Primero me moleste por tener que responder preguntas, aunque después considere que podían ayudarme a ignorar el ruido.

        — Sí, los cuerpos fueron…- el ruido me dificulta el pensar con claridad, lo que hace que me exprese con pausas innecesarias— hallados los días…primero de cada mes.

        Jordi tardo unos minutos en analizar la respuesta, además de que tiene que estar atento de que ningún insensato se le ocurra atravesarse cuando el semáforo está en verde.

        — ¿Crees que lo encontraremos a tiempo?

        — Te responderé…eso después…de mi reunión.

        Esperaba que no hubiera más preguntas, curiosamente parecía que hoy hay más ruido que los otros días en que tuve que salir, pero es posible que también se deba a que tengo más cosas en mi cabeza y poco tiempo para ordenarlas.

        — ¿Qué haremos si no?

        — Nuestro trabajo…habrá terminado- mentí, aunque deseaba que así fuera, el fracaso de no haberla salvado haría que lo buscara hasta mi muerte.

        Las preguntas no ayudaron en nada, tuve que cerrar los ojos tratando de escapar de ese lugar. Oí como Jordi iniciaba otra pregunta, pero luego se quedó callado. Finalmente se dio cuenta del estado en el que voy.

        Casi logré hacer desaparecer el dolor de cabeza, hasta convertirlo en una pequeña punzada. Sentía como el desayuno quería regresar por donde había entrado; respire lento, me concentre en mi respiración. Jordi me dijo que ya nos encontrábamos cerca, eso alivio más el dolor y las nauseas.

        Me esforcé para conseguir darle indicaciones a mi amigo, no fueron nada complicadas. Baje del auto en cuanto se estacionó frente a la cafetería.

        Fue una suerte que casi no hubiera clientes, eso ayudo a que el ruido fuera menor. Todo el escándalo del exterior quedo aislado por las grandes ventanas del establecimiento.

        Revise mi celular para ver la hora, me satisfizo saber que llegue con cinco minutos de anticipación. Tiempo suficiente para pensar en cómo abordar el tema, es necesario conseguirlo todo o tendré que recurrir a métodos más ilegales.

 

Fue una reunión más rápida que la anterior, sin preguntas de la vida personal ni variaciones por el estilo. “Pusimos las cartas sobre la mesa”, eso fue lo que sugirió mi contacto.

        En cuanto se fue, le envié un mensaje a Jordi, no sin antes pelearme con mi celular. Pague la cuenta y espere a que mi amigo llegase. No tardo mucho.

        Lo primero que le pregunte fue si había conseguido el mapa, me respondió que sí. Ya sabía que iba a iniciar con su interrogatorio. Decidí tomar el control del asunto.

        — Tuve que admitir que me encuentro en este asunto, de manera extraoficial- explique, rescatando lo relevante—. No revele que tenemos ciertos aspectos vitales del caso, pero que necesito conseguirlos para encontrar al culpable. Le pedí información que necesito al igual que autorización para revisar lugares, documentos y realizar entrevistas.

        — ¿Qué te respondió?

        — Diré que no fue sencillo, pero que lo conseguí-. Situaciones como esta requieren de tomar riesgos con precios altos a pagar, a veces no hay otra manera de resolverlos.

        — Genial, ahora podemos continuar.

        — Sí, la cuestión es que estás a cargo del caso.

        — ¡¿Qué?!

        — Despidieron a quienes tenían el caso por incompetentes, el gobierno quiere resolver esto a como dé lugar- repetí las palabras que hace unos minutos había escuchado.

        Jordi seguía mirando al frente con los ojos abiertos al igual que su boca. Excepto que tu trabajo sea resolver homicidios, jamás te esperas terminar a cargo de uno. Todavía menos uno que sea doble y con la espera de un tercero.

        — Sé que el riesgo es alto, pero lo tengo cubierto, además es la manera más rápida de resolverlo-. Espero que sirva de justificación—. Por unos días cambiaras de identidad y yo participare como una asesora.

        Jordi seguía sin decirme nada más, aunque no es necesario, la palabra que desea decirme es “loca”. Es una locura, sin duda, pero se necesitan locuras cuando se trata de atrapar otros iguales.

        — Solo promete que es la última vez que metes en algo así.

        — Lo prometo. Tranquilo, en caso de que algo salga mal, simplemente desaparece la persona inventada y tú regresaras a tu vida normal.

        Su semblante se relajó tras explicarle que había un plan de contingencia. Al menos el regresó ya no hizo que mi cabeza quisiera explotar.



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En el texto hay: asesinatos, crimen, detective

Editado: 22.03.2020

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