CAPÍTULO 29

ALMA

Estaba yendo hacía la casa de Samuel, para ayudarlo con el tema de su separación con Savana, aunque siendo sincera, no sé para qué quiere mi ayuda si sólo tiene que quemar esa carta, pero en fin, soy buena amiga así que voy.

Iba escuchando música cuando me choqué con alguien, por suerte pude mantenerme en pie, pero la persona que chocó conmigo se cayó al suelo

—Perdón perdón, iba distraída, lo lamento —dije mientras ayudaba al chico levantarse 

—No pasa nada, yo también iba bastante distraído —me sonrió. Wow, pero wow, es..¿perfecto? Hermoso, divino, lindo, la definición correcta de guapísimo. Le devolví la sonrisa sin saber que hacer exactamente y tratando de evitar haber parecido una idiota —Peter, mucho gusto —me estiró la mano y yo obviamente se la acepté 

—Alma, el gusto es mío 

—Muy bonito nombre, Alma. Bueno, ya me tengo que ir, adiós—se despidió con la mano 

Quiero volvérmelo a encontrar, no se porqué exactamente, pero eso deseo.

Sin prestarle más atención, seguí mi camino hacia la casa de Samuel. 

Cuándo llegué, él ya estaba afuera sentado con lo que al parecer era la carta en sus manos, cuándo me vio llegar se levantó y me dio un cálido abrazo. Le correspondí el abrazo pero me sentía extraña, sentía algo raro en el pecho cómo también en el estomago, y les aseguro que no eran las estúpidas mariposas

—Que bueno que viniste, suena absurdo, pero te aseguro que no podía hacer esto solo —dijo separándose de mi 

—Tranquilo, entiendo —le sonreí y vi la carta en sus manos —amm, ¿puedo..? 

—Si claro, ten —dijo dándome la carta — hasta eso, yo voy a buscar un encendedor espérame aquí, ¿sí? —asentí con la cabeza

Mientras él entraba a su casa, me senté en el cordón de la calle y empecé a leer. 

Ya habían pasado un par de minutos, estaba demasiado metida en la lectura. No podía creer que Samuel fiera así de...intenso

—Listo —me asusté y él se rió— tranquila, solo soy yo 

—Esto es...wow. No tenía idea de que eras así de profundo —dije volviéndome hacia él. 

Me sonrío tímido y se rascó la nuca

—No es nada. Bueno, dime qué tengo que hacer 

Me entregó los fósforos y la carta y yo se los devolví 

—Solo tienes que quemarla, y mientras lo haces, en silencio pensar lo que realmente quieres y deseas para este nuevo cambio —le puse una mano en el hombro

Encendió un fósforo y puso la carta encima de la llama, esta misma se empezó a quemar tan lentamente, cómo si quisiera mostrar todos los recuerdos que tuvieron Samuel y Savana, muy lentamente. 

Ambos veíamos la carta, él con un poco de nostalgia y yo pues, yo solo veía la carta. Una vez que la carta ya era casi inexistente, nos levantamos del suelo y Samuel la apagó con el pie.

Quedamos un rato en silencio, que a mi me pareció incómodo.

—Bueno, creo que mejor me voy—dije con voz suave

Di dos pasos, cuándo Samuel me agarró del brazo y me hizo girar. Al hacerlo, choqué contra él, fue demasiado brusco el giro que terminamos chocando cara con cara y terminamos rozando nuestros labios. Me separé un poco y lo miré a los ojos, ambos tragamos saliva, haciendo que yo mirara como bajaba y subía su nuez de Adán, y él mirara mis labios. Sin darme cuenta, me atrajo hacia él y me beso, sin esperármelo yo también le estaba siguiendo el beso. Era un beso lento y tierno, sin apuro. Nos separamos por la falta de aire, y Samuel colocó su frente con la mía, cuándo abrí los ojos, él todavía los tenía cerrados a los suyos y sonreía, cuándo me di cuenta yo también estaba sonriendo

¿Qué estaba sucediendo exactamente?