Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 17

—¡¿SUSPENDIDAS?!—gritamos mis padres, la madre de Emma, Emma, Maya y yo

—No griten en mi establecimiento, y sí, así es. Ellas tres, están suspendidas 3 días —dijo la directora

—¿Pero por qué nosotras sí, y ella no? —pregunté enfadada —Yo sólo me defendí de ésta bruja —señalé a Savana que sonreía con satisfacción al igual que sus padres.

Ojalá y sus galletas con crema, les vengan sin la cremita, infelices

—¿Defender? Pero que niña más insolente. La que se defendió fue ella de tus agresividades, ¿le viste la cara, y los brazos? Y pensar que nosotros te recibíamos en nuestra casa cómo si fueras una hija más, insolente e irrespetuosa—dijo la señora Mía, madre de Savana

—A ver señora —dijo mi madre —primero, mi hija no es ninguna insolente y mucho menos irrespetuosa, porque a ustedes no les faltó el respeto en ningún momento. Segundo, tendrían que saber educar a su hija para que deje de insultar a los demás, cosa que al parecer la única insolente es ella. Y tercero, a mi hija no le habla así nunca más —oh si, mi mamá ya sacó sus garras maternales, y mi padre...pues él solo sonreía orgulloso

—Tú no me dices como criar a mi hija —se cruzó de brazos la señora Mia

—Pues dile a tú hija, que no insulte a la mía. Porque por culpa de eso, es que estamos aquí —mi madre repitió la acción de la señora Mía 

—¿Perdón? ¿Decirle la verdad a alguien, es insultar? Estamos aquí, porque tu hija agredió a la mía

—Por que se estaba defendiendo de la agresividad verbal y física de tu hija, no si la ignorancia es de familia además querida, por si no lo sabías decirle algo a alguien despectivamente es insultar. Y tú hija, le dijo gorda a la mía —se cruzó de brazos y piernas, o sea que ya se preparó para destrozar verbalmente a ésta señora, urra por mi mami *di un salto mental*— Ah sí, y no sólo eso, también le dijo la palabra con P, eso que vendría a ser lo que siempre le gritas a tu esposo, ¿cómo es que le dices? —dijo poniéndose la mano en la barbilla —a si si, ya recordé, le dices “Vete con esa pu… de tu secretaria!” pero cariño, que atrasada estás, estamos en el siglo xxi y ahora se le dice amante —mi madre le guiño el ojo —Así que agradecería que le enseñen a su hija a no faltarle el respeto a nadie más, si no quieren que cosas como éstas sucedan. Porque déjeme decirle, que mi hija tuvo mucha paciencia con su hija antes de romperle la nariz. Ahora respecto a usted, señora rectora—ahora miró a la directora — ¿Por qué permite que haya bullying en ésta institución? Y eso no es todo, ¿por qué suspende a quién se defiende y no al agresor? Dígame usted, ¿qué hubiera pasado si mi hija tuviera el autoestima baja? Hay muchos casos cómo éstos, dónde la agredida se daña físicamente y hasta a veces, llegan a casos extremos. No quiero que ésto se repita, ¿está claro? Sino, esta institución, usted y yo, nos veremos en un tribunal —todos la miraban con la boca abierta, menos mi papá, él la miraba con orgullo— Con su permiso señores —se levantó y antes de que se fuera, Maya, Emma y yo nos paramos y empezamos a aplaudirle, dándole una gran ovación.

Mi mamá salió de ahí con una sonrisa de “te gane perra”. Mi padre se paró, se despidió formalmente y salió de ahí también

—Nos vemos el jueves señorita —dijo Maya

Salimos de ahí, junto con la madre de Emma, quién aunque no quisiera aceptarlo tenía ganas de reirse

—Bueno ma, ella es la famosísima Alma Smith. De quien Sam y yo te hemos hablado —¿Samuel habló de mí con su mamá?

—Mucho gusto hija, me han hablado mucho de ti —me sonrió mientras me abrazaba, yo miré a Maya y ella se encogió de hombros

—¿Ah sí? Y.. ¿Cosas buenas o malas? —nos reímos

—Mamá, ¿ya nos podemos ir?

Nos dimos vuelta, y era Samuel quién estaba cruzado de brazos. En eso, llegó Savana y le dio un beso en los labios, para luego agarrarlo de la mano. Emma y Maya hicieron como si estuvieran por devolver, mientras que yo sólo me reía

—Mamá —Samuel se rasco la nuca nervioso —ella es mi, pues ella es..

—Soy su novia, mucho gusto —le sonrió y le tendió la mano

—Ojalá pudiera decir lo mismo —le devolvió la sonrisa y acepto su apretón de manos —Bien chicas, las invito a comer ¿Qué les parece? —se giró hacía Maya y a mi, amo a esta señora ya está dicho

—No mamá —Dijo Samuel totalmente serio —¿Qué pasa si..?

—Tranquilo hijo, no está —le sonrió —¿y bien? ¿Las dejan? —les preguntó a mis padres




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