Un acuerdo para amar

Borrachera

Las relaciones son sentimentales o de amistad, en la que existe amor. Aunque a veces suelen terminar, se contentan, regresan y el ciclo se repite hasta que uno opta por acabar con el juego. En el caso de Elmariana esto es una estupidez. Gruñe ante la escandalosa música que rodea el bar.

Sus idiotas amigos lo convencieron de ir, embriagarse en el bar de Spreen. Les grita a sus amigos quienes cantan a todo pulmón. Con las copas encima hace que se callen, debe volver o se perderá en el bosque. Quackity a estado bebiendo como loco desde que su amado Willburt desapareció, dejándolo con el corazón roto.

Luzu fue un amor pasajero que terminó en una batalla que arruinó su amistad. Roier lo acompaña, ya que su comadre lo necesita. Elmariana sigue sin comprender los problemas amorosos de su amigo, aunque debe ser doloroso perder a alguien que te llegó a amar. Al voltear, su amigo Missa duerme en la mesa, no consume alcohol y lo obligaron; a los tres tragos cayó.

Lo único que se escucha en el bar son los sollozos y problemas amorosos. Roier le suplica que ayude a Quackity; quien no ha dejado de tomar e insultar a cada pareja que entra. Spreen cansado les ha ordenado que se vayan o mínimo le bajen el tono.

— ¿Y qué hago?

— ¡No sé!, pero ayúdalo.

— ¿Le digo qué se vaya de puta o qué?

Roier lo mira con odio. Elmariana hace semanas que terminó una relación, que ni sus amigos sabían que tenía. Ataca sabiendo que se ganara un puñetazo. El de lentes se congela, ese día hizo la mayor estupidez...dijo algo que hirió a Foolish. Le reclama, que eso es diferente.

El ambiente es pesado. No solo por las feromonas, sino que las emociones no les permite percatarse de las miradas indiscretas. Para Elmariana lo de Foolish fue un amor pasajero, no es tan grave para terminar vomitando y cantando por un amor de poco interés.

Eso es lo que quiere pensar.

Empuja a Roier, el cual cae en el suelo. Toma los vasos de sus amigos, bebiendo el líquido importando los intentos de que pare. Solo lo hizo para obtener los papeles, eso fue lo que llevó a que su plan se fuera al carajo.

Spreen suspira dejando el vaso en la mesa. Se encamina a sus amigos y les grita que les pague y se vayan de su bar a lo que Roier le pregunta si puede pagar de otra forma. Las mejillas del oso se tiñen de rojo a lo que termina por sacar a patadas. Ya después les cobrará. Las risas de los visitantes lo hacen ocultarse en su oficina.

El grupo de amigos se dispersa, aunque Missa permanecerá en el bar hasta que Spreen vaya a casa. Los restantes se despiden, siendo Quackity el más afectado, Roier lo lleva a su casa, solo hasta que se puede sostener por sí mismo. Gracias al comentario del arácnido ha pensado sobre su ruptura, esas palabras hirientes.

Cuando sus amigos se enteraron fue el día que se encerró en casa y bebió como loco hasta que horas después sus amigos decidieron verlo. Un estado lamentable, botellas en el suelo, objetos tirados y la música a todo lo que daba. Entre lágrimas murmuraba a Foolish algo que no creyeron. Se rieron, pensaban que estaba delirando.

Un omega con su complexión siendo cortejado por un alfa de alto estatus sería una burla para aquellos que deseaban cortejar. No fue hasta que confesó que le terminaron frente a sus amigos, unos angloparlantes que conocía. Aunque al final obtuvo los papeles por compasión. Fue la última vez que se dirigieron la palabra o se vieron. Lo ha evitado por pena y coraje.

— ¡Chinga tu madre!

Las lágrimas regresan. Su animal le exige buscarlo, suplicar, humillarse con tal de volver a tenerlo. Hizo todo bien, le daba obsequios, era romántico en todo los sentidos como cualquier omega. Se detiene, dejando que la briza lo calme. Esta loco, debe ser el alcohol que está hablando por él.

Retoma el camino. Sus movimientos torpes hicieron que su caminata de diez minutos se volvieran de dos horas. Tropiezos por raíces sueltas, piedras, uno que otro esqueleto queriendo cazarlo. Un desastre andante. Se detiene al divisar su hogar...y él. Su omega le obliga a correr, creyendo que es un producto de su cabeza. Una imagen que se niega a borrar. En cambio Foolish gira al sentir la feromonas. Verlo lamentable hace que su alfa le reclame. Sentir los brazos rodear su cuerpo, esa sensación cálida que hace a su corazón bombear.

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Bad mira a su amigo. Su apariencia daba lastima. Sus hermosas construcciones han sufrido un amparo desde hace semanas. Algo le sucede. Esa chispa que cargaba cada que le mostraba sus nuevas creaciones, los planos para la siguiente y esa sonrisa fue desapareciendo hasta el punto de parecer un recuerdo.

Foolish—llama a lo que el dios ignora.

Estando en la punta, centrado en su serpiente. Una magnífica estructura que con el sol refleja una belleza sin igual. Cansado decide subir. Minutos de agonía hasta poder verlo. Le llama siendo ignorado. Cansado le grita a lo que el dios brinca, tan centrado en un bloque que no escuchó a su amigo llamarlo.

¿Has estado todo el día aquí?

Foolish lleva la mano a la nuca mostrando sus dientes. Una confirmación de su falta de atención. Bad lo regaña por no poner su salud encima de su obsesión por las construcciones y simetría.

¿Al menos haz comido? —sus dedos dan masaje a sus cien.

¿Comer?—murmura.

¡¿Por que lo piensas?! —frunce el ceño—. ¡Por dios!, ¡¿qué rayos te ocurre?!

No es nada—murmura—. Solo quiero acabar con mi estructura antes de empezar otra.

— ¡Y para colmo seguirás!

Bad niega cruzando los brazos. Ver al imponente alfa fingir demencia en sus emociones. Que lo haya visto discutir con su ex no fue sorpresa. Ya sabían que el mexicano buscaba los papeles. Coqueteo con todo angloparlante hasta llegar a Foolish quien sin pensarlo entablo una amistad que llevó a una relación que duró unos meses.




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