Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 6

Estaba en shock. Acaba de decir… ¿cita? No no, esto NO es una cita.

—No cariño, esto —nos señale— no es una cita. Ir a tomar un helado, no es una cita —afirmé

—Bueno, tranquila —dijo levantando las manos —no es una cita. Pero, vámonos ya ¿si?

—Mm bueno, vamos a la heladería que está cerca de aquí

Estábamos caminando en silencio, pero éste no era el mismo silencio de ésta mañana, éste era entre incomodo y reconfortante, uno extraño. Sí, extraño

—Y… —dijo él para que yo dijera algo, cosa que tampoco funcionó

—Y… —dije imitándolo, a ver si a él se le ocurría algo

—¿Qué pasó chica ruda?, pensé que eras buena dialogando, o por lo menos eso demostraste el día que te conocí —sonrió como si hubiera recordado algo bonito

—Si, pero no se me ocurre nada —dije poniendo mi mano en mi barbilla —A ver, ¿te parece que juguemos al juego de las preguntas hasta que lleguemos a la heladería? —propuse

—¿Juego de las preguntas?

—Así es, cada uno tiene que hacerle al otro máximo 10 preguntas, no se pueden repetir preguntas. O sea, por ejemplo, si yo te digo “¿te gusta el pan?” tu no puedes decirme “Si, ¿y a ti?” porque, o sea, no

—Esta bien —sonrió —Comienza

—A ver —me puse un dedo en la barbilla haciéndome la pensativa —¿Tienes hermanos?

—No, ¿tienes hermanas?

—¡Oye! No valen las mismas preguntas —dije cruzandome de brazos

—No es la misma, tu me preguntaste por hermanos y yo por hermanas, no es lo mismo

—No me simpatizas nadita Samuel —entrecerré los ojos y él soltó una pequeña risa

—Yo se que si nena, ahora responde antes que lleguemos —dijo señalando la heladería

—Sí, tengo una hermana —bufé cruzandome de brazos.

Él solo volvió a reír por lo bajo

Entramos a la heladería, y pedimos nuestros helados. Él de chocolate y yo de crema del cielo. Fue una discusión por quién pagaba, hasta que quedamos en que cada uno se pagaba su helado 

—¿Nos sentamos afuera o aquí? —me preguntó mientras lamia su helado como un niño

Al ver su rostro, solté una pequeña risa, y él me miró confundido

—Ven —le limpié la mancha de helado que tenía en la barbilla, él sólo me miraba —y respondiendo a tu pregunta, afuera, el día está lindo como para estar encerrados

Salimos y nos acomodamos en una mesa quedando frente a frente. Sabía que me tocaba preguntar a mi, pero no sabía qué..

—Em..¿novia?

—Yo sabía que te gustaba —sonrió altanero

—No seas idiota —me reí— solo no sabía que preguntar, anda responde

—No, no tengo novia —estuve por sonreír, hasta que... —pero estoy en algo —sonrió feliz. No se por qué, pero me dio algo en el pecho

—Ay, el tonto enamorado —dije haciendo burla, para disimular ese dolor que sentí, él solo me regalo otra sonrisa aún más grande que la anterior —Ya ya niño enamorado, te toca

—¿Eres de aquí? O sea, ¿nacida y todo en San Francisco? —preguntó curioso

—Soy nacida en Argentina, pero por “x” motivos a los 3 años me vine a vivir aquí —era fácil hablar con él, o eso sentía, podía contarle todo fluidamente y eso qué me cuesta mucho hablar de mi, pero con él no.. —¿Por qué de chocolate, teniendo tantos otros sabores?

Literal, no sabía que preguntarle, ya que las preguntas que quería hacerle no podía, porque él ya las había hecho

—Interesante —dijo mientras asentía con la cabeza— y es fácil, por qué amo el chocolate. ¿A ti te gusta el chocolate?

—Lamento romper tu pobre corazón, pero no, no me gusta —me miró como si fuera un bicho raro

—No puedo creer que me agrades, ser extraño. —dijo con dramatismo

—Ay no seas exagerado, solo no me gusta y ya —de repente le llegó un mensaje, y yo quedé en la historia, o como diría Gabi "en segundo plano" —Esstemm.. Bueno, yo voy al baño, ya vuelvo —Solo asintió con la cabeza

Era mentira, no quería ir al baño, solo quería salir de ese incomodo momento. Me molestó y bastante, que hayamos estado hablando y de un momento a otro yo haya quedado bajo la mesa.

Al llegar al baño sí me dieron ganas de hacer pipi, así que aproveché la situación.

En lo que salía para lavarme las manos, estaba tarareando una canción en español llamada “que te dio él”

No puede ser que un instante lograste olvidar, nuestros momentos en la intimidad —canté bajito en frente del espejo, haciéndome la lady

—Chica, quieres cantar más fuerte para que me pueda concentrar, ¿por favor?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.