Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 38

Justo cuando empezaba a desesperarme, tocaron la puerta. Me giré hacia ella diciendo un leve "ocupado". Carajo, ahora no solo estaba con una mancha en mi trasero, sino también iban a pensar que estoy con problemas estomacales de tanto tiempo que estaba metida aquí.

—Alma soy yo—Oh no no, al que menos quería aquí era a Samuel, cualquier otra persona menos él —¿puedo pasar?—si no respondo, se irá ¿no? 

Si, buena idea me dijo Panchita con voz temerosa

—Alma perdón, no me dejó venir hasta aquí sola—dijo Emma. 

Bueno, por lo menos estaba con él 

—Samuel, ahora no es buen momento. Emma entra por favor, pero sola. En serio Samuel, quiero que ella entre sola —dije segura de mi misma, pero con un deje de miedo en la voz 

—Yo solo quiero saber que estas bien, eso es todo—murmuró Samuel 

—Estoy bien, en serio. Ahora vete, por favor —dije impaciente. Escuche unos murmuros y luego unos pasos alejándose, fue en ese momento que veo a Emma entrar por la puerta—¡¿por qué lo trajiste?! —susurré, grité
 
—Tranquila, es que no me dejó alternativa, cuando le dije que era urgente y que necesitaba su auto, me pidió una explicación y le dije que eras tú, que tenías un problema y era gravísimo—la miré exaltada ¡¿por qué dijo eso?! —sí lo se, exageré, pero tal vez así me daba la llave, pero no, me equivoqué, a penas dije eso me preguntó dónde estabas, le dije que en el baño de abajo y salió corriendo hasta aquí, y yo por atrás persiguiéndolo como loca, y no pude hacer más 

—Vale, vale. Lo importante es que pudiste traerme la túnica o cómo se llame esta cosa —dije agarrando la bata de sus manos y poniéndomela 

—Okay, ¿lista?—me preguntó a lo que yo asentí con la cabeza

Ambas abrimos la puerta y sacamos la cabeza, mirando hacía ambos lados, asegurándonos de que no hubiera nadie cerca y no sospecharan nada. Prefiero que piensen que soy lesbiana y que salgo con Emma, a que sepan la verdad o que piensen que tuve una diarrea horrible. Una vez cerciorado el perímetro, salimos como si nada hubiera pasado, yo fui directamente a la puerta de salida prometiéndole antes a Josh que volvería, que solamente no me sentía a gusto con el vestido. Luego de eso, me encaminé hacia la puerta de salida, mientras Emma iba hacía Samuel a pedirle las llaves de su auto, pasaron cinco minutos cuando veo que Samuel se estaba acercando a mi, automáticamente mire atrás de él y estaba Emma pidiéndome disculpas silenciosas
 

 ¡¿Pero qué?! ¡¿Estas de broma dios?! Agh

—¿Qué ocurre? —preguntó Samuel, mirándome con preocupación, una vez que llegó hasta dónde me encontraba 

—Nada, solo no me siento muy a gusto con este vestido y le pedí a Emma que me llevara hasta mi casa para poder cambiarme—le sonreí inocentemente

Él me miró alzando una ceja y luego me echó una mirada de cuerpo completo. Vamos Alma, no te sonrojes, no te incomodes 

—Ya veo el por qué —lo miré intrigada—ese vestido, aunque te queda magnífico, está demasiado corto. ¿Quién se sentiría a gusto con eso? —se cruzó de brazos, todavía evaluándome. ¿Y a éste qué?— Vamos, te llevo—dijo sacando las llaves de su bolsillo y abriendo la puerta para que pasara 

—Oh, no, no es necesario. No quisiera interrumpirte

Le eché una mirada hacia dónde se encontraba Savana, él también se giró hacia ella, volvió su mirada hacia mí y me sonrió levantando los hombros
  
—Tranquila, no se dará cuenta. Ahora vamos—dijo agarrándome la mano y tirando de mí

No soltó mi mano hasta que llegamos a su auto, me sentía mal pero a la vez me sentía tan jodidamente bien agarrada de su mano. Me abrió la puerta del copiloto y entre diciéndole un "gracias" entre susurro, él solo me sonrió y dio la vuelta para subir del lado del conductor. Me sentía incómoda, sentía que hasta estaba manchando la bata. Creo que Samuel se dio cuenta de mi incomodidad

—¿Todo bien? —me preguntó, dándome una mirada de reojo 

—Si, todo bien —sonreí forzosamente
  
—No me digas que, ¿te pongo nerviosa? —me sonrió con un atisbo de picardía 

—¿Qué? —me giré hacia él incrédula y me reí a carcajadas, haciendo que él sonriera—¡Claro que no! ¡Por favor, ¿ponerme nerviosa, tú?! —y exploté en otra sonora carcajada—¡no me hagas reír! —dije limpiándome una lágrima falsa 

—Ja ja, que graciosa. Me muero de la risa —dijo sarcástico, cosa que me hizo reír más —por lo menos rompí la intensidad que había en el ambiente, ¿no?—lo miré con una sonrisa y asentí con la cabeza 

—Claro que si




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