Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 33

-¡Almaaaaa! ¡Alma, Alma, Alma! -escuchaba unos gritos por el pasillo.

Iba a salir de mi cuarto para ver qué ocurría, pero al momento de querer abrir la puerta, ésta fue abierta y sea quién sea que la haya abierto, me golpeó en la cabeza.

¡Mierda! Ahora iba a tener un gran hematoma en la frente, puta.

-¡Mierda!-grité desde el suelo viendo quién había sido, y resulta que en la puerta estaban Emma y Maya riéndose a carcajadas -¡puta, las odio! -dije levantándome del suelo

-Ya, ya, perdón. Es que veníamos alteradas porque ya estábamos tarde para arreglarnos y bueno, perdón -dijo Emma aguantando la risa

-Ay ajá. Si vienen para arreglarnos, les digo que van a tener que maquillar ¡el gran hematoma que seguramente me saldrá en la frente! -les grite mientras salía del cuarto y me dirigía al baño

Putas. Zorras. Malditas. Las odio. Me duele mi maldita frente por su culpa, ¡como si tener frente grande no bastara! En mi frente pueden jugar tranquilamente al tenis pared, de tan grande que es. Y ellas, vienen y me golpean dejándome morado.

Entré al baño maldiciendo, y fui hasta el espejo. Si bien no tenía casi nada, tenía rojo y se estaba poniendo un poco morado alrededor. Pero sorprendente casi ni se nota, a como se sintió el golpe pensé que había sido toda la frente. Abrí la ducha y me dispuse a bañarme. Por ese golpe, creo que merezco ser la primera en ducharme, ¿no?. Salí de la ducha ya envuelta en una toalla y me en caminé hacía mi habitación. Al entrar, las muy zorras estaban recreando mi caída, ¡se seguían burlando! Y yo que me sentía mal por haberlas insultado tanto tiempo en mi cabeza.

-Ahí están las toallas y ahí está el baño. Yo ya me duche, ahora vean ustedes quién se ducha primero -dije haciéndome la ofendida

Pasé directamente hacía mi armario para buscar mi vestido y mis zapatos. Era fácil encontrarlos, porque era el único vestido y los únicos zapatos así, elegantes

-¡Wow chica! Que bello vestido-dijo Emma -ya quiero ver cómo te queda -chilló feliz

-Le queda hermoso a la muy condenada. Ya la vieras, casi casi me vuelvo lesbiana por ella -dijo Maya

Logrando que Emma me mirara y moviera las cejas pícaramente, para luego reírnos a carcajadas.

La primera en irse a bañar fue Emma, ya que ella le ganó en piedra papel o tijeras a Maya. Yo estaba sacando todas las cosas femeninas posibles que tenía. Secador de cabello, el poco maquillaje que tengo, plancha de cabello, cremas, y ya, no soy tan femenina así que no sé muy bien lo que usan las demás chicas para ésta ocasión. Cada que yo me alistaba, utilizaba solamente esto, así que creo que está bien.

Me comencé a secar el cabello, mientras Maya sacaba sus cosas. El vestido, los zapatos, su maquillaje y hasta su crema y loción. Bien, ella es igual que yo, así que mucho no me preocupaba o sorprendía. Una vez que Emma salió automáticamente entró Maya, yo estaba terminando de secarme el cabello, mientras veía a Emma hacer el mismo procedimiento que Maya. El vestido de Emma era hermoso, era rojo, de un solo hombro, espalda descubierta y ajustado hasta la cintura, con un cinto de pedrería, y de ahí era suelto. Verdaderamente hermoso, sacó sus zapatos tacón aguja y su maquillaje y crema. Bien, al parecer todas las mujeres solamente utilizan eso en sí, no sé porque imaginaba que utilizaban más cosas la verdad.

Ya había terminado de secar mi cabello, así que le continuó Emma, mientras yo decidí ya irme a cambiar. La verdad, iba a ser la primera vez que me cambiaba delante de otra persona que no sea Maya y me sentía extraña. Como ya dije, me sentía incómoda con mi cuerpo

-Alma, puedes cambiarte sin duda alguna delante mío. Tranquila, no soy lesbiana, no te violare ni nada -dijo Emma entre risas.

Logrando así que salga de mi trance y me de más confianza, a la vez que también me reía

-Es que tengo miedo que una vez que me veas, te vuelvas lesbiana y luego tener que romperte el corazón. Porque cariño, amo el sexo masculino -le dije mientras me ponía una mano en el pecho.

Ambas nos miramos y empezamos a reír

-¿De qué se ríen? -preguntó Maya entrando a la habitación

Ambas negamos con la cabeza y seguimos con lo nuestro. Yo me puse de espaldas a ellas y me puse el vestido, la verdad es que sí tenía algo de vergüenza. Nunca me gustaron mis piernas a pesar de que Derek, Maya y mi familia dijeran que no eran feas, no sé, yo las veía súper gordas y horribles, al igual que mis brazos tampoco me gustaban. Y sé, que seguramente pensarán que si no me gusta mi cuerpo, por qué no hago ejercicio o dieta, pues la verdad, es que una soy muy floja, y lo segundo es que ni yo me entiendo respecto a eso, soy demasiado insegura con mi cuerpo, o sea, conmigo misma, pero sin embargo lo acepto, acepto mi cuerpo tal cuál es, aunque bueno lo acepté cuándo me hacían bullying en la escuela, lo empecé aceptar en la sociedad, y así podía defenderme de los demás, pero me convertí insegura conmigo misma... así que vivía una batalla constante, entre la aceptación de mi cuerpo ante la sociedad, y la inseguridad contra mi misma




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