Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 4

¡Jueves! Santo jueves, hermoso divino. ¿Alguien más escucha las hermosas campanas como yo? Esas que dicen “tin tin viernes viernes ven a mi tin tin” lloro felicidad, lo juro.

Bueno, supongo que se preguntaran que carajos paso desde el lunes. A ver, no pasó muchas cosas..

El lunes conocí al bombón de primo que tiene Emma, es un dios griego, es todo lo que está bien ese chico, se llama Sebastián si no me equivoco. Luego a la tarde fuimos a ver a Savana, gritó, saltó, y se le tiró encima a Ethan para luego quejarse de que se sentía mal, pasamos la tarde viendo películas y preguntándole cosas a Ethan sobre su vida neoyorquina. El martes, resulta ser que comparto algunas clases con Emma, así que me siento con ella, es agradable y graciosa realmente, y ya nos conocemos bastante como que ella vive con su mamá, hermano y primo y que en realidad ella es de México, pero por “x” motivos se tuvieron que mudar a California, San Francisco, y como de costumbre me pregunto toda mi vida, cosa que le conté solamente que vivía con mis padres, mi hermana y mi sobrino de 4 años, que mi abuela murió hace unos meses y aún lamentaba la perdida y que tenía un hermano que vivía en Barcelona. Luego el miércoles fue normal, casual, lo mismo de siempre. Y aquí me tienen, en el santo Jueves hermoso, divino, precioso, amado...

—¡Titi Alma, dice abu que te apule que vas a llega talde a escuelita!—dijo mi sobrino John

Tenía problemas para pronunciar la R, para mi es que aún está chico, pero según mi hermana tiene que ir al fonaudiologo.

—Hola Bestia, esta bien, vamos

Me vi una vez más en el espejo aprobando mi vestuario, unos jeans negros, una blusa azul, mis amadas vans y mi chaqueta de cuero, para luego darle la mano e ir saltando hasta la sala. Donde me despedí con un beso de mi bombón, y agarre mis cosas para irme al instituto

—¡Ya me voy ma!—le grité

—¿No quieres desayunar Alma?

Dios, sabe que no desayuno y me pregunta siempre lo mismo

—¡No mami, gracias, chaito!

Me puse mis auriculares, para así partir hacía el instituto. Iba caminando feliz de la vida, disfrutando de la canción photograph de Ed Sheeran, cuando siento que me tapan los ojos.

Diablos Alma, reacciona, recuerda la primera y única clase que fuiste de defensa personal, golpe en el estómago, pisoton en el pie, giro rápido y puñetazo a la cara o patada en las pelotas.

Mientras recordaba todo eso, lo iba poniendo en práctica. Hasta que le di una piña en la cara, fue que lo reconocí.. Era él..

—Auch —se quejaba mientras se agarraba la nariz

—Idiota, me asustaste—dije dándole un pequeño golpe en el brazo

—Chica agresiva, no te basto con golpearme en la cara, ¿qué además me golpeas en el brazo?—dijo mientras se refregaba en el lugar donde le había golpeado, mientras que con la otra mano se seguía agarrando la nariz

—Perdón, fueron los reflejos—levanté las manos en modo de disculpas

—Está bien, por lo menos te sabes defender, y tienes una buena derecha. ¿Esta hinchada? —dijo mientras me hacia ver su nariz

—No —mentí descaradamente

En realidad, solo quería reírme, parecía Rudolf el reno de Santa Claus, el de la nariz roja

—Digamos que te creo, por cierto… Hola Alma —me dio su sonrisa de.. ¿Galán? Supongo, pero de galán o no, tenía una sonrisa de muerte

—Uh… Eh… Hola —sonreí intentado recordar su nombre.

Mierda mierda, recuerda. Maldita sea mi mala memoria

—¿Y, hacía dónde ibas? —preguntó con una sonrisa al ver que me quedé callada.

¿Se habrá dado cuenta que no lo recuerdo?

—Al Instituto —sonreí incomoda, esto ya se estaba poniendo raro

—¿Es por allá? —preguntó señalando hacía la dirección que caminaba

—Esssteem, si —respondí sin prestar demasiada atención.

¿Rafael? No. ¿Esteban? No tampoco, piensa piensa Alma

—Hola, Tierra llamando al planeta Alma —dijo pasando su mano por mi cara

—Eh, perdón si, ¿me decías? —creo que me sonroje.

No, creo no, estoy segura, me arde la cara además de que ahora él me está sonriendo con diversión.

—Aw cosita, te sonrojaste —si las miradas mataran, él ya estaría quemado y fusilado—tranquila fiera, te decía que ¿si puedo acompañarte?

—Emm… ¿bueno? Pero mira que yo camino en silencio

—No me interesa caminar en silencio a tu lado

No sé por qué, pero ese comentario hizo que sonriera como boba, así que antes que él lo note me cubrí la cara con mi cabello.

Y así fue todo el camino en silencio, aunque no lo crean, no fue incomodo, su presencia era agradable, demasiado para mi gusto, hasta que llegamos a mi Instituto.

—Bueno, llegamos. Fue un placer caminar en silencio a tu lado—me sonrió, cuando estaba por girar para irme, me agarro del brazo—¿En serio no te acuerdas de mi? Porque yo me acuerdo muy bien de ti, y hasta es más, recuerdo que me debes algo—Me sonrió altanero




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