Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 31

Estábamos a una semana para qué se acaben las clases y comenzar las vacaciones, el viernes sería el baile de fin de curso así que estaba con May y mi madre comprando ropa. Aunque más bien, ellas estaban intentando convencerme de comprar un vestido. ¿Para qué quisiera yo un vestido, si no iré a ése baile? No tiene sentido. Además, no me gustan los vestidos, me siento incómoda. No tengo un buen cuerpo como para usar vestido, o eso es lo que siempre creí.

Estaba sentada, mientras veía cómo Maya se movía de un lugar a otro, alzando vestidos tras vestidos. Mientras que mi mamá estaba sentada a lado mío, intentando convencerme.

—Mamá no quiero ir, no quiero usar vestido, no. Además, nadie me invitó cómo para ir —bufé

—Alma, deja de ser odiosa, deja de ser tan antisocial. ¿Qué tiene que un chico no te haya invitado? ¿Los necesitas acaso para ir, caminar y bailar? No. Yo sé bien que mi hija es lo suficientemente independiente, cómo para no necesitar que nadie la invite para ir a un baile —sonrió

—¿Entonces para qué quieres que vaya? —dije girándome hacía ella

—¡Porque quiero que salgas hija! Que salgas, tengas amigos, sociabilices. Me preocupa ya que pases tanto tiempo encerrada

—Pero ¿qué? —la miré sin entender— la semana pasada me regañaste porque salí toda la semana y, porque el viernes llegamos tarde con Maya

—Bueno, si, pero es que…

—No mamá —la interrumpí— tienes que entender que no quiero. Si quisiera, tendría amigos, pero no quiero. No me agradan las personas, estoy decepcionada de lo que la sociedad se está convirtiendo, no quiero tener a cualquiera cómo amigos, si los tengo, quiero que sean de verdad y que sepan el significado de amistad. Por ahora, soy feliz con Emma y Maya como amigas. Gracias

Me levanté y me fui hacía Maya, que si bien actuaba cómo loca por lo menos sé que no me hablará tratando de convencerme.

Me empecé a aburrir, así que decidí ver algunos vestidos también, puesto que sola de aquí no quería irme y además porque mi madre me mataría si lo hago, me diría que eso es de mala educación.

Entre vestidos y vestidos, vi uno que, siendo sincera, me encantó, lo amé. Es negro, corto, pero no tanto, creo que me llegaría hasta las rodillas, bastante suelto, tiene una pequeña abertura desde el cuello hasta cerca del pecho, los hombros descubiertos y con mangas.

—¿Te gusta? —me giré, era una de las vendedoras

—Sí, está muy bonito —lo amaba.

Estaba a punto de pagarme la liposucción para comprármelo

—Pruébatelo— me sonrió

—No, no, sé que no me quedaría bien —le di media sonrisa

—¿Cómo lo sabes si no te lo has probado? Anda, ve. Eres una chica muy linda, ¿por qué no te quedaría bien? —se acercó a mí

—Porque, ammm...este..—no me gustaba hablar sobre esto, nunca me sentí cómoda respecto a mi cuerpo

—Querida, he visto gente rellena que se han comprado vestidos y le han quedado hermosos, cómo también he visto gente delgada que los vestidos no eran lo suyo. Hasta que no te lo pruebes, no sabrás si los vestidos te quedan bien o no. No te avergüences por tu cuerpo, es hermoso. Todos los cuerpos son hermosos, nunca lo dudes, ¿sí?

Asentí sonriendo, creo que necesitaba algo así. Alguien que sin saberlo, me diga algo alentador que suba mi poca autoestima.

Me fijé que mi mamá y Maya no me estuvieran viendo, y me metí en uno de los probadores. Cerré la puerta y  me quede viendo frente al espejo con el vestido en la mano. No estaba segura, pero la chica tenía razón. Alguna vez tengo que probarme uno para ver si me quedan o no.

Me lo puse y no es por presumir, pero en serio me quedaba bien, resaltaba mi piel blanca, y hasta me hacía parecer delgada, obviamente no hacía milagros, pero me gustaba lo que veía. Cómo dicen por ahí, esta hecho a mi medida. En eso, tocaron la puerta

—Y, ¿cómo te queda? —preguntó la chica

Abrí la puerta, y salí. Al hacerlo, estaba la vendedora junto con mi madre y Maya

—Wow chica, te doy duro contra el muro, me vuelvo lesbiana por vos, te hago todo menos las tareas bebé —dijo Maya y mi madre la regaño— perdón tía, pero es que en serio se ve hermosa—se giró a verme—más de lo que ya eres —le sonreí, intentando ocultar mi sonrojo

—Ay cariño sí. Te ves bella, compra ese vestido. Entiendo que no quieras ir, pero siquiera cómpralo para usarlo en alguna ocasión. ¿Sí?

Acepté, me gustó cómo me quedó el vestido, así que lo compraré. Creo que empezaré a hacerlo más seguido, a probar cosas nuevas para ver si es lo mío o no.

Ahora había que buscar un vestido para Maya. Bueno, en realidad, sólo ella lo estaba haciendo. Estaba harta ya, mientras que ella no se decidía por cuál. Se había probado como unos ocho vestidos. Así qué, decidí ayudarla a elegir. Iba pasando entre los vestidos, cuando lo vi. Vi la perfección en vestido, un bello vestido largo, el corsé era en corte V, y tenía pedrería plateada o eso aparentaba, mientras que la falda tenía una abertura y era de color salmon claro.




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