Canción: (here comes the sun)
**Aria (◕ᴗ◕✿)**
Es un día horrible para mí. Hoy tengo que ir a mi nueva secundaria, y lo peor es que este es mi cuarto año, a punto de salir, y no conozco a nadie. Todos mis amigos están en otra ciudad... Con el traslado de trabajo de mamá, todo cambiará: casa nueva, secundaria nueva, todo nuevo. Aunque nuestra nueva casa no es enorme, tampoco es pequeña; tiene el espacio justo para la privacidad, aunque con un hermano mayor como Adán, esa parte es casi imposible. Para él, fue aún más difícil mudarse, ya que es su último año de preparatoria y lo pasará en un entorno totalmente diferente.
—Niños, bajen ya. Se les hará tarde y no quiero eso en su primer día —dijo mamá desde la sala o la cocina, tal vez.
Antes de salir, me miré por última vez al espejo. Bueno, el uniforme no me queda tan mal como pensaba. Salí del cuarto y fui directo a la cocina a "desayunar"; la verdad, no tenía ni un poco de apetito.
—Muy bien, ¡awww! Qué guapos se ven los dos —dijo mamá. Como siempre, somos los más guapos, pero bueno, es nuestra mamá; claro que nos ve guapos.
—Antes de irme, quiero darles las gracias por comprender este cambio que estamos teniendo. Saben que, como enfermera, a veces pasan estas cosas, aunque no quería que sucediera. Gracias por su comprensión —mamá es siempre muy cariñosa, aunque no pasa tanto tiempo con nosotros. Pero sabemos que siempre está ahí. No podemos hacer más que comprender su trabajo, ya que es el que nos ha sustentado desde que tengo memoria.
—Mamá, no te preocupes por eso. Sabes que estaremos bien y que cuidaré a Aria. Además, aquí hay muchas personas nuevas, así que habrá nuevos amigos —dijo Adán, aunque sabía que lo decía de dientes para afuera. No le gustaba este lugar igual que a mí. No queríamos más amigos; con los antiguos eran suficientes. Aunque claro, le habla a mamá, no a mí.
—Claro, mamá, no tienes de qué preocuparte. Seguro que para el final del día ya tenemos un nuevo grupo de amigos. Además, no es como si fuese el fin del mundo —la verdad, se sintió menos hipócrita en mi mente, porque decirlo en voz alta fue otro nivel.
—Agradezco a Dios por tener hijos como ustedes. Bueno, ahora me tengo que ir. Adán, eres mayor de edad; maneja el coche con cuidado y cuida a tu hermana. Y por favor, no se metan en problemas. Los amo tanto —se acercó a nosotros, nos dio muchos besos en la cabeza y, con unas sonrisas más fingidas que el amor que profesaba tu ex, le repetimos que estábamos bien—. Chao, los quiero. Se cuidan. Hasta la noche.
—Oye, feto mal formado... qué feo te queda el uniforme —dijo Adán con su sonrisa burlona característica luego de que mamá se marchara.
—Cállate, rata. Más te vale que no choquemos, aunque, bueno, la verdad sería una salida... Pensándolo bien, choquemos.
—El auto es muy costoso y las medicinas también. Así que, si calculamos, es demasiado caro que choquemos y nos matemos.
—Ya ni morir te sale gratis —dije entre risas. La verdad, fuera de las bromas de mal gusto que me da enfrente de la gente, nos llevamos bastante bien. Él es mi apoyo. Los dos sufrimos bastante cuando se fue mi papá, hasta el punto que Adán dejó de estudiar un tiempo para trabajar, perdiendo un año. Aunque ahora bromeamos, nos dolió bastante su ausencia.
Salimos en dirección al auto y, con ayuda del GPS, llegamos a la secundaria. Luego de estacionar, una tarea súper difícil (nótese mi sarcasmo), al parecer muchos tenían coches y muy hermosos; hasta creo haber visto un Lamborghini. Al entrar al instituto, lo menos que había eran rostros conocidos o adolescentes amables. Todas las chicas parecían que estaban en su periodo y todas me miraban feo. En cambio, a Adán no le faltaron chicas que le sonrieran o coquetearan. La verdad, Adán no era feo; era alto, con un cuerpo atlético, y tenía una linda sonrisa con hoyuelos igual que yo, aunque al parecer, el rasgo en común predominante era el color ámbar de nuestros ojos, "herencia de mi padre", ya que nuestra mamá tenía los ojos café oscuro.
No piensen que soy una de esas chicas con poca autoestima... para nada. No me creo una chica fea ni de la que nadie se puede enamorar. No tengo un mal cuerpo, me ejercito en casa, y no tengo acné, cosa que agradezco infinitamente. La verdad, he trabajado en mi autoestima y creo que está bien. Digo, tampoco soy narcisista, pero siempre procuro verme lo más decente posible, aunque la mayoría del tiempo prefiero la comodidad.
—Oye, Aria, creo que ya me está gustando esta secundaria —dijo Adán mientras le sonreía a algunas chicas.
Yo, por mi parte, estaba riendo de su cambio de actitud y recibía algunas miradas de los chicos. La verdad, ninguno me gustó, así que seguí mi camino. Nos separamos para ir a nuestras respectivas aulas y, una vez sola, la realidad llegó como un balde de agua fría...
Holi Holi , espero que les guste esta nueva historia y espero su apoyo bendiciones a tod@s💚💚💚
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Editado: 12.09.2024