Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 35

—Alma ven, es nuestra canción —apareció Maya e hizo que nos sobresaltemos y giremos hacía ella. Maya no me dio tiempo a responder, que agarró mi brazo y tiró de él llevándome lejos de dónde estaba con Samuel —luego me agradeces—me susurró

Estábamos bailando con Maya bien sensuales, hasta estábamos haciendo twerk, bueno ¿a quién engaño? Parecíamos focas con ataques epilépticos y hasta podría decir que electrocutadas también, pero en nuestra mente estábamos bailando bien sexy. En eso se acerca Emma moviendo sus caderas y con copas en mano

—Aquí tienen chiquis beibys —dijo dándonos a cada una, una copa. Yo la miré dudosa —Tranquila Almita, lo tuyo es una simple soda, lo de Maya y lo mío si tiene alcohol. Te conozco primor —me guiñó un ojo y siguió moviendo sus caderas. A ella sí le salía de forma sexy

En lo que estábamos bailando, pusieron bachata, exactamente la canción propuesta indecente de Romeo Santos. Y, no es por presumir, pero sé bailar de todo un poco, amo el baile, así que automáticamente empecé a mover mis caderas al compás de la canción, en eso siento unas manos en mi cintura, giré mi cabeza para ver de quién se trataba, y se trataba de Drake. Cómo dije, él baila bien todo, él puede ser bailarín si quiere. Estaba gozando esta canción con él, porque aquí no ponen muchas canciones así, son muy pocas veces y cuándo lo hacen, lo aprovecho a full. Además me encanta, a parte de ser un baile muy movido, es muy sensual. Desprende cosas hermosas de quienes sepan bailarlo, a mi eso no me pasa, pero lo intento.

Una vez que la canción terminó, nos separamos por varios aplausos  y ahí nos dimos cuenta que la mayoría de personas que estaban en el lugar nos estaban observando, creo que la palabra sonrojada me queda corto. Tengo la cara más roja que un tomate seguramente. Y entre esas personas estaban Ethan mirando con tristeza y un toque de confusión. Estoy segura que la confusión era por estar bailando con Drake y la tristeza, porque antes con él bailaba todos estos ritmos, como salsa, merengue, bachata. Luego estaba Savana, ella, bueno ella mira con envidia a todo aquel que le robe el protagonismo, a su lado se encontraba Samuel sorprendido, y luego las chicas que vinieron a mi para seguir bailando

Estaba por ir a bailar con las chicas, cuándo siento que las manos de Drake seguían en mi cintura. Me giro para verlo mejor

—¿Me puedes soltar? Quiero ir a bailar con las chicas —dije señalando a mis espaldas

—Alma, lo siento, perdón en serio, no sé que me sucedió en ese momento, juro que no vuelve a pasar —lo miré a los ojos para ver si mentía, pero no, se notaba que estaba apenado en serio

—Tranquilo, está todo bien —le sonreí —vamos a mover el bote, ven—le agarré de la mano y lo llevé hasta dónde estaban las chicas

Y así terminó el baile, había sido divertido la verdad, luego de eso no volví a ver a Samuel, ni a Savana ni a nada que les relacione. Drake me llevó de regreso a mi casa, me dio un beso en la mejilla y se fue. Hoy fue una noche bastante rara, pero sin duda alguna la repetiría

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¡¿Pero qué mierda?! Me desperté por un gran golpe, resulta que me había caído de la cama. Mierda. Me duele todo. Estaba maldiciendo en el suelo, cuándo escucho una risa proveniente de mi cama ¿Quién es la o él maldito que se ríe de mi desgracia? Me levanté del suelo, y se trataba de John

—¿Tú me tiraste Bestia? —pregunté mientras me cruzaba de brazos. Él sólo se tapó la boca y siguió riendo —Entonces llamaré al monstruo cosquillas—abrió sus ojitos

—¡No titi, no. Al monstruo cosquillas no! —gritó mientras se levantaba de mi cama y salía corriendo, no me quedó otra que ir tras él

Lo estaba persiguiendo, pero el enano sabía escabullirse. Logré atraparlo y lo alcé hasta ponerlo en mi hombro, él sólo se reía a carcajadas y pataleaba, llegué hasta la sala y lo tiré al sofá mientras le hacía cosquillas

—¡Ya titi! —gritaba.

Así que pare, la última vez que le hice tanto tiempo cosquillas se hizo encima y terminé limpiando todo yo, hasta lo tuve que ayudar a bañarse. Así que mejor terminaba con las cosquillas

—Creo que ya fue suficiente castigo—dije riendo y esperando a qué él terminé de reír

John se terminó de reír y se sentó en el sofá, me miró y se tiró a mis brazos abrazándome, esto era raro viniendo de mi peque, ya que siempre soy yo el que lo besa y abraza

—Te etlañe—dijo con su cabecita en mi cuello.

Lo separé de mi para mirarlo a los ojitos

—¿Por qué dices eso peque? —pregunté extrañada

—Polque ya casi no pasas tiempo conmigo —dijo mirando hacía abajo— dede que vino Maya, casi no etas conmigo, no me cuidas. ¿Ya no me quieles titi? —dijo con lágrimas en sus ojos 




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