Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 8

Llegué a la heladería con John, luego de avisarle por mensaje a mi hermana así no se preocupaba.

Al llegar, no vi a Samuel por ningún lado, así que decidí entrar a pedir nuestros helados. Cuándo entré me llevé la sorpresa de verlo ahí sentado en una mesa con un helado sabor crema de cielo y el otro de chocolate. Al verme se sorprendió, ya que no se imaginaba que iba a llegar con un niño. Agarré la mano de John y nos acercamos a Samuel

—Hola —le sonreí o creo que más bien hice una mueca, no estoy muy segura

—Hola —me saludo incomodo, miró hacía abajo y sonrió —Hola pequeño

—Hola —sonrió tímido John

—Bestia, ¿de qué sabor quieres tu helado? —me agaché a su altura para preguntarle

—¡Vainilla, vainilla! —gritó eufórico

—Bien, quédate un ratito con Samuel ¿si?

Estaba en la fila esperando a comprar el helado, mientras veía como Samuel y John jugaban a piedra, papel o tijeras. Sonreí por la ternura que me generaba esa escena

—¿Es tu novio? —me preguntó una niña de unos 10 años

—No, solo es un amigo —le sonreí

—Es muy guapo, yo qué tu saldría con él. Mi mamá dice que las cosas buenas se aprovechan, se disfrutan, y se gozan… y él es algo bueno y muy bonito —me sonrió sonrojada — bueno, ya me tengo que ir, adiós —se despidió con su mano. Que niña más chula

Ya era mi turno de pedir, así que pedí el helado de vainilla. Volví a la mesa al mismo tiempo que John le contaba como fue un héroe hoy a Samuel

—Bien, ¿vamos al parque que está aquí cerca? —pregunté mientras le daba el helado a John y él asentía con la cabeza efusivamente, mientras Samuel solo se encogía de hombros y se paraba para irnos.

El camino hacia el parque hubiera sido silencioso, de no ser por John que le contaba prácticamente toda su vida a Samuel. Por mi parte no sabía que decir, tengo un mal presentimiento, es como que tengo miedo de hablar por temor a decir algo incorrecto.

Llegamos al parque y automáticamente John se fue a jugar a los columpios con los demás niños. Samuel y yo nos sentimos en una banca cerca, para poder observarlo

—¿Y de qué querías hablar? —pregunté sin mirarlo

—Aunque no lo creas, te tengo confianza, me generas confianza. Así que si me lo permites, quiero hablar de todo y de nada —me agarró la mano. Yo solo vi su mano sobre la mía y suspire

—Vale, ¿y qué sería ese “todo y nada”? —pregunté curiosa

—Pues no se, a ver… ¿No te parece que la vida da muchos giros inesperados? —lo miré sin entender, pero decidí ignorarlo

—La vida te da sorpresas que en serio te toman desprevenida, pero ese es el punto ¿no? —dije mirando como John jugaba con unos niños al escondite

—Si pero, ¿no te dan miedo esos cambios? O es más, la espera de algo, esperar y esperar algo y que no pase, ¿no te da pavor? 

—A ver si entendí lo que quisiste decir. Te refieres cuando estás esperando que algo pase, algo que quieres y sigues y sigues esperando por ello, aunque se te vaya la vida en el proceso y de repente, ¿todo cambie? ¿A eso te refieres? —asintió con la cabeza —Realmente no, porque a veces suceden cosas que no querías y que para nada esperabas, pero que te cambian el panorama y resulta que no puede ocurrir nada mejor, así que no, no me da miedo el cambio, porque podría ser lo más lindo, como lo más feo, aunque no estoy diciendo que no dolerá he, porque igual va a doler, la vida es una maldita perra que goza con el sufrimiento ajeno. ¿Pero a qué viene todo esto Samuel? Si quieres decirme algo, solo dilo y deja tanto rodeo—pregunté harta de sus indirectas

—Sucede que… he estado hablando con Ana, y hablamos de ti, y pues —se tocó la nuca nervioso. Claro, Ana, de eso se trata..

—Al grano Samuel, ni que fuéramos amigos —no entendía por qué me comportaba así

—Ah, que ironía de la vida, yo creí que si lo éramos—y sí lo somos, pensé, pero no se lo pude decir

—Ja. Como si habláramos mucho ¿no? —dije haciéndome la fría

Haciendo parecer que sus palabras no me habían dolido. Sí, es verdad, no hablábamos mucho, pero me había acostumbrado a sus mensajes de sorpresa, a sus charlas sin sentido, a que yo esté mal y que él me levante el ánimo aunque sean por dos minutos. En fin, en un mes, me había acostumbrado a él…

—Es cierto —dijo totalmente serio —Venía a decirte que ya no hablaré contigo, porque MI novia es más importante que cualquiera —dijo remarcando el "mi" como si me importara que tenga novia, lo otro si me dolió, soy una cualquiera para él, auch— ni siquiera sé porque me he tomado el trabajo de venir hasta aquí a decírtelo, si ni siquiera somos amigos. Error mío, lamento interrumpir en tu día —bufo




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