Un Acto Casi Nada Infantil

15

Una semana después

 

 

— ¿Hasta cuándo dejaras de sentirte culpable?- le pregunté, al verlo sentado en mi sala pensativo.

        — Exactamente cuando tu dejes de sentirte igual.

        — Pero en mis manos quedó la vida de un infante- replique.

        Me senté para relajar la espalda, aunque según el médico que me atendió no encontró nada grave, el dolor, aunque en menor grado, conseguía incomodarme y desgastarme.

        — ¿Es mi correspondencia?- pregunte al ver que Jordi jugaba con los sobres. Asintió y me las entregó.

        — Ya sabes, tuve que recibirlos por ti- dijo con sorna.

        Los analgésicos que me recetaron cumplen con su propósito, pero lamentablemente me producen sueño. Además de que fueron días desgastantes.

        — ¿Siguen sin atraparlo?

        — No, no hay rastro de él.

        — Es listo, lo capte en su mirada- comente, como si no tuviera importancia—. Lo peor de todo es que la madre viniera a verme con su hijo, el niño no sabía nada aún y, a pesar de mi fracaso, me lo agradeció.

        — Cumpliste con tu trabajo, diste con el asesino- trato de consolarme mi amigo.

        — Si hubiera sido más rápida…

        — Y yo más fuerte…

        — No, la culpa es mía y de nadie más. No, déjame hablar. Su único propósito era escapar, de haber querido enfrentarse tal vez hubieras ganado- Jordi me miraba con los ojos vidriosos, llenos de decepción por sí mismo—. Pero de cualquier forma el daño ya estaba hecho, no pude salvarlo, no nada más allá.

        Nos mantuvimos callados, pensando en nuestro gran fracaso a pesar de que descubrí al asesino, que, en realidad, ese era mi trabajo.

        — Sabes, si algo me ha enseñado este caso- interrumpí el silencio—, es que todavía tengo demasiado que aprender, fue infantil creer…

        — Yo diría que estúpido.

        — Bien, fue estúpido creer que ya conocía bien la vida y el comportamiento humano.

        Jordi me miraba con asombro y extrañeza, una sonrisa parecía querer surgir pero terminó siendo una mueca de dolor. A pesar de que su recuperación va más rápido y mejor que la mía, todavía sus moretones están intensos, aunque le pregunte si su rostro había sido lo único afectado y él me respondió afirmativamente, he percibido que se toca el costado derecho con cierta frecuencia.

        — ¿Eso significa que te volverás alguna clase de justiciera?

        — No, significa que le mundo todavía tiene mucho que ofrecerme, y que yo tengo mucho que ofrecer al mundo.

        — ¿Entonces que harás?

        — Primero, invitarte a que me acompañes.

        — Bueno, no sé si sirva para esto, mi rostro lo dice con claridad.

        — Tengo entendido que a las mujeres les gusta eso, hombres de acción.

        Reímos, yo menos que él, la espalda me impide reír demasiado. Di una rápida ojeada a la correspondencia, y me asombre al ver un sobre excesivamente decorado. Las deje de a un lado.

        — ¿Quién te invitó?

        — Nadie- contesté presurosa.

        — Entiendo- hubo un breve silencio, luego Jordi continúo—. Sabes, tal vez sería bueno que hablaras con él, si piensas volver a tus viejas andadas…

        — Lo pensaré- lo ataje, dando el tema por terminado—. ¿Has sabido algo del agente Ramos?

        — No mucho, lo poco que sé es que ya salió del hospital y que ha tramitado su jubilación.

        Me habría gustado visitarlo una última vez, me he preguntado varias veces que hubiera sucedido si no se hubiera encontrado indispuesto para seguir en el caso.

        — ¿Y qué dicen los periódicos?

        — Ya sabes, asombrados porque fue un joven quien lo hizo, la ineptitud de la policía al dejarlo escapar… Por cierto, ¿cómo supiste que era él con tan solo mirarlo?

        — La verdad, fue sencillo, ya nos quedaban pocas opciones y en su mirada podía encontrar cierta frialdad, determinación e inteligencia. Sabes, él contaba con que al final, dieran con él, estaba preparado, por eso no tenía nada de valor, podía dejarlo todo atrás sin preocuparse. Además, estaba espiándonos desde su casa.

        — Y los periódicos también mostraron imágenes de la niña…

        Mi amigo se estremeció con tan solo recordarlo, me alegro de que la oscuridad de ese lugar ocultara el cadáver.

        — Me alegró de que no lo hubieras visto en persona.

        — Yo también. Por cierto, tengo una pregunta más.

        — Sí, supongo cual es.

        Jordi sonrió y puso los ojos en blanca. La verdad, pensé que esa sería su primera pregunta.



#2849 en Detective
#857 en Novela policíaca
#8319 en Joven Adulto

En el texto hay: asesinatos, crimen, detective

Editado: 22.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.